El despertador ya había sonado un par de veces, los minutos cada vez eran más notorios, justo volvió a sonar el despertador cuarto para las siete de la mañana, el dolor de cabeza era insoportable, y las náuseas consecutivas me obligaron a devolver todo aquello que estaba dentro de mi estómago, el buzón estaba lleno de mensajes eran de David, intente no contestarle era un reto, pero el vómito me obligaba a permanecer en el sanitario.
¿Estas despierta? ¿Estas bien?... los mensajes seguían saturando el buzón.
Mariana la sirvienta estaba tocando a mi puerta lo que me hizo levantarme del suelo lo más pronto posible.
—Señorita Devane, ya esta despierta llegara tarde a la escuela, —en voz baja Mariana llamo detrás de la puerta.
—Estoy despierta Marianita, gracias por preocuparte —Me dirigí a ella mostrando autoridad.
—Esta mañana quiere que le prepare el desayuno. —de nuevo lanzo otra pregunta.
Me estaba colmando la poca paciencia que había dentro de mi pero el dolor de cabeza seguía no paraba.
—Gracias Mariana, pero no apetezco desayunar esta mañana, te puedes retirar debo alistarme.
—Con permiso señorita me retiro, si se le ofrece algo puede llamarme estaré al pendiente o si cambia de opinión…—Se despidió antes de marcharse.
Maldito día no podía ser peor David no dejaba de saturar el buzón de los mensajes, pretende ser atento, pero ambos sabemos que su compromiso con Susan es comprometedor, me dije a mis misma.
Me apresure a ducharme y tomar el ridículo uniforme que nos imponía dirección general, el agua caliente resbalaba sobre mi cuerpo pequeños momentos de gloria.
De nuevo el móvil no paraba de sonar era Marie diciendo que sus padres le han descubierto la hora de llegada de esta madrugada.
De que podría preocuparse sus padres, así como los míos todo el tiempo están fuera. Deslice el bloqueador de la pantalla para ver que quería la rubia.
Devane les he dicho a mis padres que me he quedado contigo a una pijamada, debes salvarme el pellejo…
Como siempre debía ser yo quien la salvara de los castigos de sus padres, no podía reusarme es mi única amiga que soporta mi actitud y mis momentos depresivos.
Deva amiga puedes pasar por mí, mi padre me ha quitado las llaves de mi coche, por favor no tardes, te quiero besos
Otro mensaje de la rubia, y el maldito dolor de cabeza me estaba matando, me apresure a coger mis cosas lo más rápido.
—Tu madre ha llamado, le he dicho que estabas en la ducha. —dijo Mariana.
—Has hecho bien Marianita —¿Dónde están las llaves de mi camioneta? —Pregunte con una cara de horror no podía evitarlo este malestar me estaba matando.
—En un momento te las traigo, no quieres que el chofer te lleve a la escuela. —De nuevo mostraba inquietud con respecto a mi rostro pálido y mal humorado.
—Estoy bien para conducir, ¿Puedes traer las llaves?... Gracias. —segundos le tomo ir por las llaves y dejarlas justo sobre la mesa.
No tuve ni siquiera el interés de despedirme de Marianita al fin de cuenta solo es una trabajadora más, podría estar interesada por mí, pero es su trabajo.
El garaje está abierto esto si debo de agradecer, abrí la puerta secundaria para aventar la mochila.
Me apresure a darle marcha y salir de casa, estire un brazo para buscar los lentes de sol para disimular las ojeras que me delataban, ser chofer de esta señorita no me tenia tan contenta, me quedaba de paso.
Justo antes de llegar a su casa ella esta afuera esperando me saludo a lo lejos y se acercó, quite el seguro para que pudiera entrar.
—Que ha paso contigo, mira esa cara que te cargas. —Dijo Marie arqueando las cejas.
—¿Que le paso a tu coche? —Me sorprendió ver el estado en el que estaba.
—solo fue un pequeño golpe, en la tarde estará como nuevo. —Exclamo sin preocupación alguna.
—¡Que esperas!, vámonos o llegaremos tarde —me apresuro.
Era el segundo golpe que le había dado durante la semana.
Fueron los quince minutos más largos de mi vida, tan solo de pensar que este es el ultimo año de David y que a mi me falte un año más para salir de este lugar. Me hace cuestionar que pasara con él, nunca me ha platicado sus planes o que piensa hacer.
Todo este asunto me atormenta, día y noche hasta en mis sueños está ahí.
—¡Mira ahí hay un lugar libre! —Marie me saco de mis pensamientos y de la plática que tenía conmigo misma.
—¡Eh Devane estas aquí! —Me paso una mano sobre el rostro, luego señalo el lugar libre.
—Cualquiera diría que te estas desconectada de este mundo —lo dijo en tono burlón pasándose los dedos sobre su cabellera rubia.
Antes de poder decir una sola palabra ella ya estaba fuera del auto, me tomo unos minutos estacionarme y poner el seguro.
—¡Hola chicos, buen día! —Saludaba Marie a todo sujeto que se le atravesara. Olvido mi existencia me dejo afuera por minutos.
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Editado: 16.07.2021