Una, dos, tres, cuatro...
Veintiocho, veintinueve, treinta... Ya perdí la cuenta de cuantas veces mi cuchillo se sumergió en su abdomen, tiñendo mi camisón de un carmesí oscuro y espeso.
Me detuve, sólo porque ya no había más espacio para marcar.
Horas antes, cuando llegó, lo estaba esperando con una deliciosa cena, eso lo sorprendió.
Lo atendí normalmente, incluso lo besé, actué cómo si nada pasara, ni pasó.
Al momento de dormir, después de haber ordenado todo, me dispuse a seducirlo. Saqué de mi armario un sensual camisón corto, uno que él jamás vio.
Bajé las escaleras y lo vi sentado en un pequeño sillón, leyendo algo en su computadora. Al sentir mi presencia, alzó la vista y está demás decir que la sorpresa en sus ojos se podía casi palpar.
Cuando tiré de su mano para que se levantara, envolví mis brazos alrededor de su cuello, mientras él me rodeaba con los suyos por la cintura, diciéndome lo hermosa que me veía.
_ Creí que estabas enojada conmigo – susurró cerca de mis labios.
_Te amo, eres mi esposo, te extrañé. Sé que jamás me engañarías – respondí aún más cerca.
Ni siquiera sé cómo pude soltar esas palabras tan fácilmente, supongo que el rencor en mí me transformó en otra persona.
Lo besé y guie a la habitación, esa que desde hace tiempo dejó de ser nuestra.
Mientras él estaba entretenido con mi cuello, sigilosamente saqué de debajo de la almohada, mi artefacto favorito de cocina, un filoso y letal cuchillo de treinta centímetros, ese que se clavó en medio de su abdomen una vez que lo acosté.
_Te amo – susurró antes de que lo atravesara y sus ojos se abrieran hasta
casi salir de sus cuencas, mirándome con incredulidad.
Que dijera eso, habiéndome engañado, me enfureció más, por lo que una sonrisa malévola se formó en mis labios.
_Ya no creo nada de ti.
Sin más, saqué el cuchillo de su interior para luego volverlo a insertar en su cuerpo, una puñalada tras otra, hasta este momento.
Dije que, si no seguía siendo mío, no sería de nadie más y lo que prometo, cumplo.
De repente sentí unos brazos levantarme de ese frío cuerpo que una vez fue mi amor, ni siquiera me preocupé por mirar quien era el que me sujetaba con fuerza, ni siquiera me dispuse a luchar, ya no me importaba nada. Mi objetivo se cumplió, literalmente me adueñé de su vida...
(...)
👀Me retiro lentamente 👀
#12748 en Otros
#3813 en Relatos cortos
misterio amor y fantasia, misterio romance secretos intriga, misterio amor dolor
Editado: 19.07.2022