CAPITULO IX
Después de que el sello fuera abierto y su magia fuera invocada, el planeta tierra había cambiado por completo porque gracias a la poderosa energía que fue liberada, este se llenó de vida.
Aunque muchas especies de animales y plantas se habían extinguido durante la invasión, otras nuevas nacieron, tanto en suelo firme como en las aguas.
El nuevo tiempo pasaba rápido y mientras los arcángeles estaban en los confines de la tierra, una hermosa paz reinaba. Los demonios ya no eran un problema grande y se ocultaban en lugares oscuros y áridos. Los Gigantes se convirtieron en un pueblo pacífico luego de que SonGoliat falleciera y dejara a su hija Agatha y a su hijo menor Heraldo en su lugar.
Nuevas especies con raciocinio propio comenzaron a andar sobre el suelo y otras en el mar.
Al principio había tres especies distintas de seres bípedos que caminaban erguidos, pero al pasar el tiempo otra más apareció y ésta era capaz de vivir en tierra, así como en el agua.
A diferencia de los demás animales que ofrecía la abundante naturaleza, estos bípedos eran muy parecidos a los gigantes, pero en menor tamaño, su altura máxima era alrededor de dos metros y su habilidad para la reproducción era mucho más eficaz que la de cualquiera, lo cual los llevó a cubrir gran parte del planeta.
La primera especie creció en un enorme jardín llamado “Edén” en el continente del Este, cerca de unos ríos de agua pura y cristalina que le rodeaban. A estos se les conocían como la raza de Adán y Eva en representación a sus primeros caminantes. La segunda especie, apareció más al sur entre un desierto y un mar, muy similares a la primera raza y aunque eran inteligentes, también eran violentos y salvajes y a estos se les conocía como los Sapiens. La tercera raza cubría gran parte del continente del frío norte y se esparcían rápidamente, también eran inteligentes y se definían como los Neandertales. Y por último aparecieron los Atlantes, estos estaban entre los gigantes y las tres especies anteriores y eran muy fuertes. Su territorio comprendía casi todo el Sur-Oeste, podían vivir en tierra como en las profundidades de las aguas, eran excelentes cazadores y luchadores por naturaleza.
A todas estas especies se las conocía como “Los Humanos”. Eran peligrosos y muy violentos y se reproducían rápidamente. A medida que se extendían sus terrenos, era inevitable su encuentro, por lo que esto dio inicio a nuevas guerras entre ellos, matando otras especies a su paso. Se alimentaban de cualquier criatura viviente, incluso hasta de sus oponentes. Los Atlantes cazaban animales, inclusive a otros humanos y los llevaban a las profundidades para alimentarse de ellos. Sin embargo, mientras que el tiempo pasaba, algunas de las especies de humanos se volvían más astutas y hasta formaban alianzas entre ellos. Los Atlantes decidieron vivir en el océano y allí construir su reino y el resto de los humanos se reproducía en gran manera, como si fueran una plaga. Esto generó un inevitable encuentro con los gigantes, quienes estaban divididos en pequeños clanes viviendo de manera pacífica, por lo que los humanos comenzaron a cazarlos y aunque estos no eran muy fuertes, ganaban en mayoría. Por cada gigante, había quinientos humanos, lo cual era una gran desventaja para los descendientes de SonGoliat, además muchos de ellos ya no eran combatientes y habían olvidado su unión con los elementos de la tierra.
Al enterarse de esto, los demonios regresaron y comenzaron a ayudar e influir a los humanos para acabar por completo con los gigantes, con la intención de retomar su control sobre el mundo…
La tierra otra vez entró en un periodo crítico muy preocupante, los más fuertes invadían pueblos y mataban a sus hombres, reclutaban a los niños para su ejército, raptaban a las niñas para hacerlas sus esclavas y venderlas, también violaban y mataban a las madres. Prendían fuego a grandes campos y mataban incontables cantidades de animales y así lo fue por más de cincuenta años terrestres.
Los que descendían de la raza de Adán y Eva, ocupaban un lugar muy alejado, pero también enviaban a sus hombres a luchar por su territorio y al enterarse de los ataques a los pueblos, enviaron a sus mujeres y hombres jóvenes hacia el noreste, cerca de grandes montañas, para protegerlos, donde formaron un pueblo solo de mujeres hermosas y hombres puros que vivían de los frutos del campo y ya ningún enemigo llegaba hasta allí. No obstante, en esos territorios habitaba un pequeño remanente de descendientes atlantes que desde el descenso de su raza al mar hace más de mil años, optaron por vivir como una comunidad de terrestres en paz, dándose a conocer como la raza de Lilith. Estos recibiendo a las hijas e hijos de Adán y Eva, los aceptaron como parte de su pueblo y convivieron juntos mientras esperaban que los ataques terminaran alguna vez.
Al cabo de un tiempo, en el cielo se abrió nuevamente un gran agujero y por él cayeron extrañas estrellas, muy cerca de donde estaba aquella ciudad. Sin entender absolutamente nada, un pueblo de humanos de la raza de los sapiens que se habían instalado hace poco cerca del lugar, con la intención de ensanchar sus terrenos, fueron a investigar, ignorando por completo que esas luminarias caídas eran los mismos Arcanianos.
Shemihaza y sus generales, junto a incontables soldados de Arcan, estaban en la tierra, su sorpresa era grande al ver el nefasto aspecto del lugar...
- ¿Qué sucede aquí? ¿Acaso éste, no era un planeta hermoso? Preguntó el confundido Sacerdote
Y en ese momento una horda de humanos furiosos venía en pos de guerra para atacar a los recién llegados...
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Editado: 28.09.2020