My Ángel

Capítulo 14

El día siguiente comenzó con el mismo aire cargado de intriga. Al llegar a la escuela, Fabiola notó que la atmósfera seguía siendo densa, como si los murmullos de los días anteriores no se hubieran disipado. En el pasillo, vio a los chicos nuevos, Nathan y el otro chico, caminando como si estuvieran completamente ajenos al alboroto que causaban.

Jisso apareció junto a Fabiola con su sonrisa característica, mientras ambas caminaban hacia el aula.

—¿Vas a hablar con alguno de ellos hoy? —preguntó Jisso, observando a los chicos con curiosidad.

Fabiola dudó. La sensación de incomodidad seguía presente, especialmente con el chico callado, aquel que la había mirado fijamente el día anterior. Decidió tomar distancia y no pensar más en ellos.

Sin embargo, cuando se acomodaron en clase, notó que el chico de la ventana se había sentado a unos pocos asientos de ella. Su presencia, distante y enigmática, provocaba una sensación extraña en Fabiola. Sentía como si pudiera descubrir algo más si tan solo lograra acercarse un poco.

El día transcurrió con normalidad, aunque Fabiola no podía quitarse la imagen del chico de la ventana de la cabeza. Cuando llegó el recreo, decidió alejarse del bullicio y se dirigió al jardín trasero. Allí lo encontró, sentado bajo su árbol habitual, observando el cielo como si estuviera completamente desconectado de todo lo demás.

Fabiola vaciló por un momento, pero la curiosidad pudo más. Se acercó lentamente.

—Hola —saludó con voz baja.

El chico levantó la vista, sorprendido al principio, pero luego esbozó una pequeña sonrisa.

—Hola —respondió suavemente.

Fabiola se sintió algo incómoda, pero intentó mantener la conversación.

—Solo quería agradecerte... por el día de ayer, cuando llegué tarde —dijo, sintiendo cómo se enrojecía ligeramente.

El chico la miró un momento, como si evaluara sus palabras.

—No es nada, no tienes que agradecerme —respondió con calma.

De repente, la figura de Nathan apareció en la esquina del jardín, llamando al chico.

—¡Vamos, ya es hora de que te vayas! —dijo Jimin con un tono que parecía divertido.

El chico asintió y se levantó, dirigiendo una última mirada a Fabiola.

—Nos vemos, Fabiola —dijo antes de alejarse.

Fabiola observó cómo se iban juntos, un poco confundida, pero sin poder dejar de pensar en la conexión fugaz que había sentido en ese breve encuentro.

ba de dar el primer paso hacia algo que cambiaría su vida para siempre.




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