POV JESS
Pronto iba a ser mi cumpleaños y me tendría que contentar con una postal de mis padres felicitándome. Bueno, si ellos son felices viajando quien soy yo para amargarles la existencia. También necesitaban vivir su vida, y yo no debería ser un obstáculo para ellos. Ya era grandecita para poder arreglármelas sola.
-Jess, ¿qué sabor quieres para tu tarta de cumpleaños? -dijo Liz que me hablaba desde mi cocina.
-Me da igual Liz, no te preocupes por eso, es más aún queda como dos semanas. -le respondí desde el salón.
-Bueno, es verdad. Hablemos de Ian, ¿qué me tienes que contar lo que pasó ayer con Ian? -dijo sentándose a mi lado.
-No hay nada que contar. -mentí.
-Venga ya, no soy tonta. -dijo Liz que me miraba fijamente a los ojos.
-Vale… -dije al fin.
-Me dijo que le gusto mucho y que le gustaría intentar algo conmigo. -dije como si todo aquello no me ilusionase. No entendía por qué no estaba tan feliz como pensaba que lo estaría en esa situación.
- ¿Y tú que le dijiste? -dijo Liz esperando ansiosa mi respuesta.
-Pues que yo le correspondía y que quizás podría funcionar. -confesé. Liz se puso histérica ante mis palabras.
- ¡Eso es genial Jess! -dijo Liz eufórica. Casi daba saltitos de emoción.
-Liz, tranquila, no me ha pedido que me case con él, solo me ha dicho que quiere salir conmigo. -dije al ver su reacción.
-Pero es genial de todas formas. -respondió. Yo volteé los ojos y fijé mi mirada en la televisión.
- ¿Y qué planes tenéis para hoy? -preguntó Liz.
-Ninguno, no me apetece salir hoy. -admití. Como de costumbre.
-Bueno, espero que cambies de opinión. -dijo Liz que se levantó para coger su bolso.
-Yo me voy ya, Philip me estará esperando. -terminó por decir Liz.
-Vale, ¡pasadlo bien! -le dediqué una sonrisa. Ella me devolvió la sonrisa y me guiñó un ojo. Acto seguido abrió la puerta y se marchó.
La tarde iba a ser larga y aburrida así que me puse una de mis películas favoritas y me tumbé en el sofá. Necesitaba relajarme un poco y cogí algo para comer mientras la veía.
Sobre las cinco y media de la tarde el timbre de mi casa sonó y eso hizo que me asustara. No esperaba realmente a nadie y me extrañó bastante que llamasen.
- ¿Quién será? -dije algo molesta mientras me acercaba a la puerta. Abrí de mala manera.
-Jess. -dijo Dylan que al verme mostró una sonrisa en su rostro.
-Dios mío, ¿qué haces tú otra vez aquí? -dije algo molesta. Recordé por un momento el sueño.
-He venido a verte, ¿no puedo? -dijo con tono gracioso.
-Tus intenciones te delatan Dylan. -dije algo cansada. Él se limitó a reírse mientras que yo le miraba.
- ¿No vas a invitarme a pasar? -dijo Dylan que se apoyó en el marco de la puerta.
- ¿Debería? -dije algo molesta. Me crucé de brazos espectante.
-Hombre, es de mala educación dejar fuera a alguien cuando viene a verte Jess -dijo mientras seguía con una sonrisa en su rostro. Suspiré.
-Está bien. Pasa. -dije dejándole paso. Cerré la puerta a su paso y al darme la vuelta él estaba justo detrás de mí. Me dio un pequeño susto y me moví ligeramente hacia atrás.
-Necesitaba verte. -confesó mientras se acercaba a mí.
-Si tienes que decirme algo, dímelo, no tengo todo el día. -dije cruzándome de brazos, firme como una vela.
- ¿Te gusta Ian? -me preguntó de forma directa. Me sobresalté al escuchar esas palabras.
-Creo que eso no te incumbe. -dije al instante. Me molestó bastante ese comentario, ¿a qué venía todo aquello?
-Sí, créeme que sí. -dijo a la misma vez que se acercaba un poco más a mí.
-Dylan, ¿por qué me buscas? Antes tu tenías a Melissa, estabas ocupado con ella. -respondí.
¿A qué viene eso Jess? -dijo algo extrañado.
-Pues que ha sido saber que quiero intentarlo con Ian y tus sensores han vuelto a fijarse en mí. -dije cabizbaja.
- ¿Mis sensores? -Dylan se rio a carcajadas.
- ¿De qué te ríes tú? -dije enfadada. Le dediqué una mirada seria y molesta a la vez.
-Jess, lo de Melissa no fue nada, no estábamos bien, pero porque me he dado cuenta que por más chicas que conozca o quiera intentar algo con ellas, tú siempre estarás ahí. -dijo con voz dulce. Aquellas palabras hicieron que un escalofrío recorriese mi cuerpo haciendo que mi piel se erizase por completo.
-Y sé que tú también me deseas. -dijo Dylan que ya estaba demasiado cerca.
-No. -dije sin pensar. Intentaba crear distancia, pero era imposible.
-La verdad es que siento que no puedas superarme, pero yo lo he hecho y te aseguro que estoy mejor así. -dije con frialdad. Sus ojos se apagaron en un mísero instante.