Monique Devil

Capítulo 13. Actividad Extraescolar

Capítulo 13.
Actividad Extraescolar

Cuando Monique arribó a la oficina del Dir. Rough, éste se encontraba sentado en su escritorio, revisando algunos expedientes de alumnos. Estaba bastante concentrado en su labor, y sólo logró separar su atención de ello cuando escuchó que la joven Devil llamaba a su puerta.

—Adelante —indicó el director, alzando el rostro sólo lo necesario para ver a la estudiante que entraba. La distintiva piel gris y el cuerno de Monique no tardaron en asomarse—. Oh, Srta. Devil. Pase, pase.

Monique asintió, cerró la puerta detrás de sí, y se aproximó al escritorio.

—Hola, director —saludó con voz cauta, al tiempo que tomaba asiento en una de las sillas—. ¿Quería verme?

—Así es —asintió el director. Cerró entonces el expediente que estaba revisando, y volteó a ver más directamente a la jovencita sentada delante de él—. Se ve algo tensa. ¿Todo está bien en casa?

—Sí… algo así —respondió Monique rápidamente, intentando sonar lo más segura posible—. Es sólo que me preocupa un poco que me haya mandado a llamar. Que yo sepa no he hecho nada que merezca otra tarde de castigo, pero si acaso lo hice y no me fijé…

—Tranquila, no la llamé por algo malo —le interrumpió el Dir. Rough rápidamente con tono afable—. No demasiado, al menos.

Extendió entonces su mano hacia el montón de expedientes apilados a su lado, sobre el cual se encontraba justo el que necesitaba: el de la estudiante Monique Devil. Lo colocó en el escritorio delante de él, y lo abrió en una parte específica de éste.

—Esta mañana estuve revisando su expediente, y me llamó la atención ver que ya lleva algunas semanas en la escuela, pero no se ha inscrito a ninguna actividad extraescolar.

Monique parpadeó dos veces, un tanto confundida.

—Oh, eso… Había entendido que no eran obligatorias.

—Usualmente no —respondió Rough, encogiéndose de hombros—. Pero aquí nos gusta fomentar que nuestros alumnos enriquezcan su aprendizaje con alguna tarea cultural o deportiva, que traiga valor a sus vidas escolares, y personales. ¿No hay alguna actividad dentro de las opciones que ofrecemos que le llamé la atención?

—No es eso —contestó Monique rápidamente, negando con la cabeza—. Es sólo que… no me lo había planteado demasiado. Usualmente después de la escuela tengo… cosas que hacer, y eso limita un poco mi tiempo. Por eso en mis escuelas anteriores no había podido participar en ningún club o equipo.

Claro, sin mencionar que la mayoría de sus compañeros no querían siquiera estar en el mismo salón que ella, con más razón pertenecer al mismo club. O al menos eso fue lo que ella supuso, por lo que nunca quiso hacer el intento siquiera y ser rechazada.

Y claro, estaba también ese otro tema que le acababa de mencionar al director.

—Oh, ¿acaso tiene un trabajo después de la escuela? —preguntó Rough con curiosidad.

—No, nada de eso.

—¿Toma clases avanzadas, quizás?

—Algo así… —susurró Monique, un poco vacilante—. Lo que pasa es que muchas tardes tengo que entrenar con mis padres.

—¿Entrenar?

—Entrenar… —asintió lentamente.

—¿Entrenar qué exactamente?

Monique suspiró y desvió su mirada hacia un lado. ¿Cuál sería la forma sencilla de explicarle qué era lo que entrenaba con sus padres? Sospechaba que no existía en lo absoluto una “forma sencilla” en realidad, así que quizás lo mejor sería no entrar en tantos detalles.

—Sólo… cosas que ellos saben, y les interesa que yo sepa. Cosas de la vida, usted sabe. Cosas normales que todo padre quiere que sus hijos sepan…

Culminó su ambigua explicación con una sonrisita que intentaba reflejar calma, pero por dentro suplicaba que fuera suficiente para que el director no se animara a preguntar nada más. Rough la observó en silencio unos segundos, y en efecto al final decidió no seguir picando el tema. Era difícil decir si fue porque la explicación lo satisfizo, o quizás el deseo implícito de Monique de no seguir hablando al respecto se volvió bastante notable en su rostro.

—Entiendo. Bueno, igual quisiera que revisara las listas de actividades —comentó el director, extendiéndole en ese momento por encima de la superficie del escritorio una hoja impresa con la lista de cada club y equipo de la escuela; que, sea dicho de paso, no era particularmente corta—. Creo que le ayudaría a… adaptarse mejor a la escuela, y con sus compañeros. En especial luego de los últimos sucesos “extraños” que han ocurrido; ¿entiende lo que le digo? Y, ¿quién sabe? Quizás encuentre algo nuevo que le guste, o en lo que es buena y no lo sabía.

Monique lo contempló en silencio, intentando procesar lo mejor posible aquellas palabras que, más que un consejo u opinión, sonaban más a una advertencia. Como si intentara decirle entre líneas: “no es obligatorio que elijas una, pero en serio sería bueno que lo hicieras si quieres en verdad encajar aquí”. Si ese era el caso, no le dejaba en realidad muchas opciones.



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En el texto hay: parodia, heroes y villanos, demonios y monstruos

Editado: 30.11.2024

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