Hemos llegado a un departamento, después de haber cruzado varios edificios saltando por encima de los techos. Angus se mueve como un gato, cuesta seguirle el ritmo.
─Lo haces bastante bien ─me dice, luego se mete por una ventana─, ¡sígueme!
─ ¿Qué es este lugar? ─le pregunto, al observar lo bien organizado que está todo.
─ ¿Cómo qué es? ─me responde sobresaltado─ ¡Mi casa! No llego a comprender, entonces le pregunto:
─ ¿Hace cuánto que vives aquí?
─ Desde que era un niño ─me responde. Mis ojos se abren como dos monedas. << ¿Cómo es posible? >> Susurro─. Mi padre cuidó de mi cuando todo comenzó.
─ Entonces, tú no estabas en el campamento ─le digo.
─ ¡Claro que no! ─me responde con gestos de obviedad. Comienzo a mirar detalladamente el lugar. Estamos en el living. Está lleno de cajas y estantes. Trato de parecer desinteresado.
─ Tienes una buena reserva aquí ─le digo.
─ Tienes que ver esto ─me dice, luego camina hacia una habitación. Hago un par de pasos en esa dirección. Cuando llego a la puerta enciende la luz.
─ ¿Cómo lo lograste? ─le pregunto señalando al foco.
─ ¡Pues con un generador! ─me responde. ─ ¿Qué es lo que te parece tan extraño?
─ No, nada, realmente estás bien preparado ─le digo, luego de ver el arsenal que tiene en la habitación. No puedo creer todo lo que guarda en este lugar. Comienzo a recorrerla. Puedo ver metralletas, escopetas, cajas llenas de municiones.
─ ¡Vamos! Elije una ─me dice. No me gusta tanta hospitalidad, pero no voy a negarme a poder armarme. Sigo mirando hasta que me decido. El lugar está repleto de todo tipo de armas, me quedo con la AK-47, la reviso, agarro tres cargadores y los meto en la mochila, no hay mejor fusil de asalto que este, pero miro a un costado y puedo ver dos con silenciador integrado, sin dudas decido cambiarla por una de ellas.
─¡Uow! sabes elegir ─me dice Angus. Luego me muestra la que tiene colgada en la espalda. Es la misma.
─ ¡Gracias! ─le digo, luego agrego dubitativo levantando mis manos─, pero…
─ ¿Cómo es que tengo todo esto? ─pregunta─, mi padre un poco, lo demás lo recolecté yo.
─ ¿Dónde está tu padre? ─Le pregunto.
─ Sabes… él era policía, me decía que teníamos que estar preparados, porque el fin del mundo se aproximaba, estaba obsesionado con ese tema ─argumenta, luego se apoya en el marco de la puerta con el hombro─, yo no tenía más de ocho años cuando todo esto pasó. Él me contó que yo estaba enfermo cuando el mundo se vino abajo, recuerdo aquella noche…
No quiero decir nada, solo lo escucho, me doy cuenta que necesita explicarme todo lo que pasó.
─…Escuchamos unos gritos, mi madre abrió la puerta y Rita, la señora de al lado, entró corriendo a la casa y se lanzó sobre ella, luego la mordió en el cuello ─con su cabeza me señala un sillón─ Yo estaba ahí parado al lado de ese viejo sofá, recuerdo que no podía moverme, estaba paralizado, sus ojos estaban desorbitados y esa cosa comenzó a golpearle delante de mí, pero yo estaba tan asustado.
─ No es para menos ─le digo totalmente sorprendido.
─ Recuerdo sus gritos todavía y cuando cierros los ojos para dormir puedo verla extendiendo su brazo para advertirme ─, luego camina hacía aquí ─Aun en el peor momento, cuando estaba muriendo siguió preocupada por mi─ veo que se queda fijo mirando un rincón ─en esa caja que está ahí me escondí ─me dice.
─ Fuiste muy valiente ¿Con tan sólo ocho años?
─ Puse mis manos en los oídos, no sé si fui tan valiente ─me responde─, la dejé morir ahí en el living, comida por ese monstruo.
─ ¡Oye! ─exclamo, luego agrego convencido─. No podías hacer nada, hiciste lo correcto Angus.
─ Sí, mi padre me decía lo mismo, pero no se…
─ No tienes que echarte la culpa, hiciste bien en esconderte.
─ Luego escuché la voz de mi padre ─agrega─ le disparó a esa cosa y luego le disparó a mi madre, cuando murió.
─ ¿Por qué le disparó si ya estaba muerta? ─pregunto
─ ¿A caso no sabes nada de zombies? Si te muerden, tarde o temprano te conviertes, tienes que dispararles en la cabeza ─me responde con ademanes.
─ ¿Zombies? ¿Cómo voy a saber? ─le digo ─no recuerdo nada de mi vida, antes de despertar aquí.
─ ¿En serio? ─me pregunta, hace una mueca con su cara y luego agrega─. Recuerdo que antes pensábamos, cuando veíamos las películas y series de zombies con mi padre ¡Ojalá algún día pase, así podremos aplastar cráneos con bates de beisbol! ─profiere con un tono de nostalgia─. Ahora que se hizo realidad, creo que es una mierda todo y no es nada divertido. Los extraño demasiado.
─ ¿Estás tú solo en esta ciudad? ─ le pregunto