Salimos a pasear, me tomas de la mano, hace un espléndido viento de verano, tus ojos se mezclan con las hojas de los árboles y al caminar por la calle no puedo ocultar mi notable felicidad. Tu mirada se alza, observas el cielo detalladamente lo analizas, la expresión de tu cara es de calma completa, me miras y dices: No te parece fascinante el color azul, con todos sus matices hacen que el cielo se vea como el lugar más bonito del planta; desde ese momento amé el cielo casi tanto como ya te amaba a ti; es un poco irónico como una persona llega a tu vida y le da un giro por completo, como alguien normal en sus cinco sentidos llega a amar tan pronto y con tanta seguridad a una persona que apenas conoce, pero que desde el primer instante parecía que llevara junto a ese alguien toda una vida. Así me sentí yo desde el primer día en que te vi, y aun siento que he compartido junto a ti, incluso más de una vida en sí.
Azul como un amanecer, azul como la profundidad de tu mirada, azul, el color azul es tu favorito, noto claramente como en cada parte de tu casa esta tatuado, incluso tus muebles llevan ese color; no dejo de imaginar lo original y único que eres; aunque bueno muchas personas pintan de su color favorito sus muebles. Sería que tal vez de alguna manera inconsciente vivía en un mundo tan materialista o quizás tan encerrada en mi misma y en mis problemas, que ni si quiera había notado cual era mi color favorito, si en realidad eso era lo que pasaba, estaba en serios problemas existenciales; como sea, el punto es que a tu lado aprendí que un simple color puede tener el significado más mágico del universo, incluso te puede cambiar la vida.
Editado: 10.07.2018