El mago observaba el libro.
_Es muy antiguo.
_¿Cómo de antiguo? _preguntó Ivar.
_Tan antiguo que la raza que lo escribió lleva extinta siglos... _ el mago miró a Ivar y después a mí.
_¿Qué raza era? _pregunté.
_Joven Haraiano, este es un libro con ritos y brujería Sigmalita.
_Magia oscura _exclamó Ivar_. ¿Cómo pudo llegar eso a mi reino?
Varg no respondió enseguida.
_El Bosque de las Sombras no siempre fue el lugar que es. Hubo un día en que perteneció a los Sigmalitas, hasta que los elfos Ghendas los expulsaron y los obligaron a irse hacia el norte donde fueron retenidos indirectamente por el resto de los reinos hasta el final de la raza. Siglos después, aparecisteis vuestro padre y vos y conquistasteis de nuevo el reino. Otra especie invasora, pero al menos no sois elfos oscuros.
Guardamos silencio. El mago cerró el libro y se lo dio a Ivar.
Volvimos al palacio. El viento venía helado y me costaba respirar. Ivar me presionaba para que fuera más rápido.
_Debemos llegar antes de que comience a nevar_dijo.
_Pues yo quiero ver nevar.
Ivar me sonrió.
_Sí, pero mejor desde el palacio.
Cuando llegamos todo el mundo estaba de acá para allá preparándose para la nevada. Guardamos los caballos y entramos al palacio. En la entrada coincidimos con Tarwe y Sigrid que salían de la cocina con varias ramas en los brazos. Ivar se acercó a Tarwe, le dio un beso y cogió un puñado de ramas de las manos de ambas.
_¿Dónde las estáis llevando? _preguntó Ivar.
_Al almacén, al final del pasillo, las estamos subiendo de las mazmorras.
_Oh, pues voy a ayudar_dije.
Ellos se volvieron.
_Gardar, mejor ayuda en la cocina, te lo agradecemos de corazón, pero si te ocurriera algo... No queremos que empeores_dijo Ivar.
_Además, Soriel, está sólo, necesita más ayuda _dijo Tarwe.
_Vale_dije con una sonrisa.
Entré en la cocina y enseguida Soriel me encargó que trajera un poco más de leña. Fui al almacén a coger algunas ramas y, entonces, oí algo que me puso los pelos de punta.
_Varg lo sabe_oí que susurraba Ivar.
_No creo, estoy segura de que son tus imaginaciones _dijo Tarwe.
_No cielo, sospecha. Me ha mirado al mencionar la procedencia del libro, y nos ha llamado especie invasora a mi padre y a mí.
Me asomé un poco entre las ramas y vi cómo Tarwe cogía las manos de Ivar y las posaba sobre su bello rostro. Ivar le sonrió.
_Tú eres un Syndha, esa raza es el pasado.
Ivar la beso en los labios. Vi cómo la abrazaba.
_Te prometo que no dejaré que nos ocurra nada malo.
Volví a la cocina pensando en lo que acababa de ver, solo la voz de Soriel me sacó de mis pensamientos.
_Gracias, ¿puedes cortar las zanahorias?
_Sí, claro.
Sentía la mirada de Soriel en la espalda.
_¿Qué te ocurre? Te veo como ido.
_Tengo la sensación de que aquí ocurre algo... Algo que nadie me cuenta y no logro bajar la guardia.
_No somos peligrosos _dijo.
_En ningún momento he dicho que lo seáis.
_Entonces ¿qué te preocupa?
Yo me encogí de hombros.
Tras la cena nos reunimos en la sala de estar.
_¿Cuándo vais a enseñarnos esa biblioteca? _preguntó Sigrid.
_O más importante, ¿ qué pensáis hacer con todos esos libros? _preguntó Drizzt.
Ivar guardó silencio un momento.
_Según Varg son de una época muy antigua, en mi opinión, deberíamos guardarlos, tal vez subirlos.
_¿Y dónde piensas guardarlos? _preguntó Ansgar.
_En la biblioteca del palacio, ¿dónde los va a guardar si no? _dijo Enar.
_No sé, a mí no me convence _dijo Soriel.
_Ni a mí, Ivar, estamos hablando de magia oscura, en mi opinión, eso sólo puede traer problemas _dijo Balder.
_Pero también conocimientos, puede que nuevos hechizos, podrían hacernos más poderosos_ dijo Mylor.
_La avaricia te ciega_ le reprochó Balder _, piensa lo que dices, ¿y si nos afecta?
_Pero, ¿y si no? _dijo Enar.
Balder se llevó las manos a la cabeza.
_No me creo lo que estáis diciendo.
_Bueno, nadie ha dicho nada de leerlos, podemos traerlos y guardarlos en la biblioteca, sin sacarlos_dijo Ivar.
_A mí me parece una buena idea _dijo Tarwe.
_Ya somos tres_dijo Enar.
_Cuatro_dijo Mylor.
_Yo también me apunto _dijo Sigrid.
Miraron a Balder, Ansgar y a Drizzt.
_¿Vosotros qué decís? _preguntó Ivar.
_Yo no quiero saber nada _dijo Balder.
_Ni yo_dijo Ansgar.
_Yo prefiero ser neutral _dijo Drizzt.
Entonces me miraron a mí.
_¿Y tú qué dices, Gardar? _preguntó Tarwe.
Yo no respondí enseguida.
_Creo que yo también voy a ser neutral.
_Bien, entonces bajaremos mañana a por los libros _dijo Ivar.
Tal y como acordaron la noche anterior, aquella mañana volvimos a bajar otro grupo a la extraña biblioteca. Lo componíamos Tarwe, Ivar, Sigrid, Freky, Drizzt, Enar, Shadow, Mylor y yo.
Los compañeros que no vieron ayer a la biblioteca quedaron tan asombrados como nosotros el primer día.
_Esto es increíble _dijo Sigrid mientras cogía un libro y lo guardaba en una bolsa. El resto la imitamos. Yo no pude evitar dejarme llevar por la tentación y abrí el libro que tenía entre las manos. Mi sorpresa fue monumental.
_¿Qué pasa Gardar? _preguntó Ivar.
_Está en blanco _dije mostrándoselo.
_¿Cómo? _preguntó acercándose.