Durante el inicio del concierto, pese a la emoción, les costó al grupo de chicos seguirse mutuamente y sonar en armonía, pero a la mitad de su repertorio tomaron el ritmo tocando de una forma decentes las siguientes canciones. Al terminar todos se quedaron callados, mientras que el corazón de Maia latía de alegría y no paraba de sonreír, estaba completamente feliz.
Los siete chicos se miraron sonriendo sin decir nada por unos minutos hasta que fueron interrumpidos por unos aplausos que venían de la esquina, era el profesor Choi quien se acercó al escenario y les dijo:
―Estuvieron muy bien chicos, pero les tengo una mala noticia es hora de irnos ―tras estas palabras empezaron a entrar el personal del teatro para desmontar las cosas.
Todos se levantaron y guardaron sus cosas. Cuando estaban a punto de bajar del estrado fue que Melany gritó:
―Esperen, nos hace falta una foto. Profesor ¿Nos podría tomar una foto? ― le preguntó al chico a quien le dio su celular , él lo tomó y asintió. Así fue que el grupo de chicos se pusieron enfrente del escenario mientras les tomaban la foto.
Al terminar se dirigieron a la salida del Teatro donde se organizaron para regresar a la academia. Después de discutir un rato decidieron que se iban a regresar en dos taxis, así que esperaron a encontrarlos, mientras esperaban Maia decidió agradecerles:
―Muchas gracias por todo. No saben lo que significó para mi, muchas gracias ―dijo conteniendo las lágrimas.
―Aww ― dijo Melany acercándose a ella. Todos los demás se acercaron y se dieron un abrazo colectivo.
―Al contrario, gracias a ti pudimos divertirnos mucho el día de hoy ―dijo Henry
―Si, y siempre nos cuidaste― agregó Lin Yen
―Gracias, y pues supongo que este es nuestro adiós― les dijo Maia.
―¿Por qué dices eso? ¿A dónde vas?― le preguntó Andrew
― A mi hotel, ustedes van a ir a la academia ¿no?
― Si tú también vienes ―dijo Andrew mientras todos asentían.
―¿Qué? ― les preguntó.
―Si, tienes que venir. Hay un evento de cierre— dijo Melany
―Pero... ¿no habrá ningún problema? —preguntó Maia.
―Ninguno ― dijo el maestro acercándose a ellos.
― Si, ven. Será nuestra última aventura juntos ― dijo Soon-Hee acercándose a ella y tomándola del brazo.
― Bueno― aceptó Maia, sin que tuvieran que insistir mucho para convencerla ya que tenía ganas de poder estar con ellos una vez más. Todos sonrieron y vitorearon su decisión.
Maia volvió a ver al maestro quien le sonreía y asentía en forma de aprovación por su decisión, ella le devolvió la sonrisa, durante unos segundos duró ese contacto visual entre ellos el cual fue roto por el mismo chico quien se enfocó en la calle y corrió a la acera para hacer una parada al taxi que venia, el cual se detuvo a la señal de él. Él le pidió que bajara su ventanilla y conversó con el conductor, cuando terminó fue que se volteo a ellos y les dijo:
―Ya le dije que los lleve a la academia, yo creo que se van ustedes cuatro ― les dijo señalando a Andrew, George, Soon-Hee y Lin Yen― y nosotros tomaremos otro y los vemos ahí, paguenle con esto― le dijo a Soon-Hee dándole un billetes. Los cuatro chicos entraron al taxi.
Así Maia, Melany, el maestro Choi y Henry se quedaron mientras esperaban otro taxi, el cual llegó casi de inmediato. Durante el trayecto sólo Henry y Melany hablaban ya que siempre habían sido los más platicadores. Cuando llegaron a la entrada del dormitorio fue que se reunieron con los chicos, ahí se organizaron para verse en la cafetería una vez que se hubieran cambiado, mientras el maestro Choi se dirigió para ver a los otros profesores. Maia acompañó a Soon-Hee para dejar ahí su instrumento.
Después que su amiga se había cambiado y arreglado, ambas chicas se dirigieron a la cafetería; lugar donde había sido adornado para la reunión, para ello se habían quitado las mesas y en la barra había comida y bebidas, mientras que se había decorado con luces de colores para que pareciera más alegre.
― Chicas, no sean tímidas y entren ―les dijo la maestra Yoon que se había puesto detrás de ellas, ya que estaban en medio de la puerta. Cuando voltearon Maia se sintió culpable por estar ahí pero la maestra sólo sonrió y no le dijo nada. Aunque ya había varios chicos ninguno de sus amigos había llegado siendo ellas las primeras.
―¿Quieres ir por algo? ― le sugirió Maia a Soon-Hee quien aceptó. Así se acercaron a la mesa que habían puesto para las bebidas, en esta se encontraba el maestro Choi sirviendo las bebidas. Después de un incómodo saludo, y de que él les entregara las bebidas que había pedido, él les hizo la plática.
―¿y qué les parece la gran fiesta que les hicimos? ―Les preguntó.
―Está muy bonito profesor ―contestó Soon-Hee.
―Si, está muy lindo― le dijo Maia.
En eso llegaron unos chicos, quienes eran compañeros de Soon-Hee de violín, por lo cual los tres tras haber obtenido sus bebidas entablaron una conversación con la amiga de Maia dejándola un poco a lado dando oportunidad a que ella y el maestro pudieran platicar.