Jhoath.
Muy pocas veces, me he quedado dormida sin escuchar el despertador, y hoy fue ese día. Ayer me quedé hasta tarde leyendo un nuevo libro de Cleopatra, estaba tan concentrada en ello, que no recordé en poner mi alarma.
Para mi mala suerte, mamá no pudo despertarme, ya que se fue a un congreso en Japón, y Lina se fue temprano a trabajar, y conociendo su costumbre de llegar tarde, debió irse corriendo, sin verificar si me había levantado.
Caminé de manera tranquila a la escuela, tomando un café que compré en una tienda cercana. Sabía que perdería la primera clase, pero no importaba, después de todo, era la clase de Min Ho, ya después me disculparía por la tardanza.
Para aprovechar este tiempo, decidí ir a la biblioteca a buscar un libro que necesitaba, era para la siguiente clase, y olvidé el mío, trayendo el de Cleo. Ella ha creado una historia fantástica, y como sé que este libro no saldrá hasta fin de mes, decidí pedirle una copia, que gustosa me dio.
El vigilante me dejó pasar, consciente de que de vez en cuando llegaba a esta hora, por lo que dirigí mis pasos hacia la biblioteca, recibiendo un mensaje en mi celular, por lo que me detuve para leerlo.
“¿Dónde estás? Hace veinte minutos que te espero” decía el mensaje de JungKook, por lo que me reí.
“Me levanté tarde, y cómo no quiero pasar la vergüenza de ser regañada por Min Ho, decidí ir a la biblioteca a pasar el rato y buscar un libro” le contesté.
“También estoy aquí. Min Ho dijo que no iba a llegar, así que tenemos clase libre”
“Oh, esas son noticias geniales”
“Entonces, te espero aquí, necesito hablarte de algo”
“Vale, voy para allá” contesté, guardando de nuevo el celular.
Hace como unos cinco días que le confesé a JungKook que me gustaba y que él me sorprendió, confesándose también. No esperaba algo así, ni siquiera estaba en mi lista de posibilidades, sin embargo, estoy feliz de que haya sucedido.
Por ahora, hemos estado bien, casi nada es diferente a antes, sólo que ahora, no nos sentimos incómodos cuando estamos cerca del otro, al contrario, parece que esos son nuestros momentos favoritos del día. Cuando todos se enteraron de que salíamos, gritaron, festejaron y celebraron, me sentí como en una copa mundial de futbol o algo así.
Sacudí mi cabeza, sonriendo mientras seguía caminando a la biblioteca, cuando un idiota se me atravesó en el camino, seguido de sus perros falderos, como siempre.
–Hola, Dulzura. ¿Qué haces aquí tan sola? –preguntó Jang Suk con una sonrisa.
–No tengo ninguna obligación para contestarte –respondí, pasando a su lado, pero se volvió a colocar frente a mí.
–¿Qué? ¿Tienes miedo de que la Ratita nos vea juntos?
–Lo dije una vez, pero te lo repetiré: JungKook no es ninguna rata. No tengo miedo de nada de eso, es sólo que detesto hablar con idiotas como tú, que sólo me hacen perder el tiempo.
–Vamos, Dulzura, no te pongas así, yo sólo quiero pasar un momento agradable contigo.
–De nosotros dos, el único que ve esto como agradable, eres tú. Déjame ir, antes de que te golpeé –anuncié, empujándolo para irme, pero él tomó mi mano, acercándome más a él.
–Verte así de ruda, me enciende bastante –aseguró, acorralándome contra el casillero.
Rodé los ojos ante su molesto comentario, tomando su otra mano y haciéndole una llave, ocasionando que me soltará, saliendo de su patético encierro.
–Fue muy estúpido de tu parte hacer eso, sobre todo, cuando sabes que puedo derrotarte en cualquier momento –señalé.
–Esa era la idea, Dulzura –respondió con una sonrisa victoriosa.
Su comentario y el tono de voz que usó, me confundió demasiado, hasta que sentí como tomaban mis brazos por ambos extremos, notando que sus idiotas amigos me estaban inmovilizando contra la pared.
» Caíste en mi trampa, Dulzura –anunció, acercándose a mí.
–Maldito embustero. Tres contra uno es trampa –expresé con molestia.
Sé que podría salir de esto con facilidad, pero desde esa pelea que tuve con esos idiotas, le prometí a mamá no causar más líos, y de verdad, traté de hacerlo, pero ellos no me lo hacen fácil. Ya me veo expulsada de la escuela y del país.