35 LA REINA DE LA NATURALEZA

  En un pueblo muy lejano vivían dos campesinos muy humildes, con el pasar de los años crearon su familia y tuvieron una pequeña niña a la que pusieron por nombre Nataly. El tiempo pasó y pasó y la niña fue creciendo, se convirtió en una joven hermosa y de muy buen corazón, cuidaba a todos los animales y plantas. 

 Un día se levantó bien temprano y decidió ir a jugar al bosque, a medida que se adentraba en la espesa y abundante vegetación, comenzó a sentir una brisa suave que le acariciaba la piel y unos murmullos que poco a poco fueron más entendibles. Ella se asustó mucho, y cuando pensó en regresar escuchó una voz gruesa que expresó:

 “¡Llegó nuestra hermosa reina!”

Nataly,  al inicio no entendía bien que habían dicho, por lo que prestó mucha atención hasta que muy preocupada y algo asustada se atrevió a preguntar. 

—¿Co…, co…, cómo que nuestra reina? 

Miró alrededor, pero no había nadie además de ella. Repitió su pregunta y el árbol gigante que tenía justo enfrente con una voz muy gruesa respondió: 

— Sí, tú eres nuestra reina, eres la única que nos cuida y protege 

 Menudo susto se llevó Nataly, de seguro se estaba volviendo loca o escuchando cosas que no eran, ¿cómo un árbol iba a hablar? Se preguntaba y cuando estaba casi lista para salir a correr, escuchó unas hermosas vocecitas a su espalda, al girar no podía creer a sus ojos. 

—¡Otros nos arrancan y quitan nuestros hermosos pétalos! — Dijeron las flores y se echaron a llorar. 

—Otros no contaminan 

Expresó el río con una voz como un gorgojeo, rodeado de animales. Ahora sí Nataly pensó que a lo mejor se había dado un golpe en la cabeza y que estaba viendo y escuchando cosas que no eran. Se estrujó los ojitos repetidamente, y hasta trató de ver si tenía agua en sus oídos, pero nada, todo funcionaba bien, por lo que se dijo que no podía ser aquello producto de su imaginación. Al parecer ella podía oír y escuchar a los elementos de la naturaleza, por lo que feliz se aprestó a atender lo que decían.

  A lo mejor era verdad que era la reina de la naturaleza porque le gustaba pasear por ella, cuidarla, amarla, y protegerla. Aunque no tenía corona, sería su reina si ellos lo querían así. Todos los que la rodeaban al darse cuenta de que estaba más decidida y que ahora sí ella les iba a creer  decidieron decir al mismo tiempo, todos juntos. 

 ¡Las reinas no necesitan tener coronas, solo necesitan proteger a su reino!

¡Vaya, que susto, eso fue un enorme coro muy fuerte! 

 —Está bien —contestó decidida. —A partir de hoy seré su reina, pero .... ¿ Y mis padres? ¿Qué va a pasar con ellos? 

—Ya el aire conversó con ellos, para pedirle permiso, tienes su autorización. — Comentó muy orgulloso el búho desde una rama de un viejo árbol.

 Con que así iba todo, se dijo la ahora reina de la naturaleza Nataly. Pues bien ya que iba a ser su reina, ella decidió vestirse como ellas. Las flores le hicieron una hermosa corona que renovaba cada día. Las enredaderas le tejieron un hermoso vestido lleno de flores y frutos. Se dedicó todo el tiempo a ayudar a todos en el bosque. Cuidaba de los animales avisandoles cuando venían los cazadores, los ayudaba a esconder, cada día sembraba semillas para hacer crecer más el bosque.  

 Y así transcurrió el tiempo, Nataly era muy feliz en su reino. Todos la amaban, y ayudaban a cuidar de sus padres que visitaba todos los días. El bosque se volvió muy frondoso y tupido bajo sus cuidados, fue la mejor reina de la naturaleza que existió y vivió feliz por siempre rodeada de plantas y animales. 

 Recuerden niños, nosotros somos los reyes de la naturaleza, gracias a ella existimos. Por lo tanto, es nuestro deber y obligación cuidarla y protegerla. Así que cuando te comas una fruta, siembra la semilla en un lugar que pueda crecer, así estarás ayudando a que nuestro planeta no pierda sus verdes pulmones que nos ayudan a respirar ese limpio oxígeno.  

    Y colorín colorado este cuento se ha acabado y el tuyo no ha empezado.

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 Cuento de la autoría de la preciosa niña cubana.