Yixing siempre me advertía sobre muchas cosas pero nunca le hacía caso. Cabe mencionar que en cada una de las ocasiones él tenía razón, haciendo que yo sufriera las consecuencias y pidiéndole perdón por no creerle, obteniendo su sonrisa socarrona acompañada de un "te lo dije".
Por ejemplo, un día claramente me dijo que llevara un paraguas porqué la lluvia sería muy fuerte y me enfermaría si me mojaba. ¿Hice caso? Bueno, sí llovió y sí me enfermé. A veces creía que era clarividente pero no; casualmente Yixing se mantenía mejor informado sobre el clima que yo, y saber mi manera de ser era otro factor contribuyente, por esa razón, imaginaba las cosas e intentaba hacer que tuviera cuidado conmigo misma. Me causaba risa que yo fuera mi propio peligro, pero todas las veces sucedían cosas insignificantes que sí me perjudicaban, pero no hasta el grado de matarme. Por eso daba gracias de tener a Zhang Yixing como mi mejor amigo.
Pero esa semana lo vi más inquieto de lo normal respecto a la integridad de mi persona. Llegué a creer que era algo normal pero comenzaba a suponer que haberle dicho sobre el chico de intercambio en mi salón había sido una muy mala idea. Tremendo cabeza hueca juzga apariencias, así debería decirle de ahora en adelante.
—Deberías darme mi espacio, Yixing ¿no lo crees?
—No estoy impidiendo que hagas tus cosas, simplemente estoy siendo tu escolta, bella dama.
—Eres amable en demasía pero no entiendo la razón de que estés así desde que te mencioné en la mañana sobre el nuevo estudiante en mi salón.
—No quiero que se le acerque a mi amiga —hizo un adorable mohín que sacó a relucir su adorable hoyuelo que me daba ganas de picar pero mi firmeza era lo primero. Debía saber la razón de su comportamiento porqué estaba muy sospechoso.
—¿Lo conoces?
—No.
—¿Lo has visto en algún lado?
—No —las demás cosas que podría preguntarle para sacarle información no se me ocurrían. Si tenía respuesta negativa para todo, entonces no habría sentido estar preguntándole. Yixing no solía salir mucho. Conservaba pocas amistades verdaderas, pero esos tres amigos se encontraban en China, aunque mantenían contacto no era lo mismo. Eso era lo que yo siempre odié de amistades a distancia: no puedes abrazar ni mimar a la persona a través de la pantalla, no puedes darle palmaditas en la espalda para decirle que las cosas estarán bien cuando parezca que todo cae alrededor. Era por eso que la decisión de los amigos de Yixing me resultaba un tanto egoísta. Y me tenía a mí, siendo su mejor amiga de la que nunca se separaba, por eso, de cierta manera atribuía su comportamiendo a los celos de amigo.
—¿Estás celoso? —pregunté divertida al ver cómo sus ojos se abrían de tal manera que parecía que se saldrían de sus cuencas— porque si es así quiero que sepas que ni he hablado con él.
—No es eso. Tranquila. Pero, una nueva persona no siempre trae cosas buenas con ellas —tomó su mentón con dos de sus dedos, pensativo, analizando algo que aparentemente me iba a decir. Tardaba mucho pensando y le daba muchas vueltas al asunto— nunca puedes saber si es una persona libre de antecedentes criminales.
—Yah, Yixing —golpeé su frente con mi puño cerrado como si se tratase de una puerta— ¿hay alguien ahí? Cerebro de Yixing ¿estás ahí o estás concentrado viendo doramas policíacos?
—¡Oye! Eso duele —contraatacó dándome un manazo.
—Eso es para que aprendas a no decir tonterías, bobo.
—Ya entendí pero es que de verdad, no tengo buen presentimiento.
—Ni siquiera lo has visto y tampoco sabemos su nombre.
—¿Sabemos?
—Sí. Ni siquiera he hablado con él para preguntarle su nombre. Aunque, por lo guapo que se ve, seguramente tiene nombre bonito.
—Oh RyuJin, le diré a tu padre sobre este comportamiento indecente.
Comenzamos a reír por esa pequeña frase que sonó tan seria pero al ver su tierno rostro, todo se lo llevaba el viento. Yixing era dual en muchos aspectos, por no decir que en todos.
Llegó a gustarme mucho en una ocasión y nos dimos la oportunidad, pero después de una semana decidimos que funcionabamos mejor como amigos.
¿Quién puede lidiar con alguien que tiene complejo de unicornio? La verdad es que era algo complicado, y en lugar de tener citas románticas como esas clichés en cualquier libro o dorama, terminábamos tocando timbres para salir huyendo como locos. Así es, a nuestros veintidós años de edad eso continuaba siendo lo mejor del mundo.
Y no me arrepentía para nada. Él llegó para impulsarme a hacer muchas cosas que en mi infancia no hice, y se sentía tan fantástico. Mi infancia no fue del todo normal por la situación en la que mi padre se encontraba, entonces me obligué a madurar a una corta edad para no ser una carga para él. Pero ahora era un poco más libre de hacer estupideces.
Caminábamos por el pasillo mientras planeabamos nuestra tarde. La tarea siempre era algo que quedaba en segundo plano, pues no me preocupaba por hacerla, de todos modos, el insomnio estaba a mi lado todas las noches, entonces debía aprovechar esas horas que se suponía eran para dormir y obtener energías.
—Mira, Yixing, es él —señalé al chico nuevo en mi salón. Entrecerró los ojos, mirándolo de arriba a abajo como si tuviera un scaner. Parecía que su pequeña mente procesaba toda la información y después de un minuto, me miró con una leve sonrisa que no terminaba de convencerme.
—Me siento un poco más tranquilo.
—¿Qué te dijo tu instinto de mujer? —bromeé y él intentó ahorcarme con la mirada por esa broma fuera de lugar pero que a mí me causó bastante gracia, pues me doblé hacia mis rodillas riendo incontrolablemente. Mi risa era un tanto escandalosa pero contagiosa porque Yixing rió después.
—Mi instinto de mujer —adoraba que me siguiera la corriente— dice que parece buen chico. Que pueden ser novios.
—Tranquilo, viejo, no tan rápido. Todavía no sé su nombre.