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Capítulo 5

Desde entonces estableció una nueva rutina, sus jefes le pusieron un escritorio más grande y en el medio de ambas oficinas, su salario subió mucho más, la verdad ella pensó que sería complicado pero no es así.

Las mismas mañas que tiene el su jefe Eros la tiene también Éber aunque hay una diferencia, Éber me pide bocadillos al principios se la compraba pero este se negó.

Él quería que yo lo haga con mis manos, que le gusta como yo lo preparo, aunque esté apretada de tiempo lo hace, a ella le gusta siempre estar ocupada, además los fines de semana ella lo tiene libre y descansa muy bien.

A pasado cuatro meses desde lo ocurrido, los demás empleados la miran con más odio y envidia, sigue comiendo en la azotea del edificio no negara que a tratado de hacer algún amigo pero todos la juzgan.

Sale de sus pensamientos está atendiendo llamadas, poniendo citas futuras, es lo mismo de siempre solo que ahora es el doble, hoy se le olvidó traer su comida, ayer llegó muy cansada.

Así que tendrá que ir al comedor, al llegar la hora de descanso se levanta y camina hacia la oficina de sus jefes, toca la puerta y entra.

-Sr. Eros ya es hora de almorzar ¿se le ofrece algo?

Eros levanta la cabeza -No, ve y descansa en quince minutos tengo que ir a una reunión -

-Si Sr -hace una reverencia -, pase buenas, por cualquier cosa me llama.

Al salir va directo hacia su otra jefe, toca la puerta y entra -Sr. Éber ya es hora de almuerzo, ¿se le ofrece algo?

Éber está tan sumergido en unos papeles que no se dio cuenta que ella entró - eh, mmm... cuando termines de almorzar y descansar solo tráeme algo, tengo tantos papeles que no creo salí hoy de aquí -dijo con fastidio todos estos documentos lo están poniendo de malas.

Arlet se acerca -Si quiere... lo puedo ayudar y por el almuerzo podemos pedir algo -ofrece.

Éber la mira con un brillo extraño -Muchas gracias.

Arlet le sonríe cálidamente -Pediré algo, ya vengo.

Éber mira como ella sale, agradece a Dios que ella sea tan buena persona, desde que llegó aquí ninguna de sus asistente a hecho las cosas bien solamente acumula más trabajo, pero desde que ella está como su asistente su trabaja está mejor organizado, más limpio, y lo importante no está pasando hambre.

No lo dice por su especie, pero a él le gusta comer bastante y por lo visto ella cocina muy rico, por eso le pidió que trajera bocadillo hecho por ella, se ha convertido en algo muy fundamental para él.

Media hora después Arlet entra a la oficina con comida -Espero que no le incomode, pedí pollo frito con papa es lo más rápido que pude pensar, además mientras esperaba hice un aperitivo para más después, el Sr. Eros llegará más tarde -

-Gracias no importa comida es comida -dijo con una pequeña sonrisa, que es devuelta por ella.

Ambos comen tranquilo, hacen pequeñas bromas entre ellos, descubrieron que tienen muchas cosas en común, eso a Éber le fascina desde que tiene cinco meses conociéndola siempre han establecido conversaciones agradables entre ellos.

Al terminar de comer ambos se ponen a trabajar, Arlet se dio cuenta que los papeles que tiene tan estresado a su jefe son un poco preocupantes.

-Sr usted se dio cuenta que falta mucho dinero verdad... yo no soy experta en contabilidad pero es muy claro que las cifras no cuadran.

Éber suspira, pone ambas manos en sus frente y la masajea -Lo sé no encontró dónde está la falla -se sienta derecho -, el que hizo esto no quiere ser descubierto... aunque no sabe que se está revisando -

La mira ella a demostrado ser alguien eficiente, además a hecho trabajo que no le corresponde así aliviando un poco el trabajo de ambos hermanos -Muchas cosas en esta sucursal está pasando falta de fondos, personal sin capacidad para los puestos, abuso de poder entre muchas cosas más -

-Si fuera solo aquí -murmura por lo bajo Arlet.

Pero Éber la había escuchado aún así no dice nada él y su hermano junto a otros a estado investigando la tierra y cada vez están encontrando cosas despreciables.

Ambos siguen trabajando, cada vez más están encontrando más fallas, Arlet no puede creer cómo está empresa aún está en pie con el dinero que falta ni se anima a pensar en la cantidad robada.

Después de tres ahora aún siguen sumergidos en los papeles hasta se le unión Eros, quien no está para nada contento con lo que está pasando, no se dieron cuenta pero la noche cayó y ellos aún están sumergidos.

Hasta que el estómago de Éber hizo acto de presencia, sus mejillas tomaron un color rosado por la vergüenza -Lo siento.

Arlet y Eros se ríen, ella mira la hora y se sorprende -Señores son las ocho de la noche, lo mejor sería descansar y seguir mañana -

Ambos hermanos confirman que es lo mejor. Arlet sale de la oficina antes se despide de ellos, toma sus cosas hace un pequeño puchero al ver que el bus ya pasó y el último aún le quedan unos quince minutos.

No quiere tomar un taxi la verdad no confía mucho, últimamente ese transporte se ha vuelto complicado, ha habido muchas denuncias, secuestro, violaciones entre otros.

Ya este planeta no es seguro para nadie, suspira y toma asiento en la área de espera no le queda de otra que esperar el siguiente.

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-

Tengo hambre.

Eros buja -Lo sé tu estómago lo está avisando a cada rato.

Un pequeño puchero aparece -Quiero comida de Arlet... crees que cuando nos vayamos podemos llevarla con nosotros... y no lo digo por la comida - su hermano mayor lo mira -, ella me gusta Eros nunca me he sentido tan cómodo con alguien -

-Ella también me gusta hermano... pero sabes bien que cuando nos apareamos o tenemos parejas nos tiene que aceptar a los dos -comienzan a caminar -, estas personas no piensa igual y... nosotros cuando nos entregamos es hasta la muerte ellos no son así, aunque se que algunos se aman de verdad -

Éber no dice nada solo se queda pensando en lo que dijo su hermano, ambos se montan en el coche y su hermano mayor comienza a conducir, al salir de la empresa nota que ella aún no se ha ido.