---Diez años después---
Paso mucho tiempo, en el cual parecía que la luz no lograría traer al princeso perdido.
Un buen día, regreso a donde pertenece.
Y obviamente tomo su lugar.
Cambio un poco, dando su propio toque al reino, pero todo ha sido para mejor.
La gente sigue siendo alegre, con esperanzas para el futuro.
Un lugar de amor y tranquilidad.
Desde luego existieron problemas para que Munzel lograra tomar su lugar como el futuro reina de Atena, pero supero cada obstáculo.
Y no estaba solo, sus padres apoyándolo, pero sobre todo su amado Shakene, que continuo a su lado, aun después de varias veces que no acepto su propuesta de matrimonio, pero no se rindió ni una sola vez.
Durante este tiempo también varias de las amistades que formo en su viaje para regresar a su reino, aunque en ese momento no lo sabía, siguieron y se volvieron más fuertes.
Ayudando a aquellos ladrones a enmendarse.
Logro hacer amistades nuevas, varios guardias tanto donceles como otros que no lo son.
No debemos olvidar que el rubio ex ladrón en ocasiones sintió algunos celos, pero entendió que es absurdo, pues el corazón de Munzel es solo para él.
Kiki, ese pequeño corderito que acompañó a Munzel gran parte de su vida en esa torre, sigue estando a su lado.
Se llegó a sentir algo celoso de la forma en que su mejor amigo ya no tenía gran tiempo para él, pero debió comprender que ahora con las nuevas responsabilidades reales, está más atareado.
Pero Munzel haría todo por pasar tiempo con ese pequeño ser, además que prometieron ser amigos siempre, aunque sacara en ocasiones de quicio a Shakene, pero no es nada grave.
A veces Shinna, aunque al principio parecía aceptarlo en la vida de su hijo, varias veces demostró que sería severo ante una aprobación.
Después de todo… Paso dieciocho años lejos de su pequeño, por lo tanto desea estar a su lado todo el tiempo posible.
Además debía enseñarle todos los deberes esenciales para tomar su puesto en el futuro.
Por otra parte Dohkric, no le molestó mucho que ese rubio estuviera cerca de Munzel, al contrario… Pensaba que él sería el indicado, si lo apoyo tanto, en toda su travesía.
Pero le advirtió de una forma muy eficaz que si intentaba lastimar a Munzel o tratara de hacer algo inapropiado con su hijo…
Decapitarlo sería el menor de sus preocupaciones.
Sin duda el rey impone también el hecho de cuidar al fruto de su amor con el reina.
Sin embargó logro ganarse a los padres de su amado, incluso varios habitantes del reino lo apreciaban, el hecho de que se casara con el princeso ya era un mérito requisito.
El día que ese hermoso doncel acepto su propuesta, sin duda fue el momento más feliz de su vida.
La boda siendo algo muy grande, tuvo que esperar cuatro años, para obtener un “Si”, pero valió cada uno de esos intentos.
Ver a Munzel a su lado… Ser bendecidos por esa unión tradicional y sagrada.
Luciendo tan hermoso, como aquella primera vez que se conocieron.
El cabello del princeso creció un poco, bastante raro… Pero en esos años apenas si le llego un poco más debajo de los hombros, posiblemente nunca sería tan largo como antes, pero ya no es sumamente corto.
Y debemos aclarar un punto, el verdadero heredero del reino, fue coronado como nuevo reina a la edad de veintiuno, así que a la hora de casarse ya tenía el trono.
Aunque si le costó volver estar en sociedad y convivencia, pero su familia estuvo siempre para él.
Después de este reencuentro breve a gran escala de todo lo ocurrido.
Podemos pasar a algo más a futuro, exactamente seis años después de la boda…
Dentro del castillo, los servidores de este lugar, se encuentran atareados como siempre, pero una sonrisa en sus rostros, después de todo, los actuales reyes tienen un gran corazón.
Unos sonidos de unas pezuñas corriendo se oyeron por los pasillos, acompañados de un bramido bastante amistoso.
Y detrás unos pasos, que también se encuentran haciendo la misma acción del corderito, que ya no es tan pequeño, pero tampoco muy grande.
-Espera…- Una voz infantil se escuchó, antes de tropezarse y caer de cara en el suelo –Auch…-
Al escuchar esto, el corderito se detuvo y rápidamente regreso a donde el pequeño niño cayo, inmediatamente empezó a moverlo para ayudarlo a levantarse.
Aspirando un poco por la nariz, reteniendo sus lágrimas, pero fallando, pues por sus zafiros muy similares a los de su padre, las gotas caían.
Sus cabellos rubios claros, largos hasta media espalda, portando unas tikas de color morado oscuro, ropas en tonalidades amarilla, verdes y con el símbolo de la familia real en rojo, usando unos pantalones de color blanco y líneas naranjas, aunque donde la zona de la rodilla lastimada se encuentra una leve abertura y manchas de sangre.
-No… No te preocupes… Kiki…- Limpio sus mejillas, pero su rostro quedo algo rojo por el golpe y una pequeña raspadura en la rodilla –Estoy bien- Sonrió para tratar de calmar al cordero, que le bramaba para ayudarlo y de paso llamar a alguien para que cure la pequeña herida.
Obviamente se podría reconocer el bramido de angustia de ese cordero, o más bien una persona es capaz de reconocerlo donde fuera.
Sobre todo porque si algo malo pasa, es la forma de avisar a Munzel.
Y el corazón del reina, siempre atento ante el llamado de Kiki o el llanto de su hijo.
-¡¡¡KIKI!!! ¡¡¡DEVDAN!!! ¡¡¡¿QUÉ PASA?!!!- No sabríamos bien de donde salió, solo que apareció corriendo apresurado a ver qué ocurría, porque su mejor amigo y el pequeño regalo de la Diosa se encuentra en el suelo, uno bramando y el niño tratando de calmarlo, pues no le gusta preocupar a sus padres.
El cordero de inmediato señalo al pequeño sobre todo en la rodilla indicando que está herido y necesita que lo curen.
Se acercó de inmediato, acariciando la cabeza de Kiki, agradeciéndole el aviso, y rápidamente se inclinó para inspeccionar a su amado hijo -¿Estas bien?- Sonrió, mirando la rodilla del menor.
Editado: 06.09.2024