¡Nuevo opening!
♫ Una botella turuturu turu turu
♫ Una botella turuturuuu Una botella turuturuturuuu Una botella ♫
♫ Botellazo Tururururu Botellazo tutututututrruruuuuu Botellazo tururu Botellazo♫
♫ Milo y Kanon turutururu se van de joda tururu se van de joda turururu y se van de joda♫
A la verga todos tururururu a la verga turururu a la verga tutururururu a la verga♫
Si ves dos Milo y Kanon, por favor, no los violes.
Narrador: En el anterior capítulo de Milo y Kanon XX… Nuestros héroes comenzaron la terrible lucha contra Abel, Atenea y Saga, pero no se esperaron que uno a uno sus compañeros terminaran cayendo en las garras del enemigo. Por fortuna, Ladybug y Oliver, se salvaron del último ataque de Apolo, e inmediatamente contra atacaron a los rufianes después de que Saga traicionara a su mujer, usando así un control remoto que trajo a la historia a los fans de los caballeros, y así vencieron a Abel. Finalmente, la paz había sido restablecida, y a nuestros amigos ahora nada más les queda festejar el triunfo con sus sueldos ya restaurados, y que mejor manera de hacerlo que mal gastarlo en una fiesta, pero no en cualquier lado, sino en la casa de Acuario. ¿Hoy veremos la parte más oscura de nuestros personajes? ¿Seremos testigos de una nueva aventura o será más relleno? ¡Todo esto y más en Milo y Kanon XX hoy!
Se escucha una música bien fachera de fondo.
(Soundtemp – Grassado)
Como nadie se había opuesto a la idea de Milo, todos fueron derechito a la casa de Acuario, y una vez allí, los chicos se encontraron con Camus.
—¡Hey refri con patas! ¿Cómo andas? —le saludó Milo mientras se tomaba un batido de fresa con chocolate.
—Hola Frigorífico —saludó también Kanon.
—¿Cómo andas tío? —levantó la mano Aioria.
—What’s up brother? —dijo Mu.
—¿Qué vinieron a pedirme ahora? —entre cerró los ojos Camus mientras estaba cruzado de brazos.
—Tranquilo, hoy no venimos a mangearte, sólo queríamos avisarte que vamos a hacer una fiesta por la recuperación de la economía en Grecia —le avisó Kanon.
—¿Ah sí? ¿Y dónde se hará la fiesta? —preguntó el Acuariano.
—En tu casa amigo, aparte, ahí tenés todos mis chocolates con licor para ponernos bien en pedo —le aseguró Milo.
—¡¿Qué fiesta ni que nada?! ¡Váyanse y no vuelvan! —les gritó Camus.
—Bueno, chicos, ya lo escucharon. Vendremos más tarde con el asado, las papitas y los chisitos —le aseguró Milo.
—¿Pero no acaba de decir que no? —preguntó Mu levantando una ceja.
—¡Hasta Aries tiene mejor oído que tú, Escorpiano del orto! —lo criticó el caballero de la onceava casa.
—¿Qué me quieres hacer el qué? —se puso la mano en la oreja Milo haciéndose el sordo.
—¡Qué te vayas bien a la mierda! —le gritó.
—Ya escucharon, hay que apurarnos —les dijo Milo y abrazó tanto a Kanon como a Aioria.
—Me parece que escuchaste cualquiera —aseguró Mu algo preocupado en lo que se retiraban.
—Ustedes no se preocupen, él puede parecer todo un patán, pero es bien buena onda —mencionó el caballero de Escorpio y luego se dividieron las tareas.
En el caso de Mu, él tendría que entregar las invitaciones, mientras que Leo y Géminis se irían a comprar el asado. Por otro lado, Milo prepararía las cosas para tomar, aunque lo más seguro era que terminara por hacer un coctel de chocolate o algo así.
Por el lado de Mu…
—Rayos… ¿por qué Milo tenía que darme tantas tarjetas? No somos tantos —mencionó el Ariano en lo que caminaba con las invitaciones en mano, pero además, pensaba en la forma de repartirlas. Por ahora sólo estuvo recorriendo las casas, en donde la mayoría de los caballeros del oro las habían aceptado, pero… ¿qué haría ahora con las que sobraban? Mu pensó y pensó hasta que algo por fin se le ocurrió.
—¡Ya sé! —se fue a la terraza del santuario, y desde ahí arrojó las invitaciones, por lo que era seguro que mucha gente vendría a la fiesta esa noche.
Por parte de Aioria y Kanon…
—Deme tres kilos de asado, costillitas, chorizos… etc —el Geminiano estaba haciendo un gran encargue, pero tendrían que traer una carretilla para llevar todo eso.
—Hey Kanon, ¿no crees que es mucho? Sólo vamos a ser los caballeros de oro y posiblemente las enmascaradas vengan —le hizo saber Aioria.
—Vos tranquilo y pela la cartera -w- —le dijo Kanon.
—¿Qué? ¿Pero esto no lo ibas a pagar vos? —le mencionó exaltado el León.
—¿Me viste cara de corralito o qué? —le reprochó el gemelo—. Estoy seguro que vamos a tener que poner el culo si no pagamos, así que apúrate —de mala gana, Aioria terminó pagando por la comida.
Hacemos un giro de 180º y vamos con Milo.
Dentro de una tienda de dulces, Milo estaba comprando toda cantidad de boludeces, pero luego se acordó que debía comprar las bebidas, así que miró a su alrededor, fue entonces que decidió que lo mejor era improvisar, así que tomó una gran cantidad de chocolate con licor (a pesar de que tenía más en la casa de Camus), y los metió también en la canasta, con eso, más algunos juguitos lo mezclaría para obtener una especie de cerveza.