¡muere de una vez!

Psicosis


Denis conoce el camino, ha venido con Alexia un par de veces en el día, pero de noche la carretera se ve diferente, algo más sombría e incluso intimidante. Por alguna razón, las lumbreras de la carretera no están funcionando, por lo que la oscuridad se vuelve absoluta a medida que se alejan de la ciudad. Mientras conduce, Denis piensa que le aterraría tener que estás allá afuera solo, pero ese es un pensamiento que no puede verbalizar, es decir, quedaría como un cobarde y Denis Ramírez jamás ha demostrado serlo. Vivir manteniendo una apariencia fuerte no es fácil para él. Aveces le gustaría poder conversar de sus problemas con alguien o poder exteriorizar todas sus emociones, pero teme que eso podría causar rechazo en los demás, por lo que prefiere no correr ese riesgo. Hay otra cosa que también lo lleva incomodo, varios autos iguales al de él han pasado en sentido contrario. Sabe que es una tontera irrelevante pero le molesta cuando los demás tienen las mismas cosas que él. Denis siempre ha tenido una marcada tendencia a lo exclusivo, pero claramente este auto no es el caso.

—No recordaba que tu hermana vivía tan lejos —dice Denis rompiendo el silencio en el que estaban inmersos.

—Es por eso que no vengo seguido a verla, créeme que estoy cansándome de ser quien tenga que estabilizarla todo el tiempo —responde Alexia mientras arregla su maquillaje.

Denis escucha las palabras de Alexia sin tomarlas muy en serio, sobre todo porque él no sabe en el problema que están a punto de meterse. Ninguno del grupo lo sabe, ninguno cree que se trate de una situación de emergencia como tal. Gigi por su parte, va atenta a cada movimiento de Pedro, aunque desde que se subieron al auto este ha cambiado notoriamente de una actitud de coquetería a solo cordialidad.

—Seguro todo estará bien, además queda harta noche todavía —exclama Gigi intentando crear un ambiente festivo, pero el silencio en el auto deja ver la poca relevancia que tiene la opinión de Gigi para el resto.

Por fin llegan, pero el auto debe quedar estacionado a un costado de la carretera, porque para acceder a la propiedad de Angela antes hay que pasar por un angosto camino. No es extremadamente extenso, pero si bastante oscuro. Este es exactamente el tipo de cosas poco glamurosas que Alexia odia hacer, pero de algún modo se siente en la obligación de estar aquí. Avanzan hasta la casa alumbrados por una pequeña linterna que lleva Denis, la que usa para hacer las típicas bromas de historias de fantasmas con la luz apuntando a su cara.

—¿Acaso no sienten que están en una película de terror? —dice Denis en tono gracioso– Esto es un cliché, somos ese grupo de amigos que va a la casa embrujada a buscar su desgracia.

Todos ríen pero Alexia lo hace callar por infantil, aunque en el fondo le ponen nerviosa este tipo de cosas. Llegan a la puerta de la casa, las luces están apagadas y no hay movimiento en el interior. Alexia se acerca a la puerta que está entre abierta, todos están tensos pero lo disimulan entre bromas. Ingresan a la casa y prenden la luz, se escucha un sonido inquietante de fondo. Angela no se ve por ninguna parte. Probablemente Pedro es quien luce más sorprendido por la situación como tal y por el estado en que está la sala. Parece que nadie ha limpiado en meses, lo único que se mantiene desempolvado es la mesa central, sobre la cual hay restos de todo tipo de antidepresivos, drogas y botellas de alcohol.

—Uf, alguien lo estaba pasando mejor que nosotros —bromea Denis. Extrañamente, su voz parece despertar a alguien en algún lado de la casa y en menos de cinco segundos, Angela se abalanza sobre el grupo, mientras porta un cuchillo que agita violentamente. Pedro y Denis logran retenerla, pero este último recibe una cortada en el pecho durante el forcejeo. Angela grita con desesperación mientras Alexia comienza a tranquilizarla, aunque sin mucha paciencia.

—Angela, suficiente, somos nosotros, tranquilizate ahora —dice Alexia en tono firme a Angela, quien parece reconocerla y baja el cuchillo. Pedro mira espantado la situación. Angela se calma poco a poco, pero continua en un estado alerta y sumamente paranoico.

—Estaban aquí recién —dice mirando a todos lados—, me perseguían y luego me arrastraron lejos de David. Tenemos que encontrarlo, por favor tienen que ayudarme.

Alexia la obliga a sentarse y calmarse. Pedro interrumpe preocupado y dice a Alexia que deberían llevarla a un hospital, pero Alexia se enfurece, se acerca agresivamente a Pedro y le sugiere que no de su opinión si no será inteligente. Angela estaba completamente drogada y llevarla al hospital hubiera sido lo mismo que llevarla a prisión directamente.

La atormentada mujer parece calmarse y retomar la conciencia, echando a llorar apenas recuerda la situación en la que está. Alexia la toma del brazo y junto a Gigi la van a acostar, le preparan una infusión de hierbas y le administran un calmante. El cuerpo de Angela luce enfermo y su rostro demacrado, es inevitable notar el sentimiento de dolor y tristeza que trasmiten sus ojos. Sin embargo, estos no fijan la mirada en ningún lugar, solo parecen adentrarse en la infinita nostalgia que le causa el recuerdo de David. Para Angela, David había sido su salvación, el único amor verdadero por el cual había valido la pena vivir. Pero este había desaparecido inexplicablemente hace dos semanas, sin dejar rastro alguno. Sin dejar si quiera una carta de despedida.

De pronto la atención de Angela parece volver hacia la habitación en la que se encuentra junto a Alexia y Gigi. Sus manos se deslizan sobre la cama y observa ese anillo de compromiso que lleva puesto, ese es el recuerdo más importante para ella. Su corazón está marchitándose, su existencia ha dejado de tener sentido. Lo único que puede sentir, es la resignación de ver como se deteriora su cuerpo y mente, mientras ese anillo sigue brillando eternamente en su dedo. 



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En el texto hay: sobrenatural, horror psicologico, antihéroes

Editado: 24.01.2020

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