En secreto, al velo de la madrugada dos esmeraldas transgredieron mi alma, destellantes como relámpagos ardientes, confuso vislumbre un arduo camino hacia su sonrisa, convirtiéndose en un acto reiterativo.
Sus ojos me pedían rebasar una y otra vez hasta llegar a lo que mi alma desarraigada se negaba. Basto verla una vez para entender.
Limpiar mi alma, decir adiós al pasado, seguir y dejar que siga. Mi corazón aun late, mis ojos aun se llenan de luz por las mañanas, respiro con vigor, y aun sigo descubriendo hermosas canciones por entonar.
Mi memoria cargada de recuerdos, mi presente me libera de lo ajeno, que gusto que el arte este en el salir, caminar, observar, admirar, soñar, amar y avanzar.
Quien por ti no de todo su imperfecto ser, tampoco se hará merecedor de tu error ser.