Min Ho
Observo la maleta y me siento en mi cama, suspirando pesadamente.
Esto realmente no estaba en mis planes, y aunque sea tan solo un mes estar alejado de la compañía de mi mejor amigo en la habitación, se siente realmente extraño.
Siempre dijimos que cuando entráramos a Facultad compartiríamos habitación, y ahora no pasó ni siquiera una semana que aquella idea pareció desvanecerse sin más.
Tal vez estoy siendo dramático, pero aunque le guste Jung, me siento mal.
Yo nunca lo cambiaría por otro chico, para mí la amistad siempre es lo primero.
Suelto un suspiro nuevamente mientras rodeo los ojos y espero a que el chico llegue.
Sé que aún tengo tiempo para empacar todo, pero prefiero ir llevando todo ahora, no porque esté deacuerdo con esto, sino con que será más duro si simplemente me quedo aquí.
Además Suk quiere estar con Jung, debo tratar de entenderlo, es el chico que le gusta.
El subdicho ha comenzado a traer las cosas aquí, a decir verdad creí que tendría una sonrisa de oreja a oreja, ya que es más que obvio que le gusta mi mejor amigo, sin embargo, lo noto algo silencioso y callado, como si esta idea le gustara, pero no pudiera disfrutarla.
Estos dos se comportan realmente extraño últimamente, no los entiendo.
Noto como abren la puerta y levanto la mirada, encontrándome con la de mi mejor amigo.
Suk hace una pequeña sonrisa de boca cerrada al ver la maleta y lo noto algo extraño, suelto un suspiro y le pido con la cabeza que se siente en su cama.
El chico asiente sin más y se coloca allí, esperando que hable.
—Está... todo bien ¿cierto? —Cuestiono, Suk asiente con la cabeza levemente—. Más allá de que te guste Jung, ¿alguna vez te sentiste mal por algo que te dije? ¿hice algo malo?
—¿Por qué preguntas eso? —Inquiere, meneo la cabeza levemente.
—Es que siempre creí que permaneceríamos juntos en nuestra estadía en la facultad, es decir, siempre hablábamos que dormir en una habitación con tu mejor amigo era increíble ya que el otro te sabía entender en absolutamente todo, y podías contarle cada cosa sin problema, sin necesidad de hacerlo por teléfono o algo —Aclaro, Suk se mantiene en silencio bajando la mirada.
Pasan unos cuentos segundos hasta que Suk la vuelve a levantar y noto como sus ojos se encuentran cristalizados.
—No te sientas mal, en este mes seguramente se te pasará, estarás cerca de Kwan —Avisa, sonriendo.
Mi corazón late con fuerza mientras la confusión parece atravesarme, y luego mi ceño se alza.
—¿Tú...? —Inquiero, él asiente soltando un gran suspiro y apretando su boca.
—Sí, lo sé —Admite, mi corazón late con fuerza.
—Entonces... ¿me quieres lejos porque estás enojado conmigo? —Inquiero, él niega al instante.
—Min, no pienses tanto, es simple, me gusta Jung y quiero estar cerca de él —Suelta.
Al momento que mi amigo dice dicha frase, la puerta se abre y noto al nombrado, abre la boca sorprendido y Suk bufa, aún sin mirarlo.
Ups.
—Es él, ¿cierto? —Inquiere, asiento con la cabeza y noto como Jung se acerca, dejando una caja con cosas suyas en el suelo.
El chico se posiciona al lado de Suk y le sonríe.
—Así que... ¿te gusto? —Inquiere, Suk rodea los ojos y luego lo mira mal negando con la cabeza—. Eso no es lo que acabo de escuchar.
Me levanto de la cama y la mirada de ambos recae en mí.
—Bueno... los dejo solos —Respondo, sonriente.
Agarro la maleta y me encamino hacia la puerta, donde la voz de Suk me frena.
—Min —Pide, me giro expectante, él sonríe—. Sé feliz.
Asiento con la cabeza aún confundido por aquello y salgo de la habitación, dejando a aquellos dos completamente solos.
Me muevo por el pasillo y luego por las escaleras hasta la habitación de Kwan, bueno, ahora también mía por un mes.
Un tiempo atrás si me preguntaban por hacer esto me hubiera negado rotundamente, pero al sentir que mi opinión por el chico cambió rotundamente al conocerlo mejor, me doy cuenta que sí será bueno hacerlo.
Él no es mala persona, solo pone muchas barreras alrededor para que nadie lo hiera.
Aunque... la forma en la cual rechaza a las personas me sigue chocando demasiado, debería trabajar mejor en ello.
O bueno, trabajar mejor en como relacionarse con los demás.
Golpeo levemente la puerta al llegar al pasillo y espero que abran la misma.
Cuando lo hacen un Kwan sonriente aparece, ruedo los ojos y este se hace a un costado, permitiéndome el paso.
—Ni creas que esto significa que tienes permitido besarme —Acuso, entrando al lugar, Kwan ríe.
Ahora con la luz del día puedo notar mucho mejor todo el paronama.
Yo me consideraba extremadamente fan de mis ídolos BTS, pero este chico me acaba de superar con su grupo latino.
Literalmente sus caras están por toda la habitación, siento que hasta podría ir al baño y el rostro de uno de ellos me puede llegar a aparecer en el retrete.
Doy un leve giro mirando todo y me siento en la cama más cercana a la puerta.
—Esa es mía —Dice Kwan, me levanto al instante y este ríe—. Era broma.
Lo miro mal y rodeo los ojos, suspirando.
—Podrías... mover tus cosas para tu parte de la habitación —Pido, Kwan alza el ceño y señalo todos los posters de aquellos chicos en mi sector—. Por favor.
—No me digas que serás de esos que no comparten nada —Habla, lo miro mal.
—¿Quieres que ponga una cinta dividiendo la habitación? Por mí no hay problema, lástima que nunca podrás salir —Acuso, Kwan suspira y asiente.
Noto como comienza a quitar las cosas a mis espaldas y una sonrisa aparece en mi rostro.
Es gracioso como puedo retarlo por algo y termina haciéndome caso.
Termina de sacar sus posters para luego colocarlos de su lado de la habitación y procedo a poner los míos.
Comienzo sacando los cuadros y colocándolos en la mesa de luz, y luego a pegar dichos posters en la cartelera de mi lado, sonriendo enormemente cuando encuentro alguna fotografía linda de ellos.
Miro levemente hacia donde se encuentra Kwan y noto que este se encontraba sonriendo, viéndome, hasta que me doy cuenta y despega la mirada, volviendo a ponerse serio.
Niego sonriente y procedo a terminar mi trabajo.
Luego de ordenar ello, miro la ropa y suspiro.
—Ya estoy cansado —Admito, sentándome en la cama.
—¿Quieres que te ayude? —Inquiere, sonrío pero niego.
—No quiero que toques mi ropa interior —Admito, Kwan abre la boca sorprendido.
—¿Por qué? Si seré yo quien te la quite todas las noches —Bromea, lo miro mal y este ríe.
Algo me dice que estar un mes aquí será algo entretenido y único.