A la mañana siguiente estaba ansiosa por ir a la ciudad. Así que a las ocho de la mañana salí de mi habitación y corrí por las escaleras hasta llegar al despacho de Dominic.
Mientras caminaba por el pasillo, me detuve cuando vi a Eduardo en la entrada, mirando por la ventana, distraído, y tarareando entre dientes. Que recordara en aquel pasillo no había ninguna ventana. Está empezaba del suelo y terminaba al techo.
—¿Cuándo pusieron esa ventana?—pregunté mirando los detalles de la ventana; tenía rosas blancas.
Eduardo gritó y se sobresaltó. Lo miré rápidamente. Se apoyó en la puerta y tenía una mano en el pecho, jadeaba un poco.
—No te aparezcas de esa manera, Moon. Avisa primero.
—No es mi culpa que seas tan...
—¡Shhh!—me calló moviendo sus manos—.No debes decir malas palabras. ¿Te gusta?—añadió después de un momento—.Ayer Dominic ordenó que la pusieran—señaló la ventana con la cabeza.
Miré de nuevo la ventana. Fuera, el cielo estaba azul y habían pocas nubes.
—¿Está Dominic?—pregunté mientras veía cómo un ángel limpiaba el vidrio. Éste me saludó, le devolví el saludo alzando la mano derecha.
—Sí—contestó Eduardo.
Dejé de mirar al ángel y avancé hacia la puerta. pero Eduardo se puso en mi camino, impidiéndome continuar.
—Quítate—dije.
—No—repuso él negando con la cabeza—. Primero di "por favor".
—Deja de decir estupideces y quítate de mi camino—dije tratando de pasar, pero él no me dejaba.
—No—repuso—. Acabas de decir una mala palabra, Moon. Así nunca te dejaré pa...
—Eduardo, quítate de mi camino—repetí entre dientes y fríamente.
"No.", pensó con firmeza.
Lo fulminé con la mirada. En su rostro pude ver que no me iba a dejar pasar hasta que le dijera "por favor". Así que lo empujé contra la ventana; éste se rompió y Eduardo empezó a caer.
Me acerqué a la orilla de la ventana para ver cómo caí. Como estaba en el piso 10,000 solamente vi una mancha blanca. Supuse que tardaría un poco en chocar en el piso. Podría ser que se lastimara... No me importó y me volví hacia la puerta. La toqué y entré en el despacho.
Me detuve en la puerta cuando vi a Dominic, Henry y... Eduardo
Me volví para ver la ventana; ésta estaba como antes.
—¿Todo bien, Moon?—preguntó Dominic.
Abrí la boca para responder pero Eduardo habló primero:
—¡Por supuesto que no! ¡Me empujó por la ventana!
—¡Si él se hubiera quitado de mi camino ni lo hubiera empujado!—repuse.
—¡Solamente quería que me dijeras"por favor"!
—Ella jamás dirá esa palabra, Eddy... A menos que quiera algo.
Me volví para ver quién había dicho aquello; era Nancy. Como había dejado la puerta abierta, ella solamente entró y Maximiliano iba tras ella, sonriente.
—Nadie pidió tu opinión, estúpida—le dije a Nancy fríamente.
—Boba—repuso ella, enojada.
—Idiota.
—Mensa.
Abrí la boca para replicar, pero...
—¡Basta!—exclamó Dominic—.¿No pueden llevarse bien aunque sea por 5 minutos?
—Nunca me llevaría bien con ella aunque me pagaran—respondí fríamente.
Nancy quería hablar, pero Dominic le lanzó una mirada severa y no dijo nada.
—Bueno, ya que están todos aquí—dijo Dominic—. Les voy a dar una carpeta donde contiene lo datos de la persona que van a cuidar.
—Falta Tony—dijo Maximiliano.
—Tony ya se fue desde hace una hora—repuso Dominic—. Tal vez ahí se encuentren con él.
Agarró unas carpetas que había encima de su escritorio y empezó a repartirlas. A Nancy le tocó una carpeta verde; Eduardo una roja; Henry una azul cielo; Max una morada, y fruncí el ceño al agarrarla, a mí una negra.
—¿Por qué está de color negro?—inquirí dando vueltas a al carpeta.
—Porque la persona a quien vas a cuidar perdió la cordura hace mucho tiempo—respondió Dominic tranquilamente—. Ningún humano a durado con esta paciente más de dos días; renuncian porque dicen que la paciente hace cosas extrañas y que es anormal.
—Pensé que cuidaría ancianos.
—No, no cuidarás ancianos. La prueba de ayer era para que te resistas a atacar a los humanos. Si puedes controlarte estando con ellos, entonces es más fácil estar con alguien joven.
Asentí lentamente Dominic se levantó, rodeó la mesa y se puso enfrente de nosotros. En la mano tenía una bola blanca, del tamaño de una pelota de tenis. La tiró en el piso, y en éste se abrió un portal.
En ésta podía verse un callejón que estaba detrás de un hospital. Habían arbustos y un contenedor de basura, en éste solamente habían bolsas negras.
#23401 en Fantasía
#9377 en Personajes sobrenaturales
#32358 en Otros
#4479 en Aventura
Editado: 30.05.2018