...con ganas de enterrarle el cuchillo.
—No soy tonto Rosaura.— en tono suave me dice Benito.
—¡Lárgate!, ¡Soy capaz de matarte si no me dejas en paz.— alzando el cuchillo y acercándolo a él.
—Esa niña es mi hija y me la voy a llevar.
—¡NI SE TE OCURRA IMBÉCIL!— le grité con odio.
—¡ES MI HIJA!— reclamándome.
Yo me aviento a él para enterrarle el cuchillo, comenzamos a forcejear, lo único que pude hacerle es lastimarle el brazo, me tiró al suelo y aprovechó para huir. Comencé a llorar de lo preocupada que estaba, subí a recoger a mi hija, por un momento sentí paz en mi interior. Pero no me iba a confiar, llamo a Francisco para contarle lo que había sucedido, luego llegó a casa y me abraza para calmarme. Me sentí una completa estúpida, tuve la oportunidad de matarlo para poder vivir tranquila y no pude, de todas maneras mancharse las manos por un tipo que tendrá su castigo en este mundo no valdría la pena. Los primeros años de mi Viridiana fueron los más hermosos, mis cambios eran radicales, las facciones de niña adolescente desaparecían, desarrollé lo más que se pudo, en cuanto a Viridiana pues creía mucho, sentía mucho orgullo de tener una hija hermosa a mi lado. Francisco se tomó el tiempo de darse cuenta que me amaba de verdad y no era una confusión, nos dimos una oportunidad, él tomó el rol de ser el padre de mi hija, no le importa que no sea de sangre, él la adora y a mí es lo que más me importa. Prosperamos, teníamos una vida normal de familia, sin carencias como antes, todo era hermoso, una vida de ensueño. Durante esos 3 años no supimos nada de Benito, en las noticias salían notas sobre niñas menores desaparecidas, encontradas muertas, sin sus órganos, inclusive sin piel. Me daba mucho temor por mi hija, no quiero que ella pase por eso, nadie quiere que nadie pase por eso porque es muy doloroso. Esperó 3 años para que todo se hiciera como debería de ser, yo estuve de acuerdo en que todo esto se manejara con discreción, pues no quería que perjudicara en su trabajo el que ande con una menor de edad, ya soy mayor y pronto nos podríamos casar. Iba a ir a la tienda a comprar unas cosas para la casa, dejé a Viridiana con Francisco, salí a la calle como todos los días, cuando un hombre que apenas se le podía ver la cara me agarra del brazo.
—¡Suéltame!— le digo asustada —¿Quien eres?—
—¡Tú peor pesadilla!— con una voz pesada.
Me tapa la boca para que no grite y me lleva jalando de la calle para un callejón oscuro. Me suelta y me da una cachetada, yo solo me quejo y doy cuenta que es Benito.
—No quisiste darme a mi hija y ahora ese idiota piensa que es su hija— dice enojado.
—¡No es tu hija!— le contesto con rabia.
—¡Cállate!— grita — cállate si no quieres que te mate—
—¡Hazlo, no te atreves porque eres una gallina!— le digo retándolo.
Benito al sentirse ofendido me toma de la mano y me quiebra los dedos de la mano izquierda, yo grito de dolor, el dolor más horrible que se pueda sentir.
—¡MALDITO PERRO!— le grito con mucha rabia y dolor.
—¡VUELVE A LLAMARME GALLINA!— me grita muy furioso.
—¡GALLINA!— le digo sin pensarlo por el dolor tan fuerte que sentía.
Él me golpea el estómago dejándome sin aire, de mis ojos salian lágrimas amargas por lo que estaba pasando, lo maldije una y mil veces. Abre la tapa de una alcantarilla y me arrastra a él, me tira al hoyo y caigo fuerte, el agua que pasaba era asquerosa, me seguía arrastrando del pelo llevándome a un túnel cerca, subimos la cuesta y llegamos a una puerta, la abre enseguida.
—¡Bienvenida a tu nueva casa mi amor!— dice Benito mientras se burla.
El lugar estaba horrible, olía mucho a mierda, me daba asco estar ahí y más con él.
—Agradece que no traje también a la mocosa esa— decía con ganas de fastidiarme.
Yo no le hacía caso y no quería, de lo adolorida que estaba no me daba cuenta que Benito me amarraba las manos para no atarme, un infierno estar con él de nueva cuenta. Debajo de todo, sin los rayos del sol, ni la brisa fresca del viento, lleno de humedad aquí con olores horribles. Pasaría aquí los próximos meses, sin saber de mi familia y sin que ellos sepan de mí, preparando y alistando mi escape de este lugar que creí que nunca estaría, todo...