Monte Cristo: El Carnaval Continúa

EN EL ALCANTARILLADO: 11:07pm

Los cuatro corrían con más fuerza que antes en medio del canal. No se había vuelto a escuchar el rugido que los sorprendió minutos atrás, pero no querían quedarse a esperar si ocurría otra vez.

—Lo sabía, mi padre me lo dijo, Me advirtió que la cloaca estaba maldita, pero yo no le creí —se quejaba Adolfo mientras jadeaba a cada paso que daba.

—Por favor…deténganse —dijo Esteban pausadamente—. Ya no aguanto —todos dejaron de correr.

Natalia apuntó la luz de la linterna por donde habían llegado, pero no había más que agua que corría en el canal.

Un ruido los alertó de pronto.

—¿Qué es eso? —preguntó Esteban.

Natalia apuntó rápidamente la linterna hacia el otro lado, moviéndola un par de veces hacia los lados y luego hacia abajo, donde vio que salían algunas burbujas.

—¿Qué será eso? —preguntó Abi.

—¿Será un géiser? —preguntó Esteban.

—No seas estúpido. Un géiser no puede surgir en una alcantarilla —exclamó Adolfo.

Las burbujas iban en aumento.

—No, parece como si algo estuviera…

—Respirando —completo Natalia mientras se acercaba apuntando con la linterna.

Las burbujas se detuvieron.

—Oh— dijo Esteban.

Una criatura con una piel color gris y una ropa desgarrada amarillenta se levantó rápidamente esparciendo agua y gritando.

— ¡¿Qué mierda es eso?! —exclamó Adolfo.

La criatura tomó a Natalia de los hombros clavándole sus enormes uñas.

Natalia apretó los dientes. Con los dos brazos mantenía alejada a la criatura (que no era más alta que ella) 

La chica estuvo a punto de caer de rodillas, pero en ese momento, apartó el brazo de la criatura, liberando su brazo derecho. Apuntó el cañón del arma en el estómago de la criatura y apretó dos veces el gatillo, haciendo que la criatura retrocediera un metro.

Sin pensarlo, Natalia levantó el arma y le disparó tres veces en la cabeza a la criatura.

Pasaron unos segundos y Natalia seguía apuntando al cuerpo de la criatura.

—Ya Natalia, tranquila —dijo Abi poniendo sus manos en las muñecas de Natalia y haciendo que bajara el arma poco a poco.

Al tener el arma abajo, Natalia respiró profundamente.

El sonido de un chapoteo hizo que volviera a levantar su arma contra el cuerpo de la criatura, a quien veía con más claridad.

Mientras más caminaba Natalia, más se acercaba Abi.

Cuando estuvieron a los pies de la criatura, se pudieron dar cuenta que era el cadáver de un niño; pero por el aspecto de piel parecía que hubiera muerto hace mucho tiempo.

—¿Qué es? —preguntó Esteban.

—Es el cadáver de un niño —dijo Natalia seriamente.

—¿Un niño? —preguntó Adolfo.

—Sí, uno de los niños que se extravió durante la gran enfermedad.

— ¡Dios! —exclamó Adolfo llevándose las manos a la cabeza.

—¿La gran enfermedad? —preguntó Abi.

—La gran enfermedad provocó el delirio de muchas personas; hombres, mujeres y niños —explicó Adolfo.

Algo en la cabeza del cadáver llamó la atención de Natalia.

—Pero ¿cómo es eso posible? ¿que lo provocó? —preguntó Abi.

—Decían que el calor, pero nadie estaba seguro.

Natalia observó con detenimiento la parte izquierda de la cabeza del cadáver. En la cien, tenía una quemadura en forma circular.

—¿Y qué hay de los niños desaparecidos? —preguntó Abi.

—Nunca fueron encontrados. Fueron muy pocos los que aparecieron, pero ya estaban muertos — dijo Esteban.

Los chapoteos se volvieron a escuchar a sus espaldas.

Natalia giró rápidamente apuntando con el arma.

Los chapoteos se oían más cerca. Momentos después, los chapoteos fueron acompañados por risas infantiles.



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En el texto hay: secuela, misterio del pasado, secretos

Editado: 03.07.2018

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