Antonia se fue hace menos de media hora, en realidad se fue tarde puesto que ahora son las 2am, le pedí que cuando llegara me mandará un mensaje para saber que estaba bien.
Luego de que me calmé, empezamos a hablar. Simplemente decidimos ignorar el tema de mi abuela porque sabría que me pondría peor, así que solo le hable acerca de Zac.
Les seré sinceros, si, lo quiero, lo quiero demasiado,pues fue él quien me ayudó, en gran parte, a lidiar con mi pasado - que no ha sido nada fácil - y me sentía mal estando lejos de él, hacía casi un mes nuestra relación había terminado y nunca había sentido tanto dolor al estar lejos de cierta persona, creo que eso solo pasa cuando se va el amor de tu vida, quizás.
<<No seas idiota, si fuera el amor de tú vida, nunca te habría hecho lo que te hizo, deja la ingenuidad, tonta>>
Rodé los ojos, y gruñi en cuánto oí esa voz en mi cabeza, a decir verdad hace mucho tiempo no la escuchaba, no crean que estoy loca, solo qué suelo tener peleas conmigo misma, bueno, en realidad no conmigo misma, las peleas son con Claura,si, entendieron bien, Claura. Fue así como bauticé a la entrometida voz en mi cabeza, es que no se imaginan lo entro...
No acabe mi pensamiento, puesto que mi celular vibró en la mesita que había a un lado de la cama, así que estiré mi brazo y lo tomé, era solo un mensaje de Antonia diciéndome que había llegado y que estaba bien, así que dejé el celular en su sitio y en hice un ovillo en mi cama, para luego, poco a poco, ir quedando dormida.
----------------
Los rayos de sol se colaban por la gran ventana que había en mi habitación y que, desgraciadamente, estaba justo enfrente de mi cama y anoche había olvidado por completo cerrarla.
Me levanté de la cama, di una ducha rápida, tomé un jean y un buzo para dirigirme a la escuela, y, agradecía a los dioses porque solo faltaban 3 días para ir a las vacaciones, solo quería que el tiempo pasará rápido.
Llegue a la escuela, me dirigí a mi casillero y saqué dos libros que necesitaba, sentí mi celular vibrar dos veces, pero no le di importancia. Caminé hacia el salón para la primera clase del día.
El tiempo se pasó volando - gracias a los dioses - pretendía caminar hasta casa, pero cuando iba saliendo del instituto, alcé la vista hacia el frente y vi ese cabello negro que no se podía admirar mucho por la gorra que llevaba puesta, la tez blanca, su cuerpo muy bien torneado, la nariz fina y unas cejas levemente fruncidas, y luego sus ojos, esos ojos tan hipnotizantemente azules con un dejó verdes, que, justo en ese instante se toparon con los míos, le sostuve la mirada unos segundos y justo cuando vi que a grandes zancadas se acercaba a mi baje la cabeza por inercia y cerré los ojos.
Segundos después sentí un frío recorrer mi cuerpo, por mis fosas nasales entró su típica colonia que él sabía que me encantaba tanto. Sentí como puso su mano en mi barbilla y la alzó suavemente en un gesto delicado y cálido y me miró fijamente a los ojos.
Zac...- Logré decir entre balbuceos, era obvio que aún sentía algo por él, y también era demasiado obvio que estaba totalmente perdida en sus ojos.
Nat - Dijo alzando la comisura de sus labios en un intento de sonrisa.
Recobré el aliento y fue cuando la realidad me golpeó de frente, se supone que estoy molesta con él, no debería tenerlo tan jodidamente cerca, así que eché la cabeza a un lado en un movimiento brusco para apartar mi cara de sus manos y retrocedí un paso para así marcar una distancia considerable y entonces hablé.
¿Qué se supone que estás haciendo aquí? - pregunté
Dejé mensajes en tu celular avisándote que te recogería hoy- y fue ahí cuando recordé las veces que mi celular sonó está mañana y me dí una bofetada mental- pero veo que no los viste.
Estaba demasiado ocupada, pero, para que querías verme? - pregunté cruzandome de brazos y entrecerrado los ojos, a lo que el soltó una carcajada - ¿Qué? ¿Qué te parece tan gracioso?
Nat, no actúes a la defensiva, te vez jodidamente graciosa en esa posición, te lo he dicho muchas veces - dijo acercandose a mí y poniendo una mano en mi cintura indicándome que empezara a caminar.
No dije nada, solo lo seguía y no se porqué razón, nos acercamos a su auto, que era un bonito McLaren 570S Color rojo y frene en seco.
¿Qué? Quieres que suba en tu auto? - pregunté con un dejé de molesto a lo que él asintió y abrió la puerta del copiloto - No, no iré a ningún lado contigo.
Pero Nat acompáñame, necesitamos hablar.
¡Qué no! - dije casi gritando - no me subiré a un auto al que quien sabe cuántas zorras has llevado ahí.