Cuando Ivar tuvo fuerzas suficientes para poder caminar, los conduje hacia una posada que había justo antes de llegar al Valle de las Hadas.
_Tiene fama de ser una buena posada, allí podréis descansar sin preocuparos por los asaltantes de caminos.
_Pero, ¿y tú?_preguntó Tarwe.
_No creo que me dejen pasar.
Ella miró el cielo terriblemente nublado.
_Es muy probable que llueva.
_No te preocupes, encontraré un sitio donde refugiarme.
Cuando llegamos ya llevaba un rato chispeando. Llamamos a la puerta y nos abrió un hombre de unos cincuenta años, canoso y de ojos grises. No era muy alto, pero de complexión fuerte.
_¿Qué queréis?_Preguntó ásperamente.
_Venimos en busca de alojo-dijo Ivar-, somos tres.
_No tan rápido, él no puede entrar, los leprosos tienen prohibido el paso.
_El camino ha sido largo, por favor, le pagaremos lo correspondiente_Insistió Ivar.
_Ni hablar, si se corriera la voz de que lo dejé entrar dejarían de venir clientes, o peor, el local se llenaría de leprosos, no, no hay trato.
Ivar y Tarwe me miraron.
_No importa_. Miré al posadero_. Podría quedarme al menos en el porche, es muy posible que llueva.
El posadero no respondió enseguida.
_Está bien_ dijo a regañadientes_, pero el precio aumentará.
_En ese caso dele el mejor trato posible, una manta y comida_dijo Ivar.
El posadero me fulmino con la mirada.
_Se lo pagaremos bien _ prosiguió Ivar
Ivar se metió en la posada junto al dueño de esta, pero Tarwe se acercó a mí, se quitó su capa de terciopelo azul y me la echó por encima.
_Va a ser una noche fría.
Yo Le sonreí.
_Gracias.
Ella también se metió.
Comenzó a llover con fuerza., yo me cubrí un poco más con la capa, entonces llegó a mí un olor suave y agradable, era un olor dulce y salvaje al mismo tiempo, olía como a hierba fresca y a árboles. No me di cuenta de que me había dormido hasta que oí la madera del porche crujir. Me desperté un poco sobresaltado, pero se me pasó cuando vi a Tarwe delante de mí, vestida con un camisón blanco que me quitaba bastante la imaginación, llevaba un plato.
_Lo siento, te he despertado.
Yo Le sonreí.
_No importa.
Se agachó a mi lado.
_Te había traído algo para comer _ dijo tendiendo me el plato.
_Gracias _dije cogiéndolo_.Por favor, ¿puedes mirar a otro lado?
_Oh, claro _dijo.
_Gracias.
Me quite la máscara y empecé a comer. Tarde se sentó sobre la barandilla mientras miraba el paisaje. Yo la miraba a ella. La brisa hacía ondear su fino camisón y su pelo dorado. Su simple presencia me llenaba de felicidad. ¿Sería posible que me estuviera enamorando de ella?
Cuando termine de comer volví a ponerme la máscara.
_Ya he acabado.
Ella se volvió y me miró.
_¿Ya?
Yo le di el plato.
_Estaba muy bueno_. Ella me sonrió _. Será mejor que vayas a descansar, mañana nos espera un largo viaje.
_¿Dónde nos vas a llevar?
_Yo tengo pensado llevaros al. Valle de las Hadas, no es vuestro hogar pero estaréis a salvo. Allí curaran la herida de Ivar y podréis partir desde allí.
Ella asintió con la cabeza.
_Te agradezco lo que estás haciendo.
_Bah, no tiene importancia.
Ella me sonrió.
_Buenas noches Gardar_dijo levantándose.
_Buenas noches.