La batalla por el final se libraba en la tierra y el destino de diferentes mundos estaba en juego.
Ahora que se sabía el motivo principal que originó esta guerra tan antigua, era necesario terminarla cuanto antes. Impedir que “Los infinitos” sean liberados era tarea primordial para el Patriarca y así también como destruir a los titanes.
La lucha se extendía desde medio oriente hacia todo el mundo y la humanidad junto a los seres vivos del planeta estaban en el punto crucial por la supervivencia. El virus de Asael se propagaba rápidamente, los infectados atacaban a diestra y siniestra ya que el cielo había sido cubierto por una nube oscura que impedía que llegue la luz del sol.
Las fuerzas armadas de los humanos se desplazaban intentando detener el avance de la plaga, pero sus esfuerzos no eran suficientes.
No obstante la ayuda de Agatha, los héroes mestizos, Enoc y Elías comenzó a equilibrar la balanza gracias a sus habilidades de controlar los elementos y la poderosa magia que aprendieron de los Arcángeles. Por otra parte Miguel, Sariel y Remeiel se habían dispersado por las ciudades más afectadas. George y su equipo no se quedaron atrás ya que se unieron a la policía local para luchar fervientemente en su ciudad.
El enfrentamiento en el mar rojo se iniciaba con el despertar de los cuatro jueces. En el campo de batalla los esperaban listos para combatir los generales arcanianos Artaqof, Baraqel, Shamsiel, Sahariel, Kokabel y Yehadiel junto a los arcángeles Gabriel, Uriel, Rauel y Rafael.
La idea que tuvo uno de los vigilantes era la de dividir a los cuatro, Artaqof, quien era el segundo luego del patriarca, eligió como objetivo al titán de color rojo separándolo de su grupo dejando así expuesto al resto. Al principio los guerreros creyeron que la dificultad de los enemigos menguaría pero no fue así. La habilidad de Sahariel para neutralizar el poder de su oponente, no funcionaba en ellos, por consiguiente los combatientes fueron avasallados uno a uno por la diferencia notable entre ellos. El titán que desprendía un fulgor amarillo dejó fuera de combate a Kokabel y Yehadiel malheridos, haciendo que uno de ellos perdiera un brazo.
En esta cruenta pelea no había tregua, el juez de color blanco lanzó un poderoso ataque sobre uno de los arcanianos de nombre Shamsiel, la fuerza de ese ataque era tal que no solo acabó con el vigilante sino que impactó en la tierra haciendo desaparecer la mitad del continente africano y parte del sur de Europa dejando un gigantesco y profundo agujero.
Al continuar la lucha descubrieron que al herir a uno de ellos, afectaba directamente a los demás cuando Artaqof logró golpear al juez rojo provocando que los otros tres abandonaran su lucha con los guerreros y fueran instantáneamente a atacarlo. Ahora los combatientes habían visto revelado un punto de inflexión en la fuerza del enemigo. Tanto arcanianos como arcángeles impidieron que los tres titanes interfirieran en la batalla que mantenía el Jefe de los vigilantes con el ser de color rojo, esto le dio tiempo y la oportunidad de sujetarlo fuertemente, mientras el titán hacía todo lo que podía para soltarse.
La decisión de Artaqof era drástica pero era la única opción viable que tenían en ese momento. Aunque los generales de arcan eran muy poderosos y valientes sus corazones se vieron afectados y sus ojos desbordaban lágrimas al escuchar las palabras de despedida de su líder…
- “Deben continuar hasta el final, yo les abriré un camino”- Artaqof comenzó a irradiar todo su poder elevándose con el titán a gran velocidad hacia el cielo para usar su poderosa técnica
-¡DIMENSIÓN FINAL DE OSCURIDAD!
Al salir de la estratosfera hubo una explosión tan grande que podría haber destruido la mitad de la tierra pero antes de que se expanda, desapareció como si otra dimensión se la hubiera tragado. Ese era el efecto del ataque de Artaqof.
No habían pasado ni dos segundos cuando los tres titanes restantes hicieron evidente que su fortaleza había disminuido gritando en una lengua desconocida. Aprovechando ese instante de confusión, la guerrera arcaniana Baraqel le dijo a Sahariel…
-¡Atrapa al blanco!-
El vigilante usó todo su poder para bloquear a uno de los jueces que se encontraba distraído y al ver que había tenido éxito, Rafael usó su habilidad de transportar la materia y separando al ser de color blanco de los otros, lo dejó solo ante Uriel, que sacando su poderosa espada la lanzó usando toda su energía…
-¡Ahora veras!... ¡ESPADA RELÁMPAGO!-
El titán de color blanco reaccionó rápido y detuvo la espada por el filo antes de que esta lo tocara, pero Baraqel apareció al lado de Uriel y tomándola por el brazo le dijo
-¡Es ahora o nunca! ¡Debes usar todo tu poder!- arrojándola con fuerza hacia su enemigo y la joven arcángel se impulsó a gran velocidad usando uno de sus ataques más fuertes
-¡HURACÁN RELAMPAGUEANTE!
Y con sus manos empujó la espada atravesándolo por el medio también con su cuerpo y el juez que nada pudo hacer para impedirlo, se extinguió en el aire convirtiéndose en polvo.
Ya solo quedaban dos titanes que derrotar, sin embargo por el gran esfuerzo que hizo Sahariel, quedó inconsciente y cayó al vacío. Uriel al ver la preocupación de Baraqel y sabiendo que casi todos los arcanianos habían muerto, con una sonrisa le dijo…