Monte Cristo: El Carnaval Continúa

MARTES

1

Algunas personas se encontraban trabajando cerca del parque, mientras que otros se acercaban con curiosidad.

Desde una parte oscura de los tejados se encontraba Natalia, quien vigilaba a un chico y una chica, quienes se acercaban a las personas y hablaban con ellos.

Para ella no hubo necesidad de moverse de su sitio ya que los chicos se limitaron a rodear el parque y hablar con la gente.

Por otro lado, estaba a la altura correcta, tanto así que, de aparecer la señora Andrea, ella tendría tiempo de intervenir y ayudarlos.

Pasaron las horas, los chicos seguían deteniendo el camino de la gente y hablaban con ellos. En algunas ocasiones tuvieron suerte y sostenían conversación un rato, en otras no hacían más que evitarlos.

—Oye ¿por qué le vendiste más él? —se escuchó de pronto.

Natalia asomó levemente la vista a un lado y vio como discutía un hombre con un vendedor.

—¡De qué estás hablando estúpido! —gritaron por otro lado.

De pronto, recordó lo que había dicho su abuelo.

<<Cuando la gente está asustada pueden actuar irracionalmente>>

Pestañeó un par de veces, luego reaccionó. Giró la cabeza de izquierda a derecha buscando a los chicos, pero los había perdido de vista.

—Rayos —dijo entre dientes.

Estuvo a punto de dar un paso atrás cuando, a lo lejos, algo llamó su atención.

Entre cerró los ojos.

Entre los trabajadores que estaban en el parque, vio al sujeto extraño del otro día, pero esta vez soldaba dos barras de acero.

<< ¿Quién eres? >> preguntó Natalia en su cabeza.

 

2

Dieron las doce, todo estaba en silencio y la noche era bastante fresca.

En un tejado, al otro lado de la calle, a tres casas del lado izquierdo de donde se encontraba la casa holandesa, estaba Natalia, quien vigilaba. Pero no sólo le prestaba atención a la casa holandesa, sino que, además, vigilaba la casa que estaba al enfrente de esta.  

Dieron las 12:30am y Natalia decidió regresar a casa.

Estuvo a punto de retirarse cuando escuchó un silbido agudo.

Natalia se agacho, volteó en todas direcciones, pero no encontró el origen del ruido. Se tranquilizó y cerró los ojos.

A lo lejos pudo escuchar algo

“Silbido. Tres silbidos seguidos. Silbido largo, silbido, silbido largo, silbido. Silbido, silbido, silbido largo. Silbido largo, silbido, silbido largo, silbido. Cuatro silbidos seguidos, silbido y silbido largo”

“Silbido y silbido largo. Silbido, silbido largo, dos silbidos seguidos.”

“Dos silbidos largos, silbido.”

Pausa

Por alguna extraña razón, no podía abrir los ojos y tampoco podía moverse.

“Silbido. Tres silbidos, silbido largo. Dos silbidos seguidos. Silbido largo. Silbido y silbido largo.”

“Silbido. Silbido largo”

“Silbido, silbido largo y dos silbidos seguidos. Tres silbidos largos seguidos. Tres silbidos”

“Silbido. Silbido largo, dos silbidos seguidos, silbido largo. Silbido largo. Silbido, silbido largo, silbido. Silbido, silbido largo. Silbido largo, silbido, silbido bajo. Tres silbidos largos. Tres silbidos seguidos”

Natalia abrió los ojos con fuerza. Un ardor en las pupilas hizo que los cerrara de nuevo y que agitara la cabeza. Estuvo a punto de gritar, pero se contuvo.

Pasaron unos segundos, respiró profundamente y abrió los ojos lentamente.

Cuando los tuvo completamente abiertos, miró lentamente hacia los lados. La calle seguía tranquila y los silbidos habían cesado, pero ella seguía intranquila respirando con fuerza.



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En el texto hay: secuela, misterio del pasado, secretos

Editado: 03.07.2018

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