My Angel

Epílogo.

–¿Ya puedo ver? –preguntó Jhoath por tercera vez.

–No, aun no puedes –respondí, mientras seguía guiándola, con mis manos en sus hombros.

–Pero ya quiero ver –se quejó, haciendo un lindo puchero con sus labios, haciéndome reír.

–Lo sé, pero todavía no puedes.

–¿Por qué no?

–Porque es una sorpresa.

–Eso suena divertido.

–Lo va a ser, te lo aseguro –mencioné, notando que habíamos llegado al lugar –. Listo, ya puedes quitarte la venda.

–Genial –respondió ella con una sonrisa, quitándose la venda.

Restregó un poco sus ojos antes de abrirlos por completo, antes de jadear por lo que estaba viendo frente a ella.

–Oh, por Dios. ¿Es verdad lo que estoy viendo? –preguntó.

–Muy real, ángel.

–¡Oh, por Dios! ¡Oh, por Dios! ¡Es hermoso! –chilló con emoción, corriendo hacia el caballo negro que estaba al otro lado del corral –¡Me trajiste a una caballeriza!

–Así es. Hoy aprenderás a montar a caballo, yo te enseñaré.

–¿Tú sabes montar a caballo? –preguntó, acariciando con ternura el hocico del caballo.

–Claro. Ahora es cuando cambian los papeles, yo seré el maestro, tú mi aprendiz.

–¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! –exclamó ella, lanzándose hacia mí, para abrazarme –¡Es el mejor regalo sorpresa! ¡Muchas gracias!

–Mereces eso y mucho más, ángel –murmuré, dándole un beso en la frente –. Ven, vamos a que te pongas el equipo –ella asintió emocionada, dando pequeños saltitos al interior de la caballeriza, acción que me hacia reír.

Han pasado cuatro años desde que se reveló mi identidad como Heredero del Grupo Empire, hace tres meses me gradué de la universidad y Jhoath hace cuatro, yéndose a trabajar a una muy importante editorial del país.

Yo sigo siendo CEO de la empresa junto con Jin, donde hemos engrandecido más el renombre y fama de la empresa y del grupo que hemos heredado. Me dediqué a trabajar duro durante estos años, y con ayuda de Min Ho, hemos creado nuevos proyectos de los que hoy nos sentimos orgullosos.

Mi relación con Jhoath se ha fortalecido mucho más con el paso el tiempo. Cada día que pasa, me enamoró más de ella, agradeciendo que haya aparecido en mi vida para salvarme y guiarme, para hacerme sentir el verdadero amor. Verla sonreír como ahora, me hace sentir dichoso, porque sé que soy el causante de esa sonrisa, así como ella lo es de la mía.

–Oh, esto es tan genial –afirmó Jhoath, mientras montaba el caballo y yo jalaba las riendas, para guiarla de un modo seguro.

–Me alegra mucho que te gusté –contesté, deteniéndonos.

–¿Eh? ¿Por qué nos detenemos? –preguntó confundida.

–Quiero llevarte a un lugar –respondí, montando el caballo, dejándola a ella frente a mí.

–Había visto esto en las películas, pero no pensé que fuera posible.

–Puede hacerse –murmuré, besando su mejilla y echando a correr al caballo.

Jhoath dio un ligero grito, pero luego comenzó a reír, divirtiéndose como sólo ella sabía hacerlo. Al llegar al lugar, detuve al caballo, bajando de este, ayudando a Jhoath a bajar, tomándola de la cintura.

–Oye, yo conozco este lugar –comentó, acercándose a un árbol cercano –. Aquí vinimos a pasar nuestro primer aniversario de novios, un día como hoy, hace cuatro años.

–Así es, aquí fue. Me sorprende un poco que lo reconocieras, esa vez, no había tantas flores como ahora.

–El árbol es el mismo, así que no hay tanto problema. ¿Volveremos a pasar aquí este día? Porque no traje nada de comer.

–No necesitamos comida para hacer de este día, algo más especial.

–¿Mas especial? ¿A qué te refieres con eso?

–Hace cuatro años, te pedí que fueras mi novia con una canción y una pregunta, lo hice después de saber que estaba enamorado de ti. Claro, tenía días planeando todo, pero debido a ciertas circunstancias, tuve que posponer todo el plan.




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