Llego al sitio y no te veo, pienso no va a venir; llamas, contesto y empiezas a juguetear diciendo: No sé si el perdido soy yo o tú no llegaste; sonrío y te digo claramente no somos buenos para las citas; de repente exclamas: Oh! Ya te vi, en ese momento todo se vuelve tan surreal que no podía creer que estaba pasando, me sentía en una película americana de amor y más amor. Nuevamente nuestras miradas se cruzan, y al ver cómo vas vestido no me cuadra la situación del traje de la noche anterior; tus botas todas rockeras, tu playera desalineada y tu cabello negro que brillaba más que el resplandor del sol me dejan un poco inquieta, ya que no te imaginé vestido así, pero ese look que llevaba impregnado tu nombre, esa vestimenta tan tú, me hicieron notar lo original que eres e inconscientemente eso me enamoró más. Me observas de pies a cabeza, alzas la mirada y dices: Oh! La ropa sport es tu look! Luces más linda que en la fiesta de ayer. No puedo evitar soltar una risa y decirte, eres en realidad un poco hablador; de tu boca sale: La verdad hay que decirla en su instante, preguntas: Crees que si no fuera cierto, yo estuviera aquí?; yo solo sonrío y el silencio invade el momento de ilusión.
Vamos a almorzar, como es casual yo no sé qué escoger, suelo tener cierta duda entre la comida china o la comida chatarra; inclino la cabeza y te digo la verdad no sé qué pedir, tú pones cara de asombro y dices: Tranquila para eso me tienes a mí.
Nos sentamos en la última mesa disponible, estaba a lado del más grande ventanal, me sentía más nerviosa que nunca y por mi mente las ideas bailaban, tenía demasiadas, tantas que no me podía concentrar en solo una. Nos sirven la comida y en medio de un mordisco me dices: Quisiera pasar toda mi vida contigo; yo rio y te digo eso no lo puedes saber tan solo con un baile y un almuerzo; sonríes de manera coqueta, con tus brillantes labios y tus ojos llenos de mí y respondes: Claro que sí, porque desde hoy no te pienso dejar ir. En ese momento mis manos tiemblan y pienso esto no es la realidad; te distraes y de manera que no me veas, me pellizco para poder distinguir la realidad de la ficción. De saber lo que estaba por descubrir hubiera preferido en ese instante, que todo fuera ficción.
Editado: 10.07.2018