Mis primeros años en ese hogar no fueron tan malos siempre iban y venían niños de todas las edades, lo malo no era eso, lo malo era cuando te encariñabas con uno de esos niños, ya que su partida dolería demasiado, ahora lo entiendo si hubiera sabido eso cuando viví ahí hubiera sido menos doloroso.
Viví en dicho hogar casi 3 años, mi primer día solo lloraba no quería quedarme, solo quería estar con la familia que me arrebataron, mi nueva oportunidad de vida, a parte para que decir el trato que me dio la tía del hogar, ella me miró y me dijo:
yo solo la mire, me indico con el dedo cual seria mi cama, fui hasta ahí cuando vi que se iba tome una almohada y me escondí bajo la cama, solo podía abrazar la almohada sin decir una palabra, ya no quería que me siguieran gritando, quería solo un poco de silencio.
Al caer la noche se acercaron a mi dos niñas, una llamada Génesis y la otra llamada Digna Rosa, recuerdo a Génesis como una niña mayor por dos años era más alta que yo y que Digna, era muy protectora y amable, por otra parte Digna la recuerdo como una niña muy juguetona, tenía mi edad, era de tes blanca como la leche, con el tiempo recuerdo que le comenzamos a decir gatita, no recuerdo mucho mas de ella. Solo recuerdo que se la llevaron a Italia y nunca nadie volvió a saber de dicha niña que le encantaba jugar y andar de un lado a otro, hasta el día de hoy la recuerdo con lágrimas en los ojos, me separaron de la única amiga que tuve y jamás volví a saber de ella.
Esa noche Génesis se sentó a mí lado y me dijo:
me ayudo a levantarme y luego me ayudo a ponerme la pijama me dijo que mañana me iría a buscar y mostrarme al burro y mi nuevo hogar, me arropo y luego de un beso en la frente se despidió con la mano.