Kwan
Pasar los días con Min Ho es algo realmente genial para mí.
Además hay algo que me alegra realmente, y es que ambos pudimos ver en la cartelera cómo nuestro nombre estaba en la lista de oficiales nuevos miembros del club de fútbol.
La sonrisa y emoción del chico se me contagió de Lunes en la mañana hasta ahora, Martes.
El día comienza con las luces del sol entrando en la habitación, abro los ojos levemente mirando a Min Ho y este se encuentra acostado en su cama.
En ese preciso instante nuestras alarmas suenan distintas canciones, tal y como ha pasado todas las mañanas desde se cambió aquí.
Río levemente cuando bufa y abre los ojos con pesadez, apagando la alarma de su teléfono.
Hago exactamente lo mismo con la mía y este me observa de mala manera.
—Deberías apagar tu alarma, es molesto escuchar ambas al mismo tiempo —Habla, aunque niego al instante.
—Si tanto te molesta, apaga la tuya —Acuso, noto como bufa y se vuelve a acostar, aunque no cierra los ojos.
Río levemente negando con la cabeza y me dispongo a ver las notificaciones de mi teléfono antes de levantarme para ir a agarrar el uniforme.
—¿Me cambio aquí? —Bromeo, aunque noto como Min asiente agarrando su informe e ingresando al baño.
Río levemente pensando que tiene miedo que lo vea en ropa interior.
Nego con la cabeza para mí mismo mientras comienzo a cambiarme de vestimenta.
Ya arreglado me observo al espejo y Min Ho sale del baño, pasando por el mismo y mirándose también.
—¿Vamos a desayunar de camino a la Facultad? —Inquiere, asiento al instante con la cabeza.
Min hace un leve puchero asintiendo y sonrío al instante acomodándome la camisa.
—¿Tienes hambre? —Pregunto, ese asiente—. ¿Me quieres comer?
Min me mira mal al instante provocando que una carcajada salga de mi boca.
—No —Responde, río un poco más sintiendo dolor en el estómago y como mis ojos se van cristalizando viendo el rostro del chico.
Min trata de aguantarse por un momento, aunque luego va aflojando y ríe levemente negando con la cabeza.
Este chico no se hace idea de lo que provoca en mí.
Salimos ambos de la habitación y nos encaminamos hacia las afueras de la residencia.
—Hoy Suk y Jai tienen la sesión de fotos —Escucho que dice Min, asiento con la cabeza mientras nos encaminamos hacia el estacionamiento.
Subimos al vehículo y a penas nos sentamos el chico pone música, ya tiene la confianza suficiente como para ni siquiera preguntar.
Sonrío al instante, me encanta que sea así.
Nos movemos por el campus hasta la cafetería, donde desayunamos solamente nosotros antes de dirigirnos a la facultad.
Me despido de Min con la mano por el pasillo y este se dirigue hacia donde se encuentra su clase.
Llego al salón de la mía y busco a la mirada a mis amigos, los cuales no demoran en saludarme emocionados.
—¿Cómo te fue con Mincito? —Bromea Dong, Bae ríe a su lado izquierdo sumándose.
—¿Ya hubo acción? —Inquiere, me siento del lado derecho para suspirar.
—¿Cuándo van a madurar? —Pregunto con el ceño alzado, ambos no tardan en reír.
—Nunca —Responde Seung, una fila más atrás.
Creamos un triángulo los tres por como nos encontramos sentados, y Seung se encuentra en la parte de arriba del mismo.
Creo que tal vez eso lo hace sentir superior.
—¿Tú que te metes? —Inquiere Bae.
—Me meto si quiero —Suelta, sonriendo de lado.
Ahí estaba, la misma sonrisa que había usado cuando había derribado a Min, aunque esta vez no me molesta.
Me di cuenta que hace todo para molestar a los demás, porque seguramente hay algo mayor que lo molesta a él.
No lo excuso, pero lo entiendo.
—Con él no —Responde Dong, mirándolo de mala manera.
—¿O qué? —Cuestiona con soberbia Seung.
Mi amigo bufa y Bae le pide que se calme con la mirada.
—Eres insoportable —Habla Dong, Seung ríe levemente.
—Lo sé —Admite.
La clase comienza y los cuatro nos callamos al instante, prestándole atención al tema.
El resto del día estudiantil se pasa en un abrir y cerrar de ojos, en algunos recreos paso a ver cómo se encuentra Min, aunque no en todos, ya que también debo estar tiempo con mis amigos.
Esto de medir los tiempos no es lo mío, es por eso que Bae decide organizarlos por mí.
Él es realmente ordenado, y necesita tener todo en su lugar sí o sí, a diferencia de Dong, quien es lo más perezoso para arreglar las cosas posible.
Ambos los conocí hace años, y aunque yo tratara de mantener a todos alejados porque no me gusta socializar, a ellos no parecía importarles y se me acercaron al instante.
Siento que estoy agradecido por ello de por vida, me han muchas alegrías y una mano cuando los necesitaba.
Dong tiene el cabello y ojos negros como la noche, piel realmente pálida, lo cual sumándole a su altura llega a darle un toque siniestro muchas veces, a diferencia de Bae que es mucho más bajo y su cabello enrulado, lo cual le llega a dar un toque tierno.
A pesar de muchas veces Bae sea quien conteste primero en una discusión, es quien más frágil es, ya que a la larga cualquier respuesta que le den le termina afeftando, lo cual Dong nota al instante y sale a defenderlo.
Son tal para cual, solo que ninguno de los dos se ha dado cuenta aún.
Cuando por fin termina todo, me encuentro con Min en la salida de la facultad, el chico se encuentra despidiéndose de Suk y deseándole suerte.
Cuando llego noto como mi primo se va sin más junto a su amiga y suspiro.
—Veo que aún sigue afectándole —Susurra Min por debajo.
Ahí está otra vez aquella idea, el chico sigue insistiendo con que le gusto a Suk, aunque obviamente sea porque no sabe que somos primos y nos queremos solamente como eso.
Suelto un suspiro negando levemente, no sé cómo decirle la verdad, cada vez que intento contarle me acobardo.
Tengo miedo de que Min se enoje conmigo.
Nos subimos a mi vehículo y nos movemos por el campus para llegar al estacionamiento de la residencia.
Le sonrío al chico a mi lado al instante mientras este se dispone a quitarse el cinturón.
Me quito el mío lentamente y este me observa en silencio.
Antes de que pudiera decir algo, me acerco a él, robándole un beso.
Min queda estático por unos segundos luego de que me separara, río levemente y este parpadea atónito.
—¿Y eso por qué? —Cuestiona, sonrío.
—Porque me gustas —Suelto, Min se mantiene en silencio y sonrío—. Y quiero que seas mi novio.
Min sonríe levemente, logrando que mi corazón se acelere, aunque esa sonrisa dura muy poco tiempo.
Mi sonrisa también desciende y me coloco en mi lugar, para así mirarlo.
Noto como quiere decir algo pero luego se calla a sí mismo.
—¿Qué? —Cuestiono, Min suelta un suspiro algo decaído, aunque no me observa, tiene la mirada en el frente.
—No puedo —Responde al instante, logrando que mi corazón duela—. No ahora, le sigues gustando a Suk y yo...
—No le gusto a Suk —Inquiero, Min me observa.
—Sí.
—No.
—Sí, ¿has visto cómo se pone a veces cuando nos ve juntos? —Inquiere—. Trato de hacerme el tonto y que no me doy cuenta, pero es obvio que le gustas y esto le está hiriendo, aunque a Jung realmente le guste él.
Suelto un bufido mientras todo adentro de mí me dice que le grite la verdad, pero no puedo, no ahora.
—Min, ¿te gusto? —Inquiero, sintiendo mis ojos cristalizadas, el chico mira al frente y luego suspira.
—Entre mis sentimientos y los de mis amigos prefiero cuidar los de ellos. No puedo ser tu novio oficial ahora, eso le causaría más daño —Se digna a responder, antes de salir del vehículo.
Siento un dolor en el pecho realmente grande, y las ganas de echarme a llorar se adueñan de mí.
Estoy frustrado, lo admito, y me lo merezco, yo dije de comenzar a decir la mentira de que a Suk le gusto yo, para así Min se acercaba a mí y dejaba de lado un momento el odio.
Cierro los ojos y toco levemente el molante con mi cabeza.
Uno por amor hace locuras, y la mía me está pagando realmente fuerte.
«¿Has visto cómo se pone cuándo nos ve juntos?»
Abro levemente los ojos mientras eso resuena una y otra vez en mi cabeza.
Y si... no puede ser.
Mi corazón late con fuerza mientras me coloco el cinturón, enciendo el vehículo nuevamente y me dirigo hacia la facultad de fotografía.
Suelto un bufido mientras me muevo hacia allí.
Al llegar al lugar simplemente estaciono el vehículo y me quedo afuera, no quiero entrar y generar escándalo en plena sesión fotográfica.
Al ver a Suk salir junto a Jai me acerco a ambos.
—¿Qué pasó? —Pregunta el primero, noto como Jai se mantiene unos segundos al lado nuestro hasta que simplemente se aleja, dándonos espacio.
Hago una mueca preguntándome una y otra vez si decirlo, pero se me es imposible no soltarlo.
—¿Te gusta Min? —Inquiero.
El rostro de Suk pasa por un montón de emociones en cuestión de segundos; confusión, tristeza, desentendimiento, entre otros.
—No —Responde, aunque sus ojos se encuentren cristalizados y su voz esté quebrada.
Me duele el pecho demasiado, pero decido ignorarlo para hablar con él.
—¿Por qué no me lo dijiste? —Inquiero en forma de susurro, ya más calmado.
—Nunca me pides nada —Habla, observándome—. Nunca le pides absolutamente nada a nadie, casi ni siquiera puedes socializar con las personas amablemente. Min es el primer chico que te gusta, no podía entrometerme.
—Pero te gustaba a ti —Digo, él suspira.
—No es el primer chico que me gusta —Admite—. Lo que siento por Min no se compara ni siquiera un poco a lo que siento por alguien que desconozco.
Alzo el ceño y Suk prosigue.
—Pero esa persona seguro ya me olvidó —Aclara—. Escucha, eres mi primo y...
—¿Por qué eres así? —Inquiero, agarrándolo por los hombros—. Siempre pones a la familia antes que tú, la felicidad de los otros siempre es más importante que la tuya.
—Min y yo, no hubiera funcionado, solamente somos mejores amigos —Responde—. Nunca me dio ningun indicio de que le gustara, a diferencia de a ti.
Suelto un suspiro cansado y él prosigue.
—Pero solo una cosa te diré, a Min ya le rompieron el corazón antes, es por eso que se cerró a las relaciones y decidió simplemente ser shipper, no dejes que se aleje —Habla, asiento con la cabeza—. Ahora... ¿me vas a dar un abrazo?
Río mientras rodeo al chico con mis brazos y este acepta al instante.
—Cuídalo, ¿sí? Él se merece a alguien realmente genial y tú eres ese alguien —Agrega.
Asiento con la cabeza y noto como una lágrima cae por su mejilla cuando nos alejamos.
—Estoy bien —Respondo sonriente, aunque su rostro no lo diga realmente.
Asiento levemente sintiendo tristeza y Suk se encamina hacia Jai, quien se encuentra de espaldas nuestro con el teléfono entre manos, y bastante lejos.
Miro como ambos se alejan caminando y suelto un suspiro.
Jung, por favor, si Suk te da una oportunidad, no la arruines, ese chico vale oro.
Mi primo vale oro.