CAPITULO 35 

El Desfile de Alain era un acontecimiento épico en FireWell. Unos lo vivían con mayor fervor que otros. En el caso de Alysson, era un acto sagrado que debía ser celebrado como dictaba la tradición.  La joven había heredado el sentido estricto del deber de su padre. Sus hermanos eran almas libres , irresponsables, que preferían seguir la senda de su madre. A Alysson nunca le había parecido mal que cada cual siguiera su ritmo pero eran tiempos difíciles. Tiempos en los que todos debían hacer piña y  perpetuar la estirpe mágica. Cosas que en apariencia era tan insignificantes, algo como celebrar un día tradicional, cobraban una importancia sin igual. Significaba familia. La familia unida por una misma causa. Un día feliz para celebrar en comuna. 

Pero desde que Mira Luna había llegado a la vida de la familia Spencer las cosas se habían vuelto caóticas. Nada era como antes. Bemus y Bryana se habían convertido en perritos falderos irreconocibles. Nada quedaba del recto Maestre de Fleming o de la estudiante celebre. Sus hermanos habían cambiado y , con ellos, también la vida tal como era antes de mira Luna. Esa idea le perseguía día y noche. Eso, y la cuestión con Antía Woods. ¿Por qué Antía mantenía esas reuniones clandestina con su hermanastro? ¿Qué relación podía unirlos a ambos? No tenía nada claro sobre esta cuestión pero pensaba averiguarlo. Jamás se le resistía un misterio. Alysson había sido la niña dulce e inocente desde siempre. El alma débil, para algunos. Pero nadie conocía su verdadero ser o de lo que era capaz por un bien común. Por una buena causa. O al menos, en su cabeza, para ella lo era.

Encontró a su madre preparando el desayuno. Desde que Cynthia se había retirado del mundo de la televisión y la farándula estaba hecha toda una ama de casa. Algo impensable para muchos. Aunque para Alysson tenía una sola explicación, el bien común. Cynthia se había sacrificado por la familia siempre. A pesar de sus ideas modernas o libertinas. Se había convertido en una famosa espeleóloga, que pasaba la vida lejos de su familia, solo por preservar y proteger al mundo mágico. Por alejar a los curiosos de sus vidas. Por disfrazar la realidad. Con la llegada del nuevo FireWell y con su padre en la dirección de la escuela, y por ende dentro del Consejo, Cynthia había podido ser relegada de sus tareas y vuelto a su hogar. Había sido maravilloso tener a su madre de vuelta otra vez. Y , sin embargo, de nuevo Mira Luna había hecho tambalear todos los cimientos instaurados por su madre. ¿Acaso nadie era consciente del mal común que producía esa chica?  ¿Realmente era tan grave que Abaddon la encontrara? Al fin y al cabo él ya sabía donde estaba Mira. Era cuestión de tiempo que fuera a buscarla si no lo había hecho ya. Entre el profesorado y los prefectos se oían cosas. Se hablaba de más. Pero su familia no le había contado nada. Nunca lo hacían. La seguían tratando como niña. A pesar de todo. A pesar de tanto.

• Cariño- dio su madre desde la puerta del comedor- Tengo que salir. Volveré a medio día.

Era jueves por la mañana. La hora del desayuno. Su madre jamás se perdía un desayuno ¿Dónde iba tan temprano? No se lo preguntó. No habría servido de nada. Pero la tentación de seguirla fue superior a su código del honor. Estaba mal seguir a una madre pero también lo estaba que su madre tuviera secretos. Así que Alysson la siguió discretamente hasta la Casa de la Magía, que venía a hacer las veces de ministerio, y vio como la mujer cogía un portal hacía Lost See. Le sonaba el nombre de aquel lugar, a decir verdad, pero no recordaba por qué. Ni si quiera entendía por qué existía un portal hacía un lugar tan insulso como aquel. El pueblo era pequeño. A penas algunas personas deambulaban por su calles. Su madre se dirigió directamente hacía la cima de una colina bordeada por casas unifamiliares de alto standing y paró en una de ellas como la si hubiera elegido al azar.  Alysson se mantuvo escondida tras unos abetos hasta que su madre traspasó el umbral de la puerta. Fue entonces cuando se acercó hasta uno de los ventanales delanteros para observar lo que sucedía allí dentro. Pero no pudo. Todo se volvió opaco. El interior, simplemente, desapareció.

• Un conjuro translúcido- susurró Alysson.

Pero por qué. Quién había en aquella casa para para que su madre se escabullera hasta allí a escondidas sellando puertas y ventanas. Alysson se dejó caer abatida junto al viejo abeto decidida a esperar a que su madre saliera de aquella casa. Quizás entonces , con suerte, podría descubrir al misterioso huésped. 

• Y si…

Una disparatada idea le rondó la mente. Fue solo un segundo, pero suficiente para hacer que todo se tambalease. Se sintió mareada. ¿Y si su madre tenía una aventura? Quizás estuviera viéndose con alguien a escondidas. Parecía una idea absurda pero a la vez encajaba con todas las evidencias. De cualquier modo tendría que esperar para saber la verdad. No sabía si serían minutos u horas por lo que se acomodó bajo el abeto dispuesta a lo peor. 

Mientras tanto , Cynthia Mins observaba aquella casa como si fuera un museo. Llena de objetos extraños e inservibles que llamaban mucho su atención. Las fotografías que reposaban sobre la chimenea llamaron su atención. Se acercó para verlas desde más cerca. Pudo reconocerla en todas y cada una de ellas. Su rostro inocente. Su brillante pelo. Sus envolventes ojos. No pudo evitar sonreír presa de los recuerdos. 

• Cynthia Mins, que grata sorpresa- dijo una voz tras ella.
• Destiny Beans- contestó Cynthia sonriendo con verdadera satisfacción- Me alegro de verte.
• Yo sí que me alegro. Llevaba mucho tiempo esperándote.

La mujer devolvió la sonrisa a Cynthia con la complicidad que solo los años pueden proporcionar. Años difíciles , sin lugar a duda, pero no tanto como lo que parecía que estaba por venir. El negro horizonte que se ceñía sobre todos ellos.