No pienso en ti porque sea una necesidad de querer pensar en algo.
Pienso en ti porque me gusta hacerlo.
Pienso en ti de forma involuntaria.
Pienso en ti porque es lo mejor que se hacer además de quererte.
Pensar en ti en las mañanas es como beber una tibia y dulce taza de café, calienta mi cuerpo y despierta mi mente para seguir haciéndolo durante el día, hasta caer la noche.
Pues en las noches no solo basta con pensarte, de noche me sincero, donde pensarte se vuelve admiración, crecen los deseos, los sueños contigo se vuelven vividos, placenteros, llenos de felicidad.
Eres armonía, eres equilibrio.