Cuando se acercan, es cuando soy consciente de nuestras posiciones. Del lado derecho, cerca de las bodegas, estábamos los del norte, dejando un corto espacio de distancia, del lado izquierdo están los sureños. Era un poco extraño todo esto, en un inicio creí que los chicos solo exageraban, pero no fue así.
La cafetería, las clases de química, matemáticas, demonios hasta los baños eran así. Jamás me imaginé la logística tan extraña y hasta ridícula que tenía este lugar, pero no iba a armar problema por esto. Decidí que lo mejor que podía hacer era acoplarme a la jerarquía.
En cuanto la entrenadora los ve llegar, comienza a reclamarles —. ¿Se puede saber el porqué de la tardanza de Cacciatore, Vissoni y compañía?
—Perdone Janice, nos encontrábamos en el aula adelantando nuestras tareas — le dice Jason —. ¿No nos castigará por ser juiciosos y responsables?
—Ahórrese el discurso Vissoni, esas muestras de irresponsabilidad demuestran el poco interés que tiene con la clase...
—Perdone la intromisión Janice, pero aquí tenemos nuestros permisos — interrumpe Skandar, lo que provoca que todos los murmullos se silencien en automático.
Me había acostumbrado a este tipo de situaciones en las semanas que llevaba aquí.
—Démelas Cacciatore — le contesta la entrenadora, en un tono pedante. Revisa los papeles sellados antes de devolvérselos a Skandar —. Hubiera empezado por ahí Vissoni — le dice al pelirrojo entrecerrando los ojos.
—Eso planeaba pero... — empieza Jason.
—Bueno, comencemos — lo interrumpe la entrenadora con su megáfono —. El calentamiento, serán diez vueltas al polideportivo, los necesito en forma, así que prepárense — algunos farfullan en protesta, pero la mujer no les hace caso.
¿Diez vueltas? La entrenadora enloqueció, terminaré en el cielo acompañada de mi ángel de la guardia antes de terminar la cuarta vuelta.
O la tercera.
Diez vueltas, veinte despechadas, abdominales, y cinco series de aeróbicos después, puedo decir que no estoy muerta.
—Esto no es educación física, sino ejecución física — les digo casi sin poder respirar a Edmon y Anni. Me tomó por completo mi botella de agua, lo mismo hacen los chicos.
—Es curioso que digas esa palabra. ¿Sabes cómo le decían cuándo comenzó a dar clases?
—Anni, no tengo la menor idea, el diablo, demonio, ejecutora, tenemos tantas opciones... — le respondo irónica.
—Le decían la castigadora, a pesar de eso la mujer aún no ha sido despedida — me comenta mientras se amarra los cordones de sus tenis.
—A esta mujer la van a enterrar aquí, para ser más específico en uno de los jardines de esta escuela — dice Edmon de repente —, es media hermana de la directora, creo que todos le tienen lástima, he aquí el porqué de tener un carácter tan... difícil.
El sonido del silbato de la entrenadora nos distrae, todos nos acercamos a ella.
—Este año hemos decidido cambiar un poco el orden de la clase, vamos a practicar más los deportes, y el primero será voleibol — puedo oír a varios chicos celebrar, lo que a ellos los regocija, a mí me hará trizas.
—Harán grupos de seis y rotaremos a los equipos a la hora de los partidos, necesito ver como están en cuanto a los movimientos — nos dice, mientras abre la bolsa que trae las pelotas, hace una pausa con mala cara —, ¡y porque me siguen viendo, a formar grupos ahora!
Todos comienzan a agruparse, Anni llama al pequeño Toby y a una chica llamada Sandy a unirse con nosotros, pero aún nos falta uno, algo que la castigadora nota al instante.
—Me imagino que buscarán a un integrante más — nos dice acercándose a nosotros.
—Somos veintinueve, porque Claire no forma parte de la clase — le digo —, entonces está bien si nos quedamos en un grupo de cinco.
—Por supuesto que Henderson no es tomada en cuenta, por eso dije que éramos treinta niña, me recuerda su nombre — me dice echándome un ojo a mi rostro.
—Nataly Sanderson — le digo muy nerviosa —, acabo de ser transferida, antes vivía en Los Ángeles y bueno, ahora...
—No es necesario que me recite su biografía niña, no me interesa — me dice molesta, después la mujer recorre la mirada por todo el rededor —. ¡Alguien sería tan amable de unirse a este equipo! Por favor, véanlo como una obra de caridad.
La clase entera nos voltea a ver, y desde lejos veo como una mano se levanta y Jason Vissoni se acerca a nosotros.
Maravilloso.
El chico trota y pone su mano sobre el hombro de Anni, lo cual provoca que brinque del susto —. Están de suerte chicos, me siento muy altruista hoy.
Oh, como si este día no se pudiera poner peor.
—¿Alguno de ustedes ha jugado al voleibol antes? — es lo primero que nos pregunta, después de que Janice nos indicara en que cancha colocarnos.
—Emm yo tengo un poco de experiencia, en realidad — le dice Anni, desde que el chico se acercó no ha parado de morderse las uñas.
—Con eso me basta. ¿Y los demás? — pregunta al final viéndonos —. Por lo que se puede apreciar, ustedes preferirían estar desenterrando tumbas que estar aquí, ¿verdad?
<<Touche>>
Esperen, ¿Desenterrando tumbas?
—No, pero preferiría estar en la línea trasera, muchas gracias — le responde Edmon.
—¿Y tú, Nataly? — me pregunta con una sonrisa socarrona.
Ni se nota que hace minutos tenías a un chico sangrando amarrado a una columna.
Me tomó un tiempo antes de contestarle, no quiero que mi estúpida boca traicionera me avergüence —. No, jamás he jugado, preferiría quedarme en la línea trasera también.
—Muy bien, entonces quedamos así: tu rubia vas al frente, tu niñito igual — dice mirando al pequeño y larguirucho Toby —, yo iré al centro y bueno el resto atrás, ¿les parece?
—Oye, ni siquiera nos preguntaste a mí y a Sandy si podíamos jugar, es más, ni siquiera te hemos nombrado el líder del equipo — le dice Toby, molesto mientras menea el respectivo balón.