Moonlight

Capítulo 4

Miro la luna como si no existiese nada más que ella, siempre me ha gustado mirar el cielo por la noche, ver las estrellas, los aviones de los viajes nocturnos, los animales que salen a altas horas de la noche y la luna. De pequeña me imaginaba que grandes dragones surcaban el cielo, siempre esperando que llevasen a una hermosa princesa o siendo yo esa misma princesa. De pequeña tenía mucha imaginación y me alegro por todavía conservar parte de ella.

- ¿Qué te preocupa Andrómeda?- me giro para ver a mi padre, el mejor padre.- ¿Qué le preocupa a mi princesa mayor?

- Mamá.- le sonrío con debilidad.- Ella me preocupa mucho papá y estoy harta de fingir que no lo hace, adoro a mamá aún con sus errores – ambos sabemos que me refiero a ocultarme de él casi tres años.- y no puedo imaginar un día sin ella, pero qué pasaría papá de Candela si mamá muriese, ¿crees que mi pequeña lo superaría?

- ¿Quieres la verdad Eda?- asiento aún temiendo la respuesta.

- No creo que tu hermana puede superar ninguna muerte nuestra.- mi padre se sienta a mi lado, y me abraza.- Duele decirlo, duele decir que una niña de dieciseis año ha pasado por tanto como lo ha hecho Cande, pero es la realidad Andrómeda, tu hermana ha sufrido más de lo que desearía, ojalá yo haber vivido todo ese dolor.

- Espero que algún día Cande vuelva a sonreír con la misma facilidad que Einar, mamá y yo.

- Ojalá que si.- me sonríe.- Voy a dormir o tu madre vendrá a por mi.- me da un beso en alto de la cabeza.- No te acuestes tarde.

Mi padre se va dejandome nuevamente con mis pesamientos, no solo me preocupa la salud física de mi hermana y la salud mental de mi hermana, me preocupa también Einar, siento que tiene miedo, cada vez lo veo con más miedo a amar, por culpa de personas que no tendrían que tener relevancia en su vida, pero es un niño de quince años, ¿qué va a saber él? Espero que de verdad jamás se separé de Cande, yo podría soportarlo pero no creo que la menor de mis hermanos pudiese, duele decirlo pero Cande ya está harta de vivir, no creo que pueda con algo más como el desprecio o la indeferencia por parte de quien es su héroe, Einar.

Entro a la mansión cuando siento que el fresco comienza a ponerme los pelos de punta, si hay algo que odio es el frío, soy más de calor, todo lo contrario de mis hermanos.

- Cuidado.- levanto a cabeza justo en el momento que mi cuerpo choca con el de Russell, ¿enserio?- Andas despistada Moonlight.

- Andrómeda.- lo corrijo.

- Para mi Moonlight.

- Para ti y para el resto del mundo Andrómeda.- lo desafio aunque quiero salir cuento antes de la situación.

- Bueno, seguiré llamándote Moonlight.- casi gruño como suele hacerlo Einar cuando algo lo molesta.

- Eres muy molesto, más incluso que mis hermanos menores.- le contesto pasando por su lado.

- Si tu lo dices Moonlight.

Me voy sin contestarle, no sirve de nada, y seguir con la discusión de como me debe llamar solo me retendrá durante más tiempo en la sala, con él, a solas con él, y yo soy muy hormonal para estar con él, sé como podría acabar una discusión más acalorada entre él y yo, aunque por mi inocente apariencia pueda no parecerlo, y paso que algo como eso pueda pasar entre nosotros, simplemente no puede ser.

Subo las escaleras con rapidez, y cuando estoy por entrar en mi cuarto, una mano delgada tira de mi y me encierra en uno de los cuartos de limpieza.

Al principio no logro ver nada, no hasta que la pequeña bombilla se enciende, dejándome ver los ojos oscuros de mi hermana menor, estoy segura de que va a ser más alta que yo, es tres años menor y es casi de mi altura.

- ¿Por qué hiciste eso?- le reprendo, arrepintiéndome de inmediato al ver su mirada triste.- ¿Qué pasa Cande?

- ¿Te gusta Russell?- abro los ojos ante la pregunta de mi hermana.

- No lo sé.- ella asiente.

- No todos son como ellos Eda, yo...sé que no soy tú o Einar o mamá, que siempre tienen buenos consejos, pero si te sirve el consejo de este fantasma, no te escondas ni límites porque mereces que alguien te ponga como su prioridad, si alguien en este mundo debe ser prioridad de todos los que le rodean eres tú.- siento las lágrimas picar en mis ojos.- Eres la mujer más hermosa, tanto por dentro como por fuera que conozco, eres valiente, inteligente y decidida, tienes defectos como cualquier mortal, pero tienes el corazón más grande del universo.- respira.- Yo estaré de tu parte, si te gusta te ayudaré a que papá, y Einar no lo vean mal, que se alegren por ti, lo prometo.

- Tu también mereces que te traten como una prioridad Cande, eres tan bella como yo, fuimos criadas con todo pero sabiendo ser humildes, sabes que cometiste un pequeño error, sabes que hiciste daño aunque no fue tu culpa, nada de aquello lo fue, pero Cande errar es de humanos, y pedir disculpas con el corazón es lo más valiente de este mundo.- me acerco a ella y la abrazo.- Por eso tu eres mi ejemplo a seguir.- le sonrío sabiendo que nada de esto cambiará el como se siente, ni mucho menos la hará avanzar pero sé que de alguna forma mis palabras pueden ayudarla, no sé, siento que es así.

- Tú eres el mío.- corresponde mi abrazo por primera vez, antes lo hacia pero sin ganas, en cambio este abrazo se ha sentido distinto, más real.- ¿Salimos de aquí?

- Mejor será.- le sonrío.

- Por cierto, me gusta el apodo que te ha puesto, es muy adorable.- se burla un poco de mi.

- ¿Qué es adorable?

Cande y yo nos giramos a cámara lenta y vemos a mi hermano cruzado de brazos y con una mirada escéptica, puede que yo sea la mayor y él el menor pero mi hermano da miedo, tiene esa misma mirada fría de mi tío y de mi madre, lo que sumado a su altura lo hace intimidante, no más que a mi madre pero tampoco mucho menos.

Mi hermano da respeto, aunque seas mucho mayor, él impone respeto y admiro mucho su capacidad de hacerlo, parece que es fácil pero yo lo he intentado muchas veces y no me sale ser tan fría ni tampoco imponer un respeto tan fuerte como el de Einar y el de mi madre, ni siquiera mi padre o mi tío Lukas impone tanto como ellos dos, lo que sorprende porque no sonríe nunca, a no ser claro que seas mi madre, Samantha, Biel o Leyna.




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