Nadie puede creer lo que está pasando, en menos de 5 minutos sucedieron muchas cosas inexplicables. Por lo menos todos concuerdan en que han visto y sentido exactamente lo mismo, así que o está pasando realmente o todos han enloquecido a la vez. En medio de la desesperación notan que para empeorar las cosas, ahora sus teléfonos han dejado de funcionar. Ninguno tienen señal y parecen estar desconfigurados.
Comienzan a intentar encontrar una explicación a lo que está ocurriendo, aunque es difícil dar lógica a tantos eventos aleatorios. Gigi insiste que los alienígenas han descompuesto sus teléfonos utilizando ondas magnéticas. Alexia cree que debe tratarse de una cámara escondida para uno de esos programas de fantasmas que pasan por televisión. Denis se queda más bien con lo evidente, que es obra de un psicópata que esta secuestrando y asesinando gente. Pedro, por su parte, no hace especulaciones, pero propone salir a buscar a Angela y ayudar a la chica que corrió hacia el bosque, porque de seguro morirán solas allá afuera si no las ayudan pronto. Lógicamente, esa fue una idea con la que nadie estuvo de acuerdo. Ninguno de los otros tres es el tipo de persona que este dispuesta a exponer su vida por salvar a alguien más, eso es algo que lo tienen muy claro.
—Ya fue una estupidez venir hasta aquí, desde ahora no pensaremos en nada más que no sea salir vivos nosotros —dice Denis al grupo, quienes lo escuchan esperando alguna idea. Aunque Denis aún no tiene nada claro en mente, solo la incertidumbre de no saber que esta pasando.
Después de un momento llegan a una conclusión: quedarse en la casa es demasiado riesgoso, nada les garantiza que están a salvo en el interior. El plan ahora es buscar ayuda y la única alternativa que parece existir es llegar hasta la carretera y tener la esperanza de que algún auto pasará y los sacará de este infierno. El plan parece arriesgado y lo es. Todos se miran intentando volver a la calma y pensar fríamente, porque saben que será necesario tomar resguardos para el trayecto. Denis toma una actitud seria e incentiva a los demás a buscar algún objeto dentro de la casa con el cual se puedan defender. Este es el momento en que todos deben demostrar de que están hechos, ya que cualquier traspié podría tener consecuencias mortales. Alexia toma el hacha de inmediato mientras Gigi saca un cuchillo de carnicero desde la cocina. Pedro encuentra un bate de beisbol y Denis un machete.
—Ya es hora —dice Denis justo antes de abrir la puerta. Acto seguido, los cuatro se lanzan sigilosos hacia la oscuridad en dirección a la carretera, donde sus destinos se volverán cada vez más inciertos.
Comienzan a avanzar en línea recta por el mismo camino oscuro por el cual caminaron hacia la casa hace un rato, solo que esta vez la linterna va apagada. No es bueno llamar la atención si algo los está asechando desde la oscuridad. A poco andar, ruidos inquietantes comienzan a escucharse por todo rededor, entre la hierba, entre los arboles, sin saber que lo genera exactamente. El nerviosismo se apodera de nuestros afligidos protagonistas, les es difícil mantener la calma pero siguen avanzando. Todos sujetan sus armas como esperando un enfrentamiento.
Algo aún más extraño está pasando, el camino se hace mucho más largo que al comienzo, ya deberían haber llegado a la carretera. Todos notan esta situación pero ninguno se atreve a alzar la voz. De pronto, escuchan otro ruido, esta vez son pisadas a lo lejos, casi inaudibles. Luego las pisadas aumentan en velocidad, alguien parece comenzar a correr entre la oscuridad en dirección a ellos. Denis intenta que todos mantengan la calma y estén alertas, pero las pisadas comienzan a sonar cada vez más cerca. Cuando ya se hace insostenible, todos desesperan y echan a corren en diferentes direcciones, olvidando por completo el plan original.