7:08 AM
En una brillante y cálida mañana, un apuesto joven bajaba del auto con un niño pequeño llorando en sus brazos.
- Vamos, Índigo - dijo el atractivo chico mientras le dejaba un beso en su cabecita azulada - papi estará contigo.
- Ño quielo entlal - respondió Índigo mientras abrazaba aún más fuerte a su padre.
- Yo estaré contigo - dijo con voz calmada - nada te sucederá.
- ¿Por qué llora? - preguntó un niño de voz alegre mientras miraba atentamente a Índigo. Mew bajó su cabeza y se encontró con un niño de cabellos negros y ojos del mismo color, pero estos eran brillantes.
- Sólo está asustado, Matthew- respondió Mew con una sonrisa agachándose hasta su altura.
- ¿Por qué? - preguntó aún con mayor curiosidad.
- Es su primera vez aquí - respondió Mew tranquilo.
- Oohhh - respondió Matthew alargando la o. El niño con confianza se acerca y con su manita le acaricia el cabello a Índigo, él niño al sentir la acaricia, se volteó para ver de donde provenía - no llores bebé - dijo Matthew tranquilamente con una sonrisa - yo te protegeré - el pequeño no sabía lo que sucedía, así que miró a su papá en busca de alguna respuesta.
- Él quiere ser tú amigo - le dijo Mew con una sonrisa - ¿quieres ser su amigo? - preguntó. Índigo comprendió eso y miró a Matthew atentamente, los ojos azules de Índigo gritaban inocencia para Matthew, que por un momento sintió que él debía proteger esa inocencia, y de repente en su estómago, sintió unas mariposas causando que Matthew se pusiera nervioso, en cambio Índigo aún no respondía a la pregunta de su papá, pero también comenzó a sentirse bien al estar en la mirada de aquel niño. Mew no podía resistirse a esta escena, tenía un presentimiento de que una bonita hermandad podría surgir de ambos.
- ¡Niños! - llamó una mujer de voz dulce - es hora de despedirse de sus padres - los padres al oír esto, comenzaron a despedirse, algunas madres besaban a sus hijos, otros padres los abrazaba y otros niños comenzaban a llorar.
- Matthew - dijo una mujer cansada llegando a donde están Mew, Índigo y su hijo - ¿porqué no me dijistes que aquí ibas a estar?, te estuve buscando por todos lados.
- Es que el bebé no dejaba de llorar - respondió Matthew señalando a Índigo, su mamá, una mujer rubia y flaca miró a dónde señalaba su hijo.
- Pero cariño - dijo su mamá tranquilamente- él no es un bebé.
- Es un bebé - respondió testarudamente Matthew - estaba llorando - dijo inflando sus mejillas.
- Disculpe las molestias - se disculpó la mamá de Matthew - usted sabe cómo son los niños.
- Comprendo - respondió Mew con una sonrisa.
- Vente Matthew - le dijo su mamá mientras lo tomaba de la mano, pero Matthew se zafó, él no quería entrar con su mamá, él quería entrar con ese bebé que le hizo sentir mariposas en su estómago, él quería entrar con su bebé.
- Entra conmigo - le dijo Matthew a Índigo con una sonrisa mientras le estrechaba su mano, el niño poco convencido y mirando a su papá, le dio su mano, el toque de ambas manos produjo que una corriente eléctrica les recorriera, ambos niños tomados de la mano llegaron a la puerta del preescolar.
- ¡Oh!, Matthew - respondió alegremente una profesora mientras baja para ponerse a su altura - ¿es tu hermano? - preguntó curiosa.
- ¡No! - respondió Matthew gritando.
- Entonces ¿quién es? - volvió a preguntar la maestra.
- Es un bebé - respondió Matthew alegre - es mi bebé - la profesora y Índigo se sintieron confundidos, tanto es la confusión de Índigo que miró a su papá y este le devolvió la mirada con una sonrisa.
- ¡Matthew! - gritó su mamá - ¿no piensas en despedirte de mí? - preguntó algo molesta y dolida. Matthew soltó la mano de Índigo y fue corriendo dónde su mamá y la abrazó - te recogeré más tarde - dijo dándole un beso en su cabeza.
- ¿Me lo puedo llevar? - preguntó Matthew mientras señalaba a Índigo.
- Él tiene a su papá y a su familia - respondió su mamá enternecida.
- Pero es mi bebé - respondió Matthew triste y haciendo pucheros, la mamá no respondió, en cambio, le sonrió, pues conocía muy bien a su hijo y sabía que su pequeño se había enamorado.
- Te amo hijo - dijo su mamá.
- Yo también te amo mami - respondió Matthew con una sonrisa, dicho eso el niño volvió a donde estaba Índigo y su papá, y le volvió a agarrar su mano.
- Matthew, no puedes acompañarlo - dijo Mew tranquilamente.
- Pero, ¿y si se pierde? - preguntó Matthew triste.
- Yo estaré con él - respondió Mew con una sonrisa - aparte se verán en el receso.
- Bueno - respondió Matthew un poco triste.
- Despídete de Matthew, Índigo - le dijo Mew a su hijo.
- agio - dijo Índigo soltándose de su agarre. Matthew al escuchar hablar al pequeño, se sintió hechizado en ese momento, no podía reaccionar, ni tampoco respirar.
- Matthew - llamó su profesora sacando del hechizo al niño - tienes que entrar al salón - Matthew reaccionó y en vez de entrar al aula, salió corriendo donde estaba Índigo y lo detuvo y con mucho cuidado le dio un beso en la mejilla y se fue corriendo a su salón. Índigo no podía reaccionar, se quedó paralizado, y un sonrojo se hizo presente enterneciendo a Mew, es el primer día de su hijo en el preescolar y ya tenía pretendiente o eso pensó él.
- Api - llamó Índigo para que lo cargara. Al tenerlo en brazos, Mew pudo darse cuenta que Índigo se había escondido y que su corazón estaba acelerado, el joven no podía dejar de sentirse enternecido, él conocía perfectamente a ambos niños, sabía que Matthew es extrovertido, pero nunca le llegó a ver esa actitud en él, capaz y él se estaba imaginando historias en su cabeza, y solamente Matthew lo acogió como un pequeño hermano por verle llorar, aunque nunca vió a su hijo ponerse rojo por un beso, algo extraño sucedía con estos dos niños y él lo averiguaría.