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- Isaac Roth -
Nate ya tenía tres semanas y media quedándose a dormir en mi casa, y esas tres semanas fuimos diariamente a ver a la anciana. Como de costumbre hoy teníamos pensado ir, estamos en medio del almuerzo y mis padres decidieron mencionar el problema de Nate con sus padres.
Mi padre y mi madre hablando con Nate sobre sus problemas y aconsejándolo, mientras almorzábamos era algo muy diferente para mí. Nate no es que quisiera hablar del tema, pero les respondía todo a mis padres sin problema. La conversación fue larga y de un momento a otro nos mencionaron que faltaba muy poco para que fuésemos mayores de edad. Así que sin pelos en la lengua le ofrecieron vivir en nuestra casa como hijo adoptivo de los dos y mi hermano.
—Nathan eres prácticamente parte de la familia desde hace muchos años, conoces a Isaac desde que estaban en vientre los dos, sin vergüenza alguna sabes que puedes contar con nosotros — exclamo mi madre con determinación.
Nate bajo su mirada apenado, llevando la taza de café a su boca y dando un sorbo de ella. Relamió sus labios y luego volvió la mirada hacia mis padres en frente de él.
Era obvio que no iba a decir que no, pero Nate es bastante apenado con ese tipo de cosas, más sabiendo el estado en el que se encuentra y el hecho de porque se lo ofrecen. Últimamente ha tenido más problemas con sus padres de lo normal... la verdad algunos bastante fuertes. Obviamente no es que le guste hablar mucho de ello. Estábamos en medio de un pequeño silencio "incomodo", si se le puede llamar así. Mis padres son muy determinados a la hora de tomar una decisión, si le habían ofrecido tal cosa a Nate es porque estaban 100% seguros de que no tenían problema alguno con ello.
Sin pensar mucho, decidí interferir hablando por Nate al ver que no iba a decir una sola palabra ante la propuesta.
—Mamá, Papá, no se preocupen, Nate estará encantado de poder ser parte de la familia lo conozco, ¿verdad Nate? — ladeo mi cabeza mirándolo directamente haciendo que tuviese que dar una respuesta.
—Si... — respondió en voz baja.
—¿Vieron? Lo sabía, bueno es momento de irnos — poniendo las manos en la mesa apoyándolas para levantarme de ahí.
Camino y le doy un beso en la cabeza a mi madre, luego un abrazo a mi padre para despedirme. Nate coloca el estuche de su guitarra sobre sus hombros y mueve la mano de lado a lado despidiéndose también. Esta vez tome las dos skate, mi mochila como de costumbre y nos dirigimos a la salida, partíamos a ver a la anciana nuevamente.
—Explícame ¿Qué te paso ahí dentro? — poniendo la skate en el suelo y entregándole la suya a Nate.
—Bueno... — dice en voz baja aun demostrando vergüenza.
—¡Vamos Nate! ¿Enserio? Son mis padres viejo, literalmente nunca eres así con ellos — replique con un tono fuerte.
— Lo sé, lo sé... — respondió con un tono tan apagado y bajo, el cual se le notaba no querer hablar.
—Para luego hablas con ellos, no te preocupes ¿sí? — poniéndole el brazo en el hombro, como el siempre hacia conmigo, para luego regalarle una sonrisa.
El levanto su rostro y me respondió con una sonrisa de boca cerrada sincera. Era de esperar que para Nate fuera difícil el asunto, hablarlo puede llegar a ser hasta incomodo, pero tanto yo como mis padres nos preocupábamos por el. Ya estábamos cerca del parque, así que solo apuramos el paso, íbamos haciendo un par de trucos para distraernos un poco de lo anterior ocurrido, casi caigo por realizar uno, eso sí que nos distrajo.
En un instante ya estábamos ahí, pero la anciana no se veía por ninguna parte. Nos sentamos a esperar si llegaba, mientras descansábamos un poco de todo el esfuerzo antes por los trucos. Me había lastimado un poco la muñeca de mi mano derecha por un truco en el que casi caigo, pero no era nada del otro mundo. Solo la vende un poco, siempre tenía mi mochila conmigo.
—Es raro que la anciana no esté aquí, más a esta hora — apretando las ruedas de mi skate.
—¿Y si vamos a su departamento? — me preguntó y yo lo vi enarcando una ceja —. Bueno, quizás no pudo venir porque estaba ocupada, no perdemos nada con preguntar.
—Tienes razón — puse la skate y comencé a andar — Vamos Nate, no te quedes atrás.
Nate se apresuró y no tardó mucho en llegar a mi lado. Luego de llegar a los departamentos, comenzamos a subir. Era un edificio de cinco pisos y la anciana vivía en el quinto del mismo, cerca de la terraza que estaba arriba. Al menos tenía ascensor. Estando en frente del departamento de la anciana, Nate toco la puerta tres veces sin respuesta alguna. Yo volví a tocar una cuarta vez antes de rendirnos e irnos. Estábamos a punto de darnos la vuelta y partir, pero en ese momento salió un chico, el cual nos observó con confusión al vernos parados ahí fuera.
—Buenas tardes chicos, ¿Qué se les ofrece? — preguntó con un tono bastante amable, mientras nos miraba de arriba a abajo.
—Hola, buenas tardes señor, vinimos a preguntar por la anciana que vive aquí, la acompañamos un par de veces y hoy no la vimos en el parque — respondí para luego ver a Nate.
—Ya entiendo... hablan de mi abuela ¿no? — miro al suelo por un momento y su tono en comparación a antes era demasiado triste.
—¿Su abuela? ¿Usted es su nieto? — preguntamos Nate y yo al mismo tiempo.
—Sí, soy su nieto, ¿ustedes quiénes son? — mirándonos directamente y con el mismo tono triste de antes, era angustiante.
—Somos dos chicos los cuales ella siempre veía, veníamos a tocarle un poco de música y hablar con ella en el parque — respondió Nate.
—¿Música? Así que ustedes son, ¿los dos chicos de los que ella hablaba? — su mirada cambio completamente y paso a ser una cara en la cual se notaba que enserio estaba sorprendido.
Editado: 31.07.2021