Natalia jugueteaba con su taza de té mientras que su abuela la observaba con tristeza y su abuelo caminaba de un lugar a otro.
—Debe ser una coincidencia —dijo Natalia levantando la cabeza.
—¡No! —exclamó Don Teodoro—. En este pueblo no existe tal cosa como la coincidencia, que te quede claro —vociferó.
Natalia volvió a agachar la mirada.
—Déjala, la estas asustando —dijo Doña Emilia en tono desesperado.
—No, está bien —dijo Natalia mientras apretaba la taza.
Don Teodoro la observó con gesto comprensivo.
—Lo siento —dijo al fin.
El hombre tomó una silla y se sentó frente a Natalia.
—Escucha, las coincidencias no existen. No en la magnitud de lo que viste hace rato. La explosión del puente, la gente saliendo del pueblo, la señora Andrea persiguiéndote…
—¿Quién? —preguntó Natalia.
—Andrea, así se llama esa señora que describiste —explicó Don Teodoro.
La abuela se acercó a Natalia.
—Dijiste que habías visto a un forastero ¿no? —preguntó Doña Emilia.
Natalia asintió con la cabeza.
—Escucha —siguió hablando la anciana—. A partir de ahora, hasta que exista una forma de salir de aquí, debes vigilar a esos chicos.
— ¿“Esos”? —preguntó Natalia con duda.
—Debe haber más de uno, así que debes estar atenta —exclamó Don Teodoro.
Natalia no entendía nada, pero se limitó a asentir con la cabeza.
—En el caso de la señora Andrea, trata de alejarte de ella. Será lo mejor —dijo Doña Emilia.
—A partir de ahora, no salgas sin tu cuchilla —ordenó Don Teodoro.
—Quiero irme a dormir —le dijo Natalia a su abuela.
La anciana miró a su nieta con una pequeña sonrisa, luego, la chica subió lentamente por la escalera.
Pasaron unas horas, en la cocina seguían Don Teodoro y Doña Emilia hablando en voz baja.
—Debimos haberle dicho todo —dijo Doña Emilia entre lágrimas.
—No es el momento —dijo Don Teodoro con frustración—. No sabemos cómo reaccionará, además, era mejor que descansara después de lo ocurrido —agregó.
—¿Qué pasara si se entera? —preguntó Doña Emilia con exaltación.
Don Teodoro se quedó callado.
—¿Y qué pasará con los chicos? —volvió a preguntar.
Don Teodoro siguió sin contestar.
Editado: 03.07.2018