Capítulo 9:

https://www.youtube.com/watch?v=_6dbcQaOddk&ab_channel=Traykov

¡Nuevo opening!

♫Siempre vacacionar,

no vencerá a todo el mal,

y si tú,

quieres ser,

un laburante,

¡vencerás!♫

♫Con todo el esfuerzo,

llegaras a vacacionar más,

y si la plata se va,

el gaucho te guiará.♫

♫¡Milo y Kanon X!

¡luz de libertad!

porque si son tus esfuerzos como tus bolsillos,

nadie te parará♫

♫¡Milo y Kanon X!

Jóvenes inexpertos.

¡Milo y Kanon X!

Siempre arañando a fin de mes.

¡Milo y Kanon X!

Unidos por las vacaciones.

¡Milo y Kanon X!

¡Junto a Mu y Aioria!

¡Hasta el final!♫

Narrador: En el anterior capítulo de Milo y Kanon X de vacaciones… Nuestros queridos héroes lograron resolver el misterio gracias a los fuertes desvaríos y deducciones del pequeño detective, Conan Edogawa. Sin embargo, aquel hecho no fue suficiente, porque la verdad no detendría a este príncipe de la corrupción, no obstante, esto no significó que no se manifestaría la persona indicada para evitarlo, y esas personas fueron: Ren (el muerto vivo) y Milei (el economista). Quien sabe de dónde salieron, o cómo llegaron, pero lograron derrotar a Albertitere con su rayo de libertad… ¡VIVA LA LIBERTAD CARAJO! A todo esto, Milo sigue en el inframundo, y después de hacer un trato con Radamantis, se pone en marcha en busca de los dulces más especiales como deliciosos que conoce, aunque en el medio se reencuentra con Máscara de la muerte, quien fue fusilado en un intento del mandatario para hacer que cerrara la geta (cosa que logró apenas), y ahora era el vigilante de esos raros arbustos. ¿Podrán los chicos salir del inframundo? ¿Será que Milo deberá hacer el resto de la historia sin Kanon? ¿Qué habrá pasado con el Geminiano que está más ausente que presente? ¿Comerán perdices al final de la temporada o se perderán las vacaciones? ¡Todo esto y más en el capítulo de hoy!

Y al ritmo clásico de la canción: “bulldog mansion - happy birthday to me”, el Canceriano y Milo empezaron a bailar mientras llenaban sacos con ese famoso chocolate, hasta que Máscara de la muerte se detuvo, ya que se rescató al darse cuenta de que estaba llevando a cabo (nuevamente), actos delictivos, así que miró al tipo que lo mal influenció.

—¡Oye! ¡Deja de hacerte el gil Milo! —le indicó, a lo que el otro dejó de bailar y, lentamente, agarró otro chocolate para meterlo en la bolsa sin el más mínimo remordimiento.

—¿Qué? —respondió a la cara de orto que le mostraba el otro.

—¿Por qué se supone que estás robando toda esa cantidad de chocolates? ¿No habías traído un montón al hotel? —le interrogó, a lo que Milo suspiró y se enderezó dejando la bolsa a un lado.

—Sí, pero el presidente de ese país me lo robó todos; no tienen piedad ni con los extranjeros —dio aviso el Escorpiano—. Pero lo que sea. ¿Vos por qué estás acá haciendo de guardia?

—Uff, la verdad que me mataste con esa pregunta, porque la verdad es que no tengo la más mínima idea, ya que cuando llegué acá ya estaba haciendo esto —declaró el otro rascándose la sien.

—Ah, bueno, no importa mucho tampoco ya —sin que el otro se percatara, Milo ya tenía una barrita de chocolate en la boca; sí… ni en el inframundo podía darse el lujo de que su cuerpo careciera de azúcar.

—Tienes razón, estamos muertos después de todo —resopló el Canceriano sentándose sobre una roca; se le veía abatido.

—No será por mucho tiempo —dijo el otro sacándose el chocolate de la boca y sonriendo con los dientes manchados—. ¡Si conseguimos todos las golosinas que me pidió Radamantis, entonces podremos salir de aquí! —aseguró Milo.

—¿Golosinas? ¿No son las que te estás comiendo? —le preguntó.

—Nop —contestó enseguida.

De repente, y en medio de su conversación, se abrió un portal de forma sorpresiva, viéndose entonces cómo una mano se llevó a rastras del cuello de la armadura a Máscara de la muerte para adentro, quien gritaba desesperado hasta que sus alaridos cesaron una vez el dueño de la dichosa, salió del portal tomando su lugar en el sitio, y ese alguien no era otro que Kanon, quien cerró el mismo detrás de sí.

—… —por un momento ambos se miraron intensamente, hasta que Milo decidió recibirlo amorosamente.

—¡POR QUÉ CERRASTE EL PORTAL! ¡PODRÍAMOS HABERNOS IDO POR AHÍ! —avisó con una intensa ansiedad el Escorpiano.

—¡Cállate! ¡Era un giro necesario en la trama, de otro modo hubieras chupado cámara el resto de lo que quedaba de la temporada! —advirtió con el ceño fruncido.

—Y una vez que sale algo bien… —murmuró para sí Milo—. Bueno, ya imagino que estás informado -w-

—¿Cómo supiste? —levantó una ceja.

—Como si no conociera a la autora… Pero vamos, es mejor que vos seas mi compañero que ese loco que le gusta cortarle la cara a la gente —declaró.