Durante toda la semana el grupo de siete chicos, con los que Maia había salido el sábado, comenzó a ser más cercano tanto que empezaron a juntarse a la hora del almuerzo y de la comida. Ella disfrutaba mucho esto y más porque compensaba las horribles clases de trompeta que tenía, las cuales se habían convertido en un martirio ya que el maestro había cambiado su estrategía y hacía que diario todos sus alumnos tocaran, uno por uno enfrente del grupo, alguna de las piezas vistas al azar, provocando en los chicos ansiedad y estrés ya que diario debían de practicar en la tarde todas las piezas musicales que habían visto hasta ese momento conjunto a las nuevas que les daba.
—Oye ¿qué les pasa a los de trompeta?—le preguntó Andrew a Maia durante la comida del viernes.
—No sé de qué hablas—mintió.
—¿Cómo que no sabes? mi compañero de cuarto se ve fatal, creo que pronto se enfermara— le dijo el chico.
—Escuche que su profesor les grita, los humilla e incluso a uno de los chicos le pego —dijo Lin Yen.
—Qué exagerados. Está bien que el profesor es demasiado estricto pero no para llegar a eso—les dijo Maia defendiendo al maestro, ya que a pesar que de alguna manera los tenía aterrorizados la idea que fuera violento la sorprendio.
—pues eso es lo que yo he escuchado—volvió a decir Lin Yen
—Oye no puedes culpar que exista rumores así si con sólo verlos a todos ustedes y con la clase que tenemos con él es suficiente prueba para pensar lo peor. Me apiado de ti por tenerlo como maestro —dijo Andrew.
—wow, Gracias por compadecerte por mi —le contestó en forma sarcástica Maia.
—no hay problema, ya sabes cuándo quieras—le contestó Andrew, sonriendo.
Este pequeño diálogo entre los dos fue inadvertido por los demás chicos quienes hablaban entre ellos. Al término de la comida, tenían tiempo libre así que volvieron a salir los sietes chicos para pasar un rato por ahí, ya cuando se oscureció cada quien se fue a su dormitorio. Estando en su cuarto Soon-hee le comentó a Maia:
—Mañana quedé con las chicas para llevarlas a myeongdong, es una calle que tiene tiendas de belleza y de ropa ¿quieres unirte?
—Claro que sí, me encantaría—le contestó animada Maia
—Genial entonces mañana vamos después del desayuno.
Así fue que al día siguiente las cuatro chicas se fueron hacia el metro encontrándose a la maestra Yoon y al maestro Choi, quienes ya eran los encargados de cuidar y vigilar a los chicos cuando no había clases, en el camino. La maestra las saludo como siempre con amabilidad.
—Hola chicas ¿a dónde van?
—Voy a llevar a que conozcan a Myeongdong —contestó Soon-Hee.
—Es perfecto, deberían de relajarse ya que han estado trabajando duro durante estas semanas . Sólo recuerden tener cuidado y regresar a tiempo —les dijo la maestra.
—Claro que sí—contestaron las chicas.
—Desacuerdo un poco con usted profesora— dijo de repente el maestro Choi sorprendiendo a todas, incluso a la maestra Yoon— creo que en vez de matar el tiempo con esas cosas deberían de aprovechar el tiempo y practicar más, así mejorarían — esto último lo dijo mirando a la pobre de Maia quien no pudo contestarle por su sorpresa y pena que le causó que lo dijera enfrente de las chicas.
—Hay profesor Choi, no sea tan estricto—dijo la maestra Yoon para intentar animar el ambiente — No le hagan caso. Yo creo que es importante también que descansen y salgan para disfrutar de su tiempo libre. Han trabajado muy duro así que se merecen el poder salir — terminó diciendo la maestra mientras sonreía. A diferencia el maestro quien resoplo en tono burlón ante esta afirmación y se fue sin decir nada obligando a la maestra a acabar su conversación de forma rápida —diviertanse chicas.
—Si — todas dijeron al unísono mientra se quedaron unos momentos sin entender lo que había ocurrido.
—Que horror de profesor—dijo Melany de repente haciendo que las chicas movieran su cabeza aprobando esa expresión.
—A mí me dio miedo— dijo Lin Yen.
—A mi también, pero ¿a qué se refería que debemos de practicar más?—preguntó Soon-Hee.
—No sé— mintió Maia—pero es mejor que nos vayamos—sugirió ella.
Así fue como las cuatro chicas se dirigieron a la estación del metro. Al llegar a su destino ya se les había bajado la incomodidad que les había generado el encuentro con el profesor, exceptuando a Maia quien durante todo el trayecto repetía ese encuentro en su mente mientras imaginaba lo que le hubiera gustado responderle.
Se metió tanto en estos pensamientos que le sorprendió cuando Soon-Hee le preguntó:
—¿Estás bien?
—Si, estoy bien gracias. Sólo estoy un poco distraída—contestó Maia.
—Ya lo notamos— dijo Melany, ella sólo sonrió y decidió unirse a la conversación que tenían las chicas, qué era acerca de la comida que querían probar. Su conversación fue interrumpida cuando llegaron al lugar donde Soon-Hee les había dicho.
El lugar era una calle llena de tiendas de todo tipo, principalmente de cosméticos, en dónde los empleados, quienes estaban en la entrada, las invitaban a pasar mientras les regalaban muestras. Las chicas estaban fascinadas por todo lo que veían, entraron en cada una de las tiendas para ver los productos probando diferentes colores y algunas veces las mismas empleadas les hablaban para recomendarles algo.