Salimos todos de la escuela. No había nadie más. Solo nosotros. Los lobos se habían ido y no sabíamos cuándo, o si, volverían.
Derek puso el cuerpo sin vida en el auto de Franco. Estábamos todos en shock. No sabíamos que hacer o que decir.
-Chicas, aún tenemos algo que hacer.- dijo Clara con un nudo en la garganta.
-Está bien. Vayan. Aún hay luna.- dijo Stefano mirando el auto de franco.- estaré bien. Derek, Franco y Austin vendrán conmigo. Ustedes pueden ir tranquilas. Las llamare.- Nunca desprendió los ojos del auto. Su voz tenía dolor, pero nunca se le corto.
Stefano estaba siguiendo a su mamá y a Clara cuando uno de los lobos lo ataco. Una vez que el lobo lo dejo en paz fue corriendo a buscar a su mamá, aun sentía su olor.
Para cuando llego ella ya estaba muerta. Se quedó ahí por un largo rato viendo el cuerpo sin vida de su madre sin poder hacer nada. No tenía el valor de moverla o de rugir. Nada. Estaba inmóvil. Estático.
Clara se había ido por todo camino y se perdió. La escuela es inmensa, si nosotros que somos estudiantes nos perdemos, ellos que no vienen casi nunca más.
Benjamín y Bautista se fueron al hospital a ver a Liam y a Alex. Después todos nos dirigimos al bosque. Franco y Stefano fueron juntos, con el cuerpo de Nora en la parte de atrás. Austin y Derek fueron en la moto de Derek. Mamá, Clara y yo íbamos en el auto de mamá. Gwen fue con su madre.
Teníamos luna para rato. Pensamos en primero enterrar a Nora, pero Stefano dijo que no. Prefería que estemos todos; incluyendo a Beja y Liam.
Mientras nuestras madres preparaban todo para nuestro ritual, tratamos de contarles lo que íbamos a hacer, y porque era importante. Pero sentimos que nadie nos escuchó, y no los culpo.
Estábamos todos atónitos y shokeados sin poder creer nada. Austin y franco son los que más cosas tenían que digerir; Liam estaba en el hospital y aun no sabíamos nada; Nora estaba muerta; Stefano quedo huérfano y no sabíamos si había alguien que podía quedarse con él. Era demasiado para nosotros.
En el sumo silencio que había escuchamos a alguien llorar, no habíamos tenido tiempo de hacerlo, o aun no estábamos consientes del todo.
Clara.
Clara era quien estaba llorando. Y luego todos. Todos estábamos llorando. Eran demasiadas cosas para dirigir, no era solo una simple pelea y ya está. Eran demasiadas cosas.
-Antes de empezar quería decir algo.- Dijo Valeria.- Sé que esto es demasiado, para todos.- Dijo mirándonos uno por uno.- Nora no era solo la mamá de Stefano, o una mamá más de la escuela. Era una amiga. Nuestra amistad a lo largo de los años se fue haciendo más y más fuerte. Y siempre la vamos a extrañar.-
-Mamá creía que vinimos a este mundo a pagar los pecados de nuestras vidas pasadas, y que nos íbamos una vez que hayamos cumplido condena. No importa donde este, solo espero que este feliz.- dijo Stef con toda la voz cortada.
Hicimos un minuto de silencio en su nombre y por Liam, que esperábamos que este bien.
-Chicas. Ya saben que hacer.- dijo mamá.
Sobre el suelo había tres estrellas, hechas con algo raro que no recuerdo muy bien, en este momento no recordaba nada de lo que teníamos que hacer. En cada punta había velones blancos encendidos. Teníamos que recostarnos sobre las estrellas. Para poder ser unidas a nuestros ancestros teníamos que mezclar nuestra sangre con, en este caso, las de nuestras mamás.
En un cuenco de madera había sangre mía y de mamá, especias y plantas raras que no sabía pronunciar. Esa mezcla nos la tenían que poner en la frente mientras decían algo, nunca escuche que decían, mis pensamientos estaban en otra parte.
Nuestras mariposas nos las sacamos, eso a ser una especie de restricción solo iba a estorbar.
-Pueden acostarse.- Dijo Valeria.
Mientras estábamos acostadas, con los ojos cerrados, ellas decían unas palabras en latín, o eso creo; deje de prestar atención hace mucho. Mi mente solo pensaba en otra cosa. El lobo negro que aprecio; de algún lado lo conocía.
Empecé a sentir sueño, incluso empecé a sentir que me dormía.
Y así fue.
Abrí los ojos de golpe y estaba sola en el boque.
-¿Mamá?- Grite. Nada.- ¿Derek?- Nada. Ya si con cada persona que llame. Nada. Ni una respuesta.
Me puse de pie y aún tenía el uniforme de animadoras. Roto y con sangre. No recordaba que tenía que hacer. Si tenía que buscar o esperar. Estaba desesperada y estaba sola.
-Solo búscalos.- Oí una voz muy a lo lejos, pero a la vez cerca. Como un susurro.
-¿Buscar a quién?-
-Solo búscalos.- volvió a repetir la voz. Camine por todo el bosque y no había nadie. Otra vez.
Estaba perdida y sentía que todos los arboles eran iguales. Hasta que a lo lejos logro ver una luz de color celeste. Corrí hasta esa luz y me encontré en la carretera, esa carretera que estaba en frente de la casa de mis sueños.
Ahí estaba. La casa y el auto negro. Pero la luz no; la luz estaba del otro lado de la carretera.
Editado: 07.08.2020