Lunes, 22 de Febrero, 02:21 am

    Es de madrugada y, de alguna u otra manera, no quiero conciliar el sueño. Es bastante raro poder dormir y, aún así, no querer hacerlo.

   Es cierto, me quedé pensando en lo que te escribí la última vez. Y de alguna u otra manera recordé una película. Justo el diálogo de un chico hacía una señora que estaba buscando medios para implantes de óvulos con espermatozoides de forma artificial (sinceramente, no recuerdo como se denominaba formalmente). En fin, la señora estaba en duda de hacerlo, porque deseaba tener un hijo de su sangre, pero salía caro, y ella era una señora de una edad un tanto avanzada. Mientras tanto, el chico le dijo:

   "Yo tuve una madre, que vivía en las calles, y un padre que lo vi algunas veces por el barrio, además de hermanos con quiénes jugaba, pero que poco a poco se fueron, mientras otros se quedaron. La verdad es que no tuve una sola madre o un solo padre, porque ellos fueron personas que conocí en la vida y que me marcaron en la misma; ellos me guiaron y actuaron como si fueran mis padres. Fueron quienes me ayudaron a ser como soy. Es por eso que tu hijo no necesita ser de tu sangre, sino de tu corazón."

   Obviamente, no recuerdo si fue especificamente así lo que realmente dijo, pero la moraleja principal sigue presente.

   Padres, madres o hermanos, ellos tienen que llegar a tu corazón para serlo realmente. No hay que encerrarse en los hechos, porque nosotros somos seres racionales, sí, con la única diferencia de que poseemos sentimientos, y eso hace que nos influenciemos unos a otros.

   Yo tengo un hermano, y también tuve tres hermanas, mis tres mejores amigas. Puede que no me acompañen desde mi nacimiento (como mi querido hermano, Bruno) pero lo hacen desde hace años y me marcaron como si fueran mis verdaderas hermanas. Quién sabe, capaz en unos años me separe de Bruno, y termine formando una familia de corazón con mis amigas, o quizás no. 

   También, esa profesora que me daba historia en la secundaria, ella fue una madre por un momento. Cómo olvidar cuando estaba pasando por aquellos años terribles y ella, quien se preocupó, me llamó a la sala de profesores para charlar. Su presencia fue un sustento y sus charlas fueron un apoyo. El aroma a cigarrillo que a veces tenía y el entusiasmo con el que daba las clases, son cosas que quedaron marcadas en mi corazón, es por eso que nunca la voy a olvidar.

   Ah, cómo olvidar el aroma a cigarrillo. Fue por el 2014, en la que cada mañana se sentía el olor a cigarro que venía de la cocina. Pero, por la noche se sentía del patio, eran ellos, mi padre y mi tío, fumando. 

   Realmente, no sé si fue por ellos que ahora el cigarro en un chico me resulta sumamente atractivo ¿serán detalles psicológicos?. Porque, según algunas páginas o datos psicológicos, las personas solemos tomar de referencia nuestras figuras de sexo opuesto, mas cercanos a nosotros, para buscar pareja (en realidad depende de cada caso), pero, por ejemplo, yo podría tomar como figura masculina, a mi padre, a mi tío o a mi hermano, por lo tanto buscaría como novio a alguien parecido a alguno de ellos. ¿Será por eso que me encantan los chicos que fuman? Que cosa extraña, a pesar de que es algo que perjudica la salud.

   ¡Ja! Como olvidar a mi tío, Lito. Él es el perfecto ejemplo de lo perjudicial que es el cigarro. Pobre Lito, él murió por la madrugada el 10 de agosto de 2016, en la parte delantera de nuestra casa. Recuerdo ese día, era el cumpleaños de mi padre. Lo último que hizo Lito fue desearle un feliz cumpleaños a su hermano, después de eso, le dijo que no podia respirar y murió por paro respiratorio. Ese día, yo estaba durmiendo en la casa de mí padre, mientras que mí hermano estaba en la casa de mamá. Sí, yo me desperté por los gritos desesperados de mí padre al teléfono, él estaba llorando tratando de que la ambulancia venga. Bajé y lo vi totalmente fuera de sí, lo unico que me dijo fue:

   "No salgas, es Lito, no puede respirar."

   Poniéndome nerviosa, no le hice caso e igual fui afuera. Mí pobre tío, después de tantos años fumando, al fin encontró lo que buscaba: la muerte.