-el amor y el odio se contraponen pero no distinguen de ser sentimientos fervientes y devotos que flexionan a la temple más enraizada-dijo poniendo toda su concentración en ello.
Se detuvo y observo el cielo nocturno.
-bella dama, tu que de derramas tu luz tenue a los amantes secretos –decanto entre además en las que elevaba la mano en círculos, como si se dirigiera a la realeza-¿Qué debo hacer para que este arrebatado devoto tuyo caiga bajo tu manto?
Para cualquier acompañante irascible o de otra índole, el hombre de cabello cenizo hubiese sido insoportable de escuchar; no obstante su compañero de paso era inmune a la elocuencia. Él distaba de ser todo expresivo como sí lo era hombre de cabello cenizo,
-los pasos que preceden de otros, nos conducen a nuestro final, el final que añoramos o aquello que hubiésemos querido negar…
El hombre de cabello cenizo no paraba de parlotear.
El chico que parecía vestido de negro eterno al igual que su cabello y sus ojos, daba con gracia cada paso al esquivar cualquier cosa en su camino, seguía sin compartir el acaparamiento animoso de su amigo
-la noche puede traer terrores dependiendo de la pesadilla que nos atormente- dijo y no atisbo nada en el otro.
Toco su barbilla
-¿Qué puede traernos una noche como esta en un mundo así?- dijo con dramatismo, ota vez observo a su compañero cubierto del color de la noche
Al visualizar completamente donde se dirigían se detuvo y giro con una sonrisa de descubrimiento.
-¿acaso es la morada de una ..? O la madriguera... oh no, no, no…-dijo en voz alta y otra vez esos ojos altivos se revistieron de brillo edulcorado, al girar ondeo su largo cabello cenizo.
Su acompañante seguía sumido en un silencio.
-¿Sailok acaso eres un seguidor de la dama plateada?, que más puede significar esta noche estrellada, la morada, los cantos de los búhos...- dijo regocijándose – lo tenías bien escondido, yo sabía que aquella mirada inexpresiva debía significar algo.
Sailok no se inmuto ni siquiera desacelero el paso.
Al llegar a un sendero hecho por reiteradas pisadas, se percató de algo e hizo algunas señales con los dedos, un brillo instantáneo que recubrió toda la caravana pareció haberse esfumado , se dirigió a la ventana evitando hacer ruido muy contrario a su acompañante de cabello largo.
-un humilde carro no es excusa para considerarse indigno - se acercó cada vez más, Sailok lo había dejado atrás
Sailok prestaba suma atención a la ventana y algo pareció atraerle en observar mas
-el balcón es fiel testigo de los amantes –se diario a la ventana, el hombre de cabellera larga y cenizo color - ¡Eso es! –dijo seguro-Sailok ¿Quién es aquella que aqueja tu frio corazón?
-El objeto no es despertarla- dijo finalmente Sailok con ojos inquisidores mirándolo para detener sus alabanzas.
-comprendo-respondió y con una quieta sonrisa.
Como si ambos hablaran en serio y se comprendieran.
La ventana fue lo único que permitió mirar adentro
El cuarto se encontraba luminoso, una luz se desprendía de la muchacha que yacía descansado en un pedazo de colchón zurcido, una extraña luz recubría el cuerpo y se intensificaba en las parte visibles de la piel; las hebras de la corta melena adquiría fuerza propia hasta suspenderse en conjuntos y elevarse, la luz de un extraño color se hacía intermitente y formaba parte de la luz de la luna que entraba por la ventana.
-Es grandioso lo que se esconde –dijo en voz baja el de cabellos largos –lo que nos esconden.
Miro a Sailok
-¿Ella está en la lista?
Un cuervo se posó en el hombro de Sailok y miro al otro como si lo regañara, no hizo ningún graznido lo cual indigno al otro
-Nao-bi, tienes el honor de ser centinela de los secretos de la luna- dijo Sailok con una voz apagada.
-que honor me concedes-dijo como si ya lo supiese todo, del aquel asunto con una sonrisa complice estaba vez no tenia exageracion en el rostro, como si el silencio ya lo hubiese resuelto todo y no hubiera necesidad de preguntar nada más.
-puede que sea un terrible error pero sera mio -dijo acariciando al cuervo y alejandose de la ventana
-¿ah?
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uh ... ¿Que quieres lograr extraño espiando los aposentos mi Liz y ese Nao bi me cae ¡contratado!