Misterio & Discreción

7. Secuelas

Al despedirme de Luke, entré al edificio. Algunas de las personas que había hipnotizado mi vampira madre estaban confundidas y otras aún se encontraban inconscientes.

Sané y cambié los recuerdos de las personas. Me tomó horas pero me aseguré de que no dejaría cabos sueltos. Al dueño del restaurante le hice poner un letrero indicando que estaban en remodelación.

Y, si bien no arreglaba todo el daño, al día siguiente y como ayuda para reparar el edificio, doné el dinero de una de mis cuentas. Al menos lo suficiente para reemplazar todo aquello material.

Era lo mínimo que podía hacer.

Terminado eso fui al sitio dónde Jade y Catch habían llevado a Mila, una casa algo alejada de la ciudad que había comprado hace diez años. El único lugar dónde podíamos contenerla en silencio. Y que sólo nosotros conocíamos la ubicación.

Al llegar y adentrarme a la casa pude verla; todavía estaba desmayada y envuelta por cadenas, hechizadas para que no pudiera liberarse. La habían encerrado en el sótano que estaba a veinte metros bajo tierra.

Salí de allí y fui hacia la planta principal de la casa. La pareja se había sentado en uno de los sillones a descansar y comer algo. Los acompañé y encendí la televisión intentando distraer mi mente.

—¿Todo en orden? —inquirió la rubia, asentí y giré mi vista hacia ella para sonreírle levemente— ¿Qué dijo?

Era obvio que se refería a Luke.

—Se preguntó lo evidente —contesté acomodándome el pelo como queriendo aliviar mi estrés—, y le expliqué que Mila padece desorden de personalidad múltiple.

Jade iba a seguir preguntando pero la corté con rapidez:

—No lo noté muy convencido pero, mi argumento fue lógico dentro de lo que cabe.

—Sí, lo entendemos —respondió Cathal conociendo que no quería hablar de lo ocurrido. No obstante se me quedó mirando preocupado hacía dónde estaba mi herida— ¿Qué? No estás sanando, Katy.

Negué con la cabeza. Esto parecía haber hecho que mis amigos tuviesen un corto-circuito y de inmediato se levantaron a examinarme.

Jade quitó el vendaje que Luke había hecho y su rostro habló por sí solo. Sus ojos, por la conmoción, estaban tan abiertos que podían salir disparados en cualquier momento.

Miré mi herida y no pude evitar sorprenderme al igual que ellos.

—¡¿Cómo es posible que no estés sanando?! —Jade se encontraba alterada mientras que Catch se mantenía en sus cabales para poderla calmar— Han pasado cinco horas, Katja.

Asentí con la cabeza baja.

—Quizá sea un efecto de la poción.

Era lo primero que se me vino a la cabeza.

—Eso fue hace más de medio día —comentó mi amigo entretanto se quedaba pensando en cada detalle que había pasado—. Además, sanaste a los pocos minutos.

Afirmé con la cabeza. Tenía razón, si hubiese sido el caso aún tendría aquella quemadura.

Pero no encontraba el por qué, nunca antes había pasado por algo similar. Mila me había herido con anterioridad pero siempre las cortadas se cicatrizaban.

Sólo que esta vez, a ella le habían inyectado aquel líquido. Estaba dentro de su sistema, dentro de su sangre. Y me había desgarrado la piel estando envenenada.

Había encontrado la respuesta más lógica pero quizá también la más preocupante. La pareja no podía saberlo, al menos hasta que encontrara una solución.

—Pero, al menos, eso ayudó a que él no sospechara —me levanté y fui hacia la heladera de emergencias. No había bebido y estaba agotada.

Al abrirla me di cuenta de que había olvidado llenarla hacía una semana. La sed, en ese momento, parecía hacerse peor.

—¿No te alimentaste de los que estaban heridos? —inquirió Catch. De sólo pensarlo me daba un retorcijón—. Es probable que eso afecte a tu sanación.

—No —dije casi de inmediato y acompañada de una expresión de disgusto—. Apenas pude dar un sorbo para complacerla.

Tanto el pelinegro como la rubita entendieron a lo que me refería. No era que no podía beber sangre fresca, era la inhumanidad de aquella situación la que me superaba.

Bebía sangre humana, pero nunca de la fuente original. Y sí, tenía sed pero podía aguantar.

Vi a la pareja, ambos bostezaban con amplitud. Eran las casi las cinco de la madrugada y las clases comenzaban a las nueve.

—Chicos, es mejor que vayan a descansar —indiqué mientras volvía a sentarme—. No deben levantar sospechas sobre nosotros.

—¿Y tú no vienes? —expresó Jade con preocupación— Kata, estás herida y en el cuarto tengo varias hierbas de curación y hay hechizos en los grimorios que pueden ser de ayuda. Además, no te has aliment...

La corté antes de que continuara.

—Debo vigilar a Mila, por eso es mejor que vayan y digan una coartada para mí...

Pausé buscando una idea que explicara el porqué de mis ausencias a clases.

—Escucha, dirán que estoy fuera de la zona y sufrí un esguince leve de rodilla —mis amigos no me miraban muy convencidos pero tenían que confiar en mi—. De las radiografías y demás no se preocupen. Sólo tráiganme bolsas de sangre y los apuntes.



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En el texto hay: vampiros, brujos, secretos

Editado: 27.10.2020

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