Emily
Mi nombre es Emily pero eso no importaba lo que importaba es que era verano, era tiempo de disfrutar la vida, cero clases,cero tareas y cero proyectos.
Te voy a contar un poco de mi vida.
Mi papá abandonó a mi mamá apenas se enteró que estaba embarazada, la familia de mi mamá están en Australia, y no teníamos mucha comunicación con ellos, al final solo éramos mi mamá y yo viviendo en una ciudad llamada Mánchester en el noroeste de Inglaterra.
Cuando termine el verano iré a la universidad, cuando lo pensaba me aterraba pero a la vez me emocionaba, ya tenía todo preparado. Quería estudiar medicina humana, estaba emocionada de estudiar lo que quería, tener una universidad elegida, y buscar un trabajo no va a ser muy difícil porque mientras que estudió voy a buscar de lo que sea para trabajar.
Creo que al tener las cosas planeadas es mejor porque estás mejor organizado para todo. Yo era muy organizada con mis cosas, tenía casi todo planeado, todo tenía su orden y su tiempo.
Bueno mejor dejo de pensar en todo eso y me fijo la hora.
Eran las 3:00 p.m. hora perfecta para ir a preparar postres con mi vecino Alfredo. Alfredo era un señor de 68 años que siempre me cuido cuando mi mamá tenía que hacer algunas cosas y no tenía a quien dejarme.
El señor Alfredo siempre se ofrecía a cuidarme, y desde que yo era chiquita creamos un lazo de cariño. Siempre a las 3:00 p.m hacíamos postres en su casa, esa tradición la hacemos desde que tengo memoria.
Yo siempre le decía abuelo de cariño, y él solía llamarme nieta también de cariño.
Ya estaba lista para ir a su casa, estaba en mi habitación acostada en mi cama, y cuando vi la hora me levanté y agarré mi celular. Me dirigí al espejo y me miré, llevaba un vestido azul hasta las rodillas, y mi cabello negro estaba tan largo que me llegaba hasta los muslos, un poquito antes de las rodillas, en la muñeca de mi mano siempre llevaba una coleta, con esa coleta hice un moño en mi cabello.
Luego salí de mi habitación, bajé las escaleras y salí de mi casa, pero antes de salir agarré mis llaves que estaban colgadas en un perchero chiquito en la pared. Luego salí y me dirigí a la casa de Alfredo, la cual estaba al frente de la mía.
Me dirigí a la casa de Alfredo, cuando llegué toqué la puerta azul, era una puerta que estaba mal pintada pero no importaba, él no sabía pintar muy bien pero tampoco quería que alguien más lo pinte. Cuando me abrió me recibió con un abrazo y yo también le regresé el abrazo.
—Hola, abuelo.
—Hola, querida.
Yo entré a la casa, pasamos la sala y luego nos dirigimos a la cocina, en donde estaba todo lo que necesitábamos en la mesa.
—¿Y hoy que vamos a hacer de postre? —le pregunté toda emocionada, mientras veía que ingredientes había.
—Tarta de manzana —me dijo con una sonrisa en la cara, se le veía las arrugas y las canas.
Yo me puse el delantal que siempre usaba al hacer postres con él, y él también se puso el suyo. Estamos listos para hacer el postre.
Él me había enseñado a cocinar, a hacer postres e incluso todo tipos de bebidas. Me había enseñado muchas cosas, y siempre estaba apoyándome en todo.
—¿Y qué piensas hacer en tú cumpleaños? ¿Vas a hacer una fiesta muy grande y vas a invitar a un montón de gente que ni conoces solo para parecer cool? —me preguntó Alfredo.
Los dos nos comenzamos a reír.
—¿De donde sacas esas cosas, abuelo? —le dije entre risas, y negando con la cabeza.
—Viendo las series que me recomiendas —lo dijo todo orgulloso de sí mismo, y con una gran sonrisa.
Alfredo se fue a la sala y trajo una pequeña radio. Siempre que hacíamos postres le gustaba escuchar música.
Busco en la radio una música que le gustará, hasta que encontró su favorita. En la radio estaba sonando Stay by me de Ben E. King. Comenzó a moverse y se dirigió a mi, luego me ofreció la mano para bailar, yo se la acepte y los dos comenzamos a bailar en la cocina.
Era unos de mis momentos favoritos del día.
Luego que terminó la canción dejamos de bailar y continuamos haciendo el postre, entre risas.
Cuando ya teníamos todo listo lo pusimos en el horno. Comenzamos a esperar a que se hornee.
Nos dirigimos a la sala y nos sentamos en el sofá grande que estaba al frente de la televisión, comenzamos a conversar sobre todo tipo de cosas. Recetas nuevas, películas, series y un poco sobre mi futuro.
Luego nos dimos cuenta que ya estaba el postre y lo sacamos del horno, lo dejamos enfriar un tiempo y luego lo cortamos para probarlo.
Tuvimos una larga charla mientras probamos el postre, luego de un rato me fui a mi casa.
Cuando entré a mi casa mi mamá estaba en la cocina, la saludé con un beso en la mejilla, y le di el postre que le había traído. Charlamos un rato y luego me dijo que estaba cansada, me dio la buenas noches y se fue a su habitación. Y yo hice lo mismo.
Me puse mi pijama amarilla, y me acosté en mi cama lista para dormir. Y apenas me acosté me dormí.
Estaba en un bosque, muy hermoso, el cielo estaba hermoso y al frente mio había un espejo, yo llevaba un vestido negro.
Y cuando toque apenas con mi dedo el espejo, se comenzó a agrietar.
Me asusté y comencé a retroceder con pasos lentos.
El cielo que era tan hermoso, se convirtió en un gris tan triste.
Comencé a ver a todos lados, y los árboles se quedaban sin hojas, las plantas morían.
En donde yo estaba parada comenzó a crearse un pequeño lago, y caí dentro del lago.
Me di cuenta que no era un pequeño lago, dentro había mucha agua, y solo veía agua.
Intenté nadar hacía la superficie pero un peso inexplicable me hundía hacia el fondo.
Comencé a moverme y a gritar pero nada funcionaba, seguía hundiéndome.
Desperté con la respiración agitada, sabía qué significaba ese sueño. Había vuelto los recuerdos que intente dejar hace un tiempo, y eso me daba mucho miedo porque no significaba nada bueno.