Donovan
La había llamado otra vez por petición de mi madre. Apenas habíamos bajado del auto cuando ella comenzó a insistir por el cafe.
Estábamos entrando a la recepción cuando la vi o me pareció verla, estaba de espaldas a la entrada. Con ese cabello era difícil no reconocerla, en toda mi vida no había conocido a una chica que aun teniendo el cabello sujeto en un moño alto, el largo le llegara a la mitad de los muslos.
—Galia
—¿Si?
—Mira hacia atrás
—¿Qué? ¿De qué estás hablando?
—Solo mira hacia atrás
—¿Por qué tengo que mirar hacia atrás…?
Insistí varias veces para que mirara hacia nosotros y cuando lo hizo, la expresión en su cara reflejaba algo más que sorpresa, veía perturbación, incluso hasta miedo modelarle las facciones.
Me acerqué hasta ella guardando el teléfono dentro del bolsillo de mi pantalón.
—Galia, hola —La saludé, incluso le sonreí, pero no dejaba de verme con el rostro constipado.
—Hola
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Vine a…
—Donovan, cariño —Escuche a mi madre llamarme, ella junto con Jaxon no tardaron en llegar a nosotros. En el momento en que se posó junto a mi, no le despego los ojos de encima —Ay perdón, ¿interrumpo algo?
—No te preocupes, y de hecho Mamá, ella es Galia. Galia, ella es mi madre.
—No puede ser —Dijo mi madre ,asombrada.
Galia rápidamente se frotó la palma de la mano derecha contra la ropa antes de tenderla.
—Gusto en conocerla, señora…
—Ay, por favor, no me digas señora, llamame Angeline —Paso completamente de largo el apretón de manos para abrazarla y dejar un beso en cada mejilla —. No sabes cuanto tiempo espere poder conocerte, Donovan no suele hablar mucho de sus amigos, bueno no habla mucho en general.
—Mamá —La reproche, pero me ignoro.
Jaxon solo se quedaba mirando la escena con una mirada seria. Sabía que él también tenía curiosidad por ella, pero preferiría que mi madre fuera quien encargará de analizarla en voz alta.
—Por dios, mira este cabello —La rodeo, tomando con cuidado un mechón —, es precioso. Y estas enorme —Dio un paso hacia atrás —, pero no te ofendas, linda, esa altura te hace ver imponente y muy elegante, como una modelo, tus padres deben tener muy buena altura.
—Mamá —Volví a insistir.
—Y ve esos ojos, acércate un poco, querida —Le pido mi madre, emocionada. Galia me miró, preguntándome con la mirada si debía hacerlo o no, pero yo solo estaba intentando no morirme de pena cuando la tomo con cuidado de las mejillas —. Ojos color miel, y decias que solo eras amarillos, Donovan.
—Mamá
—Cierto, perdóname —La soltó, dando dos pasos en reversa —. No he dejado que digas ni media palabra.
—No hay cuidado. Encantada de conocerla seño- digo, Angeline —Correspondió el saludo con una sonrisa.
No sé si solo yo lo veía, lograba notar un pequeño hoyuelo en la mejilla derecha.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Pregunté antes de que a mi madre se le ocurriera decir otra cosa.
—Tengo una reunión con recursos humanos.
—¿Trabajarás aquí?
—Algo así. Creo que más bien será sobre explotación laboral sin goce de sueldo. Mi universidad entró en un convenio con varias empresas y de mis dos mejores opciones, tome esta.
—¿Y tu trabajo en la cafetería?
—Justamente de eso quería hablar contigo. ¡Espera, ¿Qué hora es?! —Pregunto algo alterada.
Revise mi reloj.
—Las 07:02
—Perdón, pero me tengo que ir. Tenía la entrevista a las siete en punto.
—Donovan te acompañará —Ofreció la mujer junto a mí, colocándome una mano en el hombro.
—No es necesario.
—¿Sabes dónde está el departamento de RH? —Soltó mi madre con una sonrisa juguetona. Tal vez ella no lo notaba o tal vez sí, pero la punta de las orejas de Galia se estaban poniendo rojas.
—No…
—Pues el si. Donovan acompañala —Paso a dejar su palma en mi espalda, empujándome hacia el frente—. Y será mejor que se vayan ya, estoy segura de que aún pueden atenderte —Le guiño un ojo.
—Gusto en conocerla, Angeline.
—Igualmente, linda.
Mientras nos alejamos, me aseguré de que Jaxon acompañara a mi madre a su oficina.
Aun después de su persistencia por intentar conocerla, como esas llamadas que últimamente me incitaba a hacerle, no tenía la intención de presentarlas de manera formal, ¿Por que? Por que para Galia esta relación no era más que una mera forma de convivencia por transacción, ella preparaba el café y yo guardaba su secreto, aunque el hecho de que ya no trabajaría en la cafetería y comenzará a trabajar aquí hacia que dudara de como serian las cosas de ahora en adelante.
—Me sorprendió verte aquí —Menciono haciéndome espabilar.
—Diría que más bien te dio miedo verme aquí.
—No tenía idea de que trabajaras aquí, claro que me voy a espantar. Ya una vez te encontré fisgoneando en un callejón.
—No estaba fisgoneando. Entre porque comencé a escuchar ruidos raros, ¿y que me encuentro? A una chica tirando el estómago dentro de un contenedor de basura.
Creí que a estas alturas, ese comentario podría habérselo tomado con algo de gracia, pero me equivoque.
—Creí que no volveríamos a tocar el tema —Se ruborizo, fijando su vista en el frente otra vez.
Seguía siendo un punto sensible.
Cuando subimos al ascensor, tuvimos suerte de que se encontrara vacío. Llegue a mirarla de reojo más de dos veces y solo seguía ahí, con la vista oscilando entre el frente y la punta de sus zapatos, pero sobretodo, note como no paraba de frotar la parte trasera de su pierna con el empeine de la otra.
—¿Y cómo es trabajar aquí?
Soltó de la nada.
—¿Eh?
—¿Que si como es trabajar aquí? El ambiente, el trato… Los jefes.
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Editado: 12.05.2024