Mis poemas y unas cervezas.

El infame.

El miedo consumió la magia que mantenía tibia tu memoria, que abrigaba el latido de tu corazón al pensar en mi. Agobio esas ganas de que tu mirada se entregara a mi.

Y si te confesara que el brillo incandescente vivo de tus ojos sigue devorando mi alma, reflejando determinación en los míos, despertando en mi mil y un deseos de quererte.

He querido que me quieras a tu lado en esta y todas mis vidas. Quiero tus ojos desbordantes de poesía, floreciendo en mi un hombre tenaz.

Extraño tus suaves y delgados labios, rosa en las mañanas y carmesí en las noches, que impregnaron cada rincón de mi. Ahora no pienso en ti, y lo extraño, no estas en mi mente por las mañanas, y lo extraño. Intente cocinar y fracase.

Carezco de inspiración desde que deje pensar en ti. Aprendí amarme en silencio. Aprendí amar el vació de mi cama. Aprendí a cantar a escuchar y sonreír por las mañanas. Mi corazón se redujo, mi alma se hizo grande y mi mente inalcanzable e incomprensible, mis ojos un vacío inmenso y así me amo.



#36260 en Novela romántica
#23385 en Otros
#6982 en Relatos cortos

En el texto hay: poemas, poemas a la vida, poemas confesiones

Editado: 24.11.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.