Mister Hartmont

Capitulo 10

 

 

Maratón 2/3

 

Helena...

 

 

 

 

Salí del trabajo y tome un bus hasta casa, no tenia ánimos de caminar, al llegar Derick aún seguía en la escuela, me apresure a tomar una ducha para luego ir al banco.

Debo hacer pago de la hipoteca de la casa son unas cuantas liras, creó que en unos dos años termino con el pago de este.

—Buenos Días, bienvenida a Empréstito Hartmont. ¿En que le puedo servir señorita?— Me atendió una chica muy hermosa.

—Pago de hipoteca.

—¿Al nombre?

—De Helena James.

La vi teclear en la computadora y fruncir el ceño.

—¿Hay algún problema?

—No hay ningún problema señorita James.— la vi llamar a un señor vestido de traje, parece ser su supervisor. Los veo hablar entre ellos, parece que algo anda mal. Señor que estás en los cielos no sé si no te agrado pero por favor que no me digan que perdí la casa de mis padres. No te reclamarle por todas las cosas malas que me han pasado, seré aun mejor persona, solo por favor que yo no haya perdido la casa. 
Ahora el señor hablar con no se quién por teléfono.

—Señorita, su cuenta no está en sistema de pago, acompañeme.— me pido el señor que estaba hace un momento hablando por teléfono.

Enserio no entiendo nada pero esto tiene mala pinta, ni las veces que me he atrasado he tenido que pasar a una oficina a solas, estoy segura que perdí la casa. ¿Ahora dónde viviremos?Estaba al día ¿Qué pasó?

Entramos a un ascensor, vi al señor que me guía marcar el piso 15, lo que me puso mucho más nerviosa. Mi mente se hundió tanto en la posibilidad de haber perdido la casa que no me di cuenta cuando llegamos a nuestro destino.

—Señorita. ¿Se encuentra bien?

—Si, gracias— fingí una sonrisa.

Salimos del ascensor y entramos a una oficina muy lujosa con una pequeña pared de cristal que da vista a la ciudad. En la oficina se encuentra un joven muy atractivo debo decir, viste un traje negro con camisa azul y el logo del banco, como todos los que trabajan en este lugar. Nos invito a tomar asiento, lo cual yo hice de inmediato porque sino siento que hubiera caído al piso y junto a mi se sentó el señor que me trajo hasta aquí. Al sentarme lleve mi vista a una placa de metal con su nombre Alan Ghandden.

—Señorita James, soy el señor Ghandden y me encargo de las entregas de documentos.— Según me explicaron por teléfono su hipoteca no se sale en sistema de pago; ingrese sus datos y verifique porque no se encontraba como a deudora de nuestra compañía— Giro una lapto que yacía sobre su escritorio hacia nosotros. Donde se puede ver mi cuenta en cero.
—Señorita James, como puede ver usted a finalizado los pagos que correspondían a la cifra $1,800,000.00€ y como lo ha hecho antes de lo previsto, a nosotros ahora nos corresponde inmediatamente entregarle los documentos de la residencia y felicitarla por este logro e informarle que tiene un crédito abierto con el cual puede solicitar todo tipo de préstamo y una tarjeta de crédito aprobada.

Sus palabras me dejaron con muchas más confusión de las que ya tenia. ¿Finalizar pago de la hipoteca?
¿Es una broma? si aún debo casi dos millones.

—Esto debe ser un error.

—No señorita, como usted pudo ver el la lapto la deuda que usted tenia con nosotros ha sido saldada.

—Pero yo no he pagado. Justamente hoy he venido a pagar la cuota correspondiente a este mes.— saco de mi bolso los cinco mil liras, que vine a traer.— Yo no pude haber pagado ese dinero. Seguro fue una equivocación de uno de sus trabajadores.—  ¿De dónde sacaría yo casi dos millones? Estoy segura que es un error de uno de sus trabajadores.

—No señorita James, nuestra compañía no es dada a errores, ya todo esta aprobado desde arriba en el transcurso de la semana le llegaran por correos los documentos de su vivienda y la tarjeta de créditos si así lo desea.

—Señor Ghandden, usted no me está entendiendo, yo no pague es dinero.

—Parece ser que alguien pago por usted.

—Me gustaría hablar con su supervisor, si se puede.

—Si señorita James, permitame verificar que el señor se encuentre en su oficina.

Tomo el teléfono y marco dos números, pregunto por su supervisor para reservar una cita y corto la llamada.

—Señorita James, mi supervisor no se encuentra en la compañías en estos momentos pero le resuelve una cita para el próximo martes a esta hora. ¿Esta bien para usted?

—Si, muchas gracias.

Luego de unos minutos sale del banco y tome el tranvía hasta la escuela en la que estudia Derick y de esta, el metro hasta la casa.

 

 

 

 

 

 


K.R

 




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