Min Ho
El resto del día se pasa con normalidad.
A decir verdad, lo agradezco, porque por alguna razón siento que las bromas de Kwan cada vez terminan más cerca de mí.
Es como si a medida que el tiempo pasara, y el chico agarra más confianza, eso provocara que sus bromas terminen muy cerca de mi rostro.
Y... a veces eso me pone nervioso.
No estoy diciendo que me guste o algo por el estilo, pero el hecho de que alguien pase tan rápido mi espacio personal, sin importarle mi reacción o algo por el estilo me causa escalofríos.
Definitivamente Kwan es un idiota, exageradamente lindo para mí.
—¿En qué piensas? —Cuestiona Suk a mi lado, pasando por el espacio que separa nuestras camas y acostándose en la suya.
Nos encontramos en nuestra habitación, la luz del día ya ha cesado y ambos ya hemos cenado y bañado, ahora solo queda mirar el techo y pensar en todo lo que ha sucedido en este día.
A decir verdad nunca me gustó mentir, y hacérselo a Suk no me parece apropiado, pero el hecho de decirle que estoy pensando en el chico no es tan adecuado que digamos.
Prefiero simplemente evitar mal entendidos con él.
—En nada, solo... estoy cansado por el día de hoy —Digo, acomodando la remera rosa pastel que tengo puesta.
A decir verdad, me encanta dormir así vestido, la remera rosa pastel, el pantalón de dormir violeta, y por si quiero levantarme en la noche mis zapatillas del mismo color.
Suk mientras tanto tiene una remera blanca y un short negro, el chico aún tiene su cabello un tanto mojado ya que fue el último en bañarse.
—Primer día y ya estás pensando así —Acusa, asiento y él ríe—. Mañana comienzas tu club.
—Sí, por cierto, ¿cuándo comienza el tuyo? —Inquiero, mi amigo asiente pensante.
—Según entendí la semana que viene —Admite, asiento.
Nos mantenemos en silencio y noto como el teléfono de mi mejor amigo suena, por lo cual él se dispone a agarrarlo y contestar el mensaje.
—¿Quién es? —Inquiero, mirándolo aún acostado sin taparme.
—Mi tía —Responde sin más, asiento—. Quiere asegurarse de que todo esté bien.
—Mándale un beso entonces —Digo, él asiente.
Noto como deja el teléfono en la pequeña cómoda al lado de su cama, la cual está al lado de la mía, por cierto.
Pongo mi teléfono allí y comienzo a prepararme para dormir, tapándome con la manta, al igual que Suk.
—Buenas noches —Digo, acercando mi mano hacia la lámpara, Suk asiente cerrando los ojos.
—Buenas noches.
♡
El día en la facultad pasa sin ningún problema alguno, Jung se encuentra siempre a nuestro lado y Kwan por alguna razón que desconozco no ha venido a buscar.
Mantuve la esperanza de que se enfermó o algo por el estilo, hasta que todo eso se cayó al abismo cuando tuve que ir solo a la práctica del equipo y encontrármelo allí.
Jung y Suk decidieron simplemente dejarme solo por ir al café, y ahora estaría a punto de querer matar a mis dos amigos.
Bueno, de todas maneras era obvio que iba a tener que compartir rato con este simio humano que habla, ya que ambos estamos aquí para entrar al mismo equipo.
—Bien, escuchanme todos —Pide Ahn, el entrenador del equipo—. Primero, Min Ho aún no te cambiaste, ve a hacerlo. Luego, quiero que todos calienten y corran unas vueltas alrededor de la cancha, luego haremos un partido amistoso dividiendo a todos los nuevos de este año en dos.
—Suena bien —Admite Kwan a mi lado, alzo el ceño.
—¿Lo qué? —Cuestiono.
—Dividirte en dos —Acusa, suelto un bufido y él ríe.
Camino hacia vestidores para cambiarme de vestimenta, ya que aún tengo el uniforme, a diferencia de Kwan, quien ya tiene puesta la remera del equipo, el short y los zapatos deportivos.
Cierro la puerta con cuidado al entrar y me encamino hacia uno de los lugares en los cuales me puedo cambiar de aquí, guardando mi vestimenta en uno de los casilleros disponibles y guardando la llave de la misma en mi mochila.
Dejo aquello en el banco, el mismo en el cual dos días atrás había dejado la caja y visto a Kwan por primera vez en mucho tiempo.
Suelto un suspiro y salgo del lugar, ya con la vestimenta deportiva puesta.
Para mi buena suerte todos están allí esperando y Kwan ni siquiera se acercó a los vestidores.
No me hubiera gustado estarme cambiando y que él aparezca.
Quito la imagen mental de lo que podría haber pasado de mi cabeza y miro a el entrenador, quien se dispone a esperar que calentemos y luego tocar el silbato, así todos comenzábamos a correr alrededor de la cancha.
Kwan trota a mi lado, por lo cual apresuro mi paso, pero para mi mala suerte no demora en alcanzarme.
—Deberías dejar de tratar de evitarme y aceptar tu destino —Avisa, ruedo los ojos.
—¿Y ese cuál es? —Inquiero.
—Estar conmigo —Acusa.
Hago una mueca de mal gusto y él vuelve a reír como siempre, como si cada vez que lo rechazara no le afectara en nada.
Y claro está que es así, Kwan lo único que quiere hacer es molestarme, él no está interesado en mí, así como yo no estoy interesado en él.
Sí, exactamente eso.
Trotamos en silencio aunque puedo sentir la mirada de él sobre mí.
—¿No podrás, no sé, dejar de mirarme así? —Inquiero, soltando un suspiro pero manteniendo el ritmo, Kwan niega.
—Solo miro así a lo que me interesa —Admite.
—¿Entonces te interesa el entorno? —Inquiero, Kwan niega.
—Me interesas tú, solo te miro así a ti —Avisa, freno el paso al igual que él.
Todos continuan corriendo menos nosotros dos, me dispongo a mirar al chico de mala manera y él hace una mueca.
—¿A qué juegas? —Inquiero.
—No estoy jugando —Admite.
—Sabes perfectamente que le gustas a mi amigo —Le recuerdo, Kwan asiente.
—Sí, me di cuenta —Avisa.
—¿Y entonces por qué actúas así? ¿No podrías hacerle esto a él? —Pregunto, Kwan niega.
—No, porque él no me interesa —Aclara.
Suelto un bufido antes de continuar trotando, y a pesar de que Kwan estaba antes a mi lado, ahora se dispone a seguirme en silencio por detrás, como si ya se hubiera rendido por el momento.
Pero, por alguna razón me siento mal, y eso no me gusta para nada.
Una parte de mí me dice que fui demasiado duro, y la otra me dice que es solamente un idiota que quiere bromear conmigo.
Decido hacerle caso a la segunda opción, por bien de mi paz mental.
Terminamos todos de trotar y los equipos se comienzan a armar por dos seniors.
Noto como el equipo rival nos observa en silencio, y entre ellos noto la mirada de Kwan sobre mí.
La verdadera batalla ha comenzado, y esta vez, cumpliré mi promesa de patearle el trasero en la cancha.