Morado y Verde

Capítulo 23

"15 minutos"

Eso había dicho Jamie, antes de que nos dejara solos y subiera al auto. Después de despedirnos de Ben y asegurarme que estuviera bien en cuanto nos fuéramos, nos dirigimos a mi casa.

Por suerte mi madre se encontraba recostada en su habitación y mi padre en la ducha. Agradecí que ambos no notaran mi ausencia porque de lo contrario, hubieran enloquecido al saber que había escapado en la noche.

No fue difícil dirigir a Devon hasta mi habitación y ahora, mientras estaba sentada en mi cama, observaba con curiosidad como Devon analizaba mi habitación. Recorría con la yema de sus dedos algunos de los lienzos que había terminado hace ya varios meses.

—Son preciosas — Susurró sin apartar la vista de las pinturas y luego observó aquella que colgaba en la pared — Los girasoles — Sonrió levemente — Tu favorita.

Sonreí débilmente — Sí.

Sus piernas se movieron en mi dirección y con lentitud, tomó asiento a mi lado. Hombro con hombro.

Silencio.

Jugueteé con mis dedos sintiendo el nerviosismo recorrerme. Ninguno mencionaba nada, solo nos quedamos así, sumergidos en un silencio que no supe describir.

Una leve caricia en mi muñeca derecha, me alarmó y llevé mi atención hasta allí. Sus dedos acariciaban la gaza que cubría mi herida.

—¿Es nueva? — Dijo tan bajo que casi no lo oí.

—Sí.

Lo pensó unos segundos — ¿Cuántas nuevas han habido?

Descendí la cabeza, sintiéndome avergonzada. Sus ojos no me miraban, solo estaban clavados en mis brazos. Mojé mis labios al sentirlos repentinamente secos al igual que mi garganta.

—Muchas, han habido muchas.

Asintió en silencio.

—Necesito escucharte, Tessa — Esta vez, sí me observó — Necesito saber.

Inhalé profundamente, presionando mis puños sobre mis muslos. Supe que era lo más justo, que él supiera todo desde el inicio. Desde que todo empezó.

—Mis colores favoritos eran el Morado y el Verde... —Comencé intentado recordar como fue que inició — Jamás faltaron, ni en mi ropa, ni en mis pinturas. Yo amaba esos colores... — Negué en un suspiro — Hasta que un día, dejé de hacerlo — Devon llevó su mirada hacia el suelo, escuchando atentamente —Fue al iniciar el primer año de preparatoria. Recuerdo que estábamos cursando idiomas, pero la profesora no había asistido. Así que, cada uno reía y charlaba con sus amigos...

— Lo recuerdo.

— Yo no tenía amigos. Siempre fue difícil para mí interactuar con los demás. Muchas veces me pregunté que se sentiría tener tu propio grupo... — Me encogí de hombros — Solo me dedicaba a hacer bocetos en las ultimas hojas de mi cuaderno, hasta que, un par de risas llamaron mi atención... — Mis mirada se perdió en algún lugar de la habitación — Fue allí cuando los vi. A Lucian y a todos ellos, y junto a él, estabas tú, riendo a carcajadas por alguna broma que contaba Thomas. Sara y Kayla reían desde sus asientos y el hecho de verlos divertirse, me hizo imposible quitar la mirada. Sus risas eran tan fuertes y contagiosas que no pude evitar sonreír por ello — Carraspeé y cerré mis ojos — Entonces ella me vio.

Devon nuevamente me observó—¿Quién?

—Sara — Respondí — Desde allí, todo cambió. No tenían motivos para molestarme, así que, la forma de vestir y los colores que usaba fueron la excusa perfecta. Primero fueron empujones, burlas y hacer sus tareas, así fue, hasta que, me negué a servirles. La primera golpiza provino de Sara, los chicos solo se encargaban de sujetarme. Pero no pasó mucho para que Lucian incentivara a los demás a unirse... — Apreté mis labios y percibí la tensión en el cuerpo de Devon — Muchas veces pude escapar pero muchas otras veces no. Fueron tantas golpizas que mi cuerpo se volvió dependiente de aquella pomada de mi madre. Me aliviaban.

—Tess...

— Mi madre siempre se preguntó porqué duraban tan poco las pomadas — Sentí mis ojos cristalizarse — ¿Cómo podía decirle que era yo quien las usaba?

—Yo...¿Cómo no me di cuenta de esto? — Dijo sonando abatido — Aun conociendo a Lucian y jamás sospeché nada, soy tan idiota.

Negué — No es ni fue tu culpa. Yo no te culpo, así que, no quiero que lo hagas — Dije firme.

—Hicieron un infierno de tu vida solo por sonreír.

—Si es cierto que fui golpeada por ellos, pero debo admitir que Kayla jamás me tocó un solo cabello.

Devon me observó —¿Pero siempre estuvo allí?

—Siempre.

— No puedo creer que ella fuera capaz de eso.

—Creo que solo tenía miedo. Siempre pensé que si ella no actuaba como debía frente a ellos, se convertiría en el objetivo... — Hice una pausa — Y nadie quiere ser el objetivo.

Ambos nos sumimos nuevamente en otro silencio. Devon procesando todo lo que había dicho y yo aún sin poder creer que lo hiciera.

—Kayla está enamorada de ti — Admití y él solo suspiró — Muchas veces lo dijeron y eso fue otro motivo, por el cual, sus acosos se volvieron constantes. Sara también siente cosas por ti y el hecho de vernos juntos, la hizo enloquecer.

— No es excusa — Dijo roncamente —No hay excusa que valga por lastimar a otras personas —Presionó sus puños — Hay algo más que no estas diciéndome — La tensión me embargó y él lo notó —¿Qué es, Tess?

Me puse de pie y me acerqué a la ventana — Yo no sé como decirlo — Mis ojos se desviaron levemente al oír su teléfono vibrar.

Debía de ser Jamie.

—¿Es tu hermano? — Cuestioné sin enfrentarlo aun. Fruncí el ceño al no recibir respuesta y al girar supe que algo andaba mal.

Devon se encontraba petrificado, de pie junto a la cama, con su mirada fija en la pantalla de su celular.

— ¿Dev...? — Llamé sintiéndome nerviosa. Sus ojos me observaron y su expresión me asustó.

—¿Qué mierda es esto? — Preguntó. No aguanté más y me acerqué a su celular y juro que sentí mi estomago revolverse al ver las imágenes.

Di unos cuantos pasos hacia atrás y sostuve mi pecho hasta chocar mi espalda contra la pared. Mi tráquea se cerró y comencé a luchar por oxigeno.




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